El mundo de la cultivación se encontraba en una sangrienta guerra, todas las sectas, tanto grandes como pequeñas, contra un enemigo en común siendo las que realmente estaban de su lado no más que peones o títeres, algunos con el mismo pensamiento errado que ellos, otros engañados con promesas vacías e historias falsas, y los últimos amenazados; cuyo único deseo era volver a su hogar con las personas que amaban.
Los grandes líderes de las poderosas sectas alzaron sus armas, guiando a su ejército con decisión, con discursos y poderosos movimientos que llenaban de coraje los corazones y elevaban el espíritu de los que bajo su mando estaban.
Pero como en todo conflicto siempre hay un grupo que pretende estar en contra de sus aliados y mueve los hilos desde las sombras, basta decir que ese grupo no era una minoría.
– ¡Esta vez no podrás escapar Patriarca YíLíng! – Rugió el líder de la secta Niè, elevando su sable amenazante.
El mencionado Patriarca YíLíng ni siquiera se inmutó por la conmoción causada por los gritos, permanecía sentado en el trono de su hogar agitando con pereza un pequeño plato lleno de licor, como si tuviera todo el tiempo del mundo y no hubiera un ejército de cultivadores buscando cortar su cabeza.
Casi parecía cómico, poéticamente irónico, aquellas personas que alguna vez tanto lo alabaron y lo proclamaron como la esperanza del mundo se volvieron en su contra alimentados por las falacias producidas por sus propios egos; delirios de paranoia y ambición.Bebió con extrema calma el contenido del plato ante la mirada expectante de los cultivadores, entre ellos encontró varios rostros conocidos, tanto para su alegría como para su disgusto. Soltó un suspiro de satisfacción una vez bebió por completo el licor.
Wèi WúXiàn les dedicó una sonrisa, y hablándoles como si de viejos amigos se tratasen, causando risas internas e indignación a partes iguales a aquellos quienes se encontraban en el Gran Salón. – Ciertamente, nada puede compararse a La Sonrisa del Emperador. –
Los cultivadores allí presentes apretaron sus espadas hasta que venas azules resaltaron en sus brazos.
– ¡TÚ! – Exclamó con clara indignación rostro joven y desconocido. – ¿Crees que esto es un juego? ¡Hemos venido a matarte! ¡Ninguno de tus sucios trucos te salvará esta vez! –
El joven alzó con orgullo su espada y Wèi WúXiàn no pudo evitar admirar la palpable determinación que se vertía en cada palabra. Las palabras animaron a los cultivadores a su alrededor, algunas frases salieron de la boca de los más atrevidos, acompañando las del primero.No más que un niño que recibió su primera espada creyéndose un general.
Pero Wèi Yīng podía comprenderlo, después de todo él también fue alguna vez un niño estúpido e ingenuo que pensaba tener todo el poder del mundo en sus manos.
– ¡Oh! ¡Claro que no! ¿Cómo se atrevería un hereje como yo a insultar a tan dignos y grandes cultivadores? – Su tono sarcástico y la manera tan relajada en la que se acomodaba en su trono dejaba clara su burla. – Esto se ha vuelto tan aburrido y tedioso... Paso tanto tiempo con ustedes y, naturalmente, tengo el deseo de sincerarme... –
Un cultivador de la secta Jiāng escupió. – ¿Crees que somos cercanos? ¿Acaso la cultivación demoniaca lo dejó mal de la cabeza? –
Wèi WúXiàn levantó una de sus cejas.
– Puede que se me hayan caído un par de tejas pero sigo bastante cuerdo... – Suspiró. – Es algo triste... Vienen a visitarme tan seguido que pensé que habíamos formado un vínculo. –

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El guardián
FanfictionEl mundo de la cultivación esta en una sangrienta guerra desde hace años. Buscan la cabeza de un hombre. Él solo quiere seguir con su vida. ¿Acaso no pueden dejarlo en paz? ¿No pueden entender que no todos tienen sus ojos en el poder? ¿Qué no todos...