Aquella mañana fue soleada, los pájaros cantaban como cada mañana, dando la bienvenida al sol.
Jungkook había conciliado el sueño algunas horas antes, lo cual significaba que no había podido dormir en toda la noche, el pensar que su padre le enviaría a un lugar que no había visto en su vida le ponía triste y de muy mal humor. Suspiró y se movió, su vista cayó en la puerta de su habitación, la cuál estaba cerrada y con seguro, su padre había tomado ciertas precauciones una noche antes. Tomo aire y luego lo boto, se movió nuevamente y está vez su vista cayó en el techo de su habitación, la cuál era totalmente blanca. Quiso hacer un berrinche, comenzar a llorar y gritarle a su padre que iría a la universidad y estudiaría lo que él quisiera, pero no, su obediencia era más.
A los pocos segundos escucho como comenzaron a quitar el seguro de la puerta, se trago todo su enojo y tristeza, esperando a que esta sea abierta.
—Tienes una hora Jungkook, te esperamos abajo.
—Si, papá.
Mark se fue, dejando a Jungkook completamente solo y con miles de preguntas en su cabeza. Suspiró y se sentó en su cama, paso la palma de sus manos sobre su rostro para así quitar un poco del sueño que tenía. Tomo aire y asintió, estaba listo mental y físicamente. Quitó la sábana que lo cubria y se paró, fue al baño que tenía en su habitación, tomo una ducha, se rasuró la poca barba que tenía , salió, se vistió y alistó su maleta. Desde el umbral de su habitación miro por última vez está y se fue. Bajo rápidamente hacia la primera planta y a los segundos comenzó a escuchar la bocina de un auto ser tocada.
—¡Ya voy!.
Grito. Miro la sala, la cocina, el pasillo, observó toda su casa, estaba melancólico pero ¿que podía hacer?. Suspiró y cogió su maleta para después salir de aquella casa, su madre ya se encontraba dentro del auto y su padre lo esperaba afuera, en cuanto llegó al auto metió la maleta en la parte trasera del auto y subió a este, su padre arranco y en cuanto se alejo de la que fue su casa por años, sintió como un nudo se formaba en su garganta, guardando toda aquella tristeza.
Por otro lado, la mamá de Jungkook observaba el paisaje a través de la ventana del auto, apretando las correas de su bolso color salmón. Se encontraba entre la espada y pared: la pared era su hijo, al cual quería y daría todo por él, y la espada...ese era su esposo, el cual no dudaría en matarla si no obedecía cada una de sus peticiones. Tomo aire y se controló, le habían criado para que siguiera al pie de la letra las palabras de esposo, pero, luego de ver nacer a su pequeño y tenerlo en sus brazos, aquellas reglas habían sido sacadas de su cabeza.
Nego, debía de tomar compostura y hacer lo que Mark le decía, si, eso debía de hacer. Su esposo hacia las cosas por el bien de su hijo, para que esté no cometa ninguna locura o hiciera algo de lo cual se arrepentiría.
Por otro lado, Mark se encontraba en un completo dilema, apretó con fuerza el volante y vio las dos calles que le llevarían a diferentes lugares, tomo aire y lo pensó...Quizá no había nada de malo en que su hijo quiera cumplir sus sueños, pero aquel temor de que hiciera algo malo le carcomía la mente. Tomo el camino de lado izquierdo, el cual los llevaría a la universidad.
Tanto Jungkook como su esposa se sorprendieron, pero no dijeron nada, quizá Mark se había confundido.
Pasaron algunos minutos y cada vez se iban acercando más a la universidad, Somi miro a su esposo, pidiendo alguna explicación con la mirada, pero Mark continuaba con la mirada en el camino.
—Papá, este no es el camino al seminario.
—Lo sé.
—Papá...
ESTÁS LEYENDO
Extraterrestrial |K.V|
Altele¿Que harías si alguien llegara a tu vida y la da un giro se trescientos sesenta grados?. Hace que pierdas la noción del tiempo y que dudes de todo aquello que creías que era real.