Capítulo 2: Dulces recuerdos de la infancia - Parte 3:La serendepia de Lán Zhàn

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Wèi Yīng conoció a Lán Zhàn en una fría tarde de invierno.

Lo recuerda muy bien. Su Yú A-Yí había estado llorando mucho esa semana, decía que estaba bien aunque tenía los ojos rojos y ojeras debajo de ellos.

Yú ZǐYuān es fuerte pero a veces simplemente le es complicado no derrumbarse. Jiāng Chéng le trae flores que arranca del jardín, shìjiě la abrazaba mucho y trenza su cabello.

Y Wèi Yīng le llevó lombrices, se había enojado con él pero al menos ya no estaba triste.

Jiāng-shūshu también estaba desanimado, sombrío y sus sonrisas se veían apretadas y forzadas. Cuando Wèi Yīng le preguntó porque no lloraba si estaba triste Jiāng-shūshu respondió: "soy el hombre de la casa Wèi Yīng, no debo llorar". Jiāng Chéng lo señaló como mentiroso y contó que Madame Jīn le dijo que una vez lo encontró en una taberna y que lloró más que un bebé.

Jiāng FēngMián iba a decir algo pero al abrir la boca recordó que estaba desesperado porque había sido un idiota con Yú ZǐYuān y se había dado cuenta de que le gustaba mucho y no encontraba la forma de que lo perdonara porque ahora ella lo rechazaba.

Nunca más confiaría en Yín MěiFèng.

Yú ZǐYuān asistió al funeral en representación de la secta Jiāng, junto a JīnZhū y YínZhū. Las tres vestidas con túnicas blancas ceremoniales, cuyos únicos colores eran el lirio púrpura, la rama de lilas y la rama violetas respectivamente cada una de sus espaldas, diademas, botas, cinturones y espadas ornamentales, todas blancas. Luciendo fuertes e imponentes, listas para ir a una batalla pero a la vez derrotadas y abatidas por el dolor de la pena.

Ellos también fueron vestidos de blanco, Jīn-fūrén también asistió, solo que con una orquídea amarilla en su lugar, su expresión usualmente encantadora, afilada y altiva estaba completamente decaída ese día.

A Wèi Yīng no le gustaba el ambiente sombrío de ese lugar, ni como miraban al niño cuya mamá se fue. Justo como a él cuando vivía en el callejón, con burla o asco, y a veces con una lástima condescendiente.

Después de un rato quería ir al baño pero no quería molestar a A-Yí ni a Jīn-fūrén, aprovechando lo escurridizo y pequeño que era salió por la puerta trasera sin que nadie se diera cuenta.

Escabullirse es muy útil, sobre todo cuando tienes que huir de los perros o de vendedores enojados.

Caminando divisó a un pequeño pájaro, redondo y pachoncito. El plumaje de su espalda era grisáceo con su pecho naranja. Su pico corto y sus ojos redondos y relucientes rodeados por una línea blanca llamaron la atención de Wèi Yīng, nunca había visto ese pájaro, sonrió con emoción y sus ojos brillaron. — ¡Hola señor pájaro! —

El pájaro piaba bonito y era muy lindo por lo que cuando comenzó a volar, moviéndose entre las ramas desnudas de los árboles Wèi Yīng lo siguió, olvidando sus ganas de ir al baño.

Lo siguió unos minutos hasta que el pájaro bajó del árbol, dio unos cuantos pasos del lugar donde aterrizó dejando unas huellas diminutas en la nieve. Al pequeño le pareció divertido como caminaba así que empezó a imitarlo.

El pajarito naranja arrancó una rama con bayas y volvió a las ramas altas.

– ¿Ya te vas? – Wèi Yīng sacudió su mano para despedirse. – ¡Adiós! –

Y cuando se dio la vuelta para regresar a la casita y se vio rodeado de arboles cubiertos por nieve blanca se dio cuenta de que estaba perdido.

El lugar estaba alejado de la residencia principal, oculta detrás de las montañas con un único camino, desprovisto de nieve que los llevaba allá.

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