El guardián

Capítulo 1: Despertar - Segunda parte: Atacar

— ¿¡CÓMO PUDISTE HACER ESO!? ¡FUÉ UNA.... No... ¡FUÉ LA MAYOR ESTUPIDEZ DEL MUNDO! ¿EN QUÉ ESTABAS PENSANDO! — El líder de secta le reclamó a su hermana mayor para después sobarse la sien pero el sentimiento de histeria estaba tan enraizado en sus entrañas que no lograba calmarlo por más que ventilara sus sentimientos. — ¿Acaso querías dejar a LánLíng sin su joven Madame? —
Jiāng YànLí, recién salida . — ¡No!—
Jiāng Chéng. — ¿Querías dejarme solo? ¡¿Querías dejar a Jīn Líng sin madre?! —

— ¡YA CÁLLATE JIĀNG CHÉNG ! — Las veces que su hermana había alzado la voz podían contarse con un dedo, Jiāng YànLí no era de responder, siendo alguien cuya forma de manejarse por la vida era suave como el agua que fluye en un arroyo; respondiendo a los reclamos de manera ingeniosa y buscando soluciones precisas para mantener las situaciones estables, pero ella ya estaba cansada de ser la que mantuviera la calma.

Ni siquiera en sus peores momentos, mucho menos gritando su nombre de nacimiento.

Jiāng YànLí. — ¡¿QUÉ QUERÍAS QUE HICIERA?! ¡LO ARRUINÉ TODO! ¡YA LO SÉ! —

Jiāng Chéng estupefacto observaba a Jiāng YànLí tratando de ahogar sus sollozos mientras mecía suavemente a su bebé Jīn Líng, que había comenzado a fruncir el ceño ante el alboroto., bajo el volumen de su voz pero su tono seguía siendo de reclamo. — Se sentía tan real... Tenía que hacerlo... No podía... No podía permitir que les hicieran daño... Mi A-Xūan dio su vida por A-Xiàn ¡No podía permitir que su sacrificio fuera en vano! Que lo masacraran. — Lloriqueó, el delirio, las voces y las sensaciones oscuras seguían vívidas y a la vez difusas en su mente. – Nuestros shidis, mayores y maestros... Mamá... Papá... JīnZhū y YínZhū... Todos ellos. —

"Solo asi vas podrás salvarlos".

El hablar era más difícil a medida que el nudo en su garganta era cada vez mayor, como si se ahogara con cada palabra que salía de su boca. — Ellos dieron su vida para salvarnos... ¡No podía permitir que fuera en vano! Se supone... Gente indefensa... Tú y mi bebé, mi A-Líng ¿Quién soy si no protejo a mi hijo y a mi hermano? Ellos los... — Acarició la regordeta mejilla de su bebito mientras sus lágrimas caían, estaba delirando otra vez.

Su esposo siendo atravesado hasta ser hecho pedazos, las cenizas de su hogar siendo pisoteadas, personas corriendo despavoridas mientras eran calcinadas, Jiāng Chéng cayendo de rodillas mientras un río de sangre brotaba de su garganta para posteriormente ser partido a la mitad, Wèi Yīng soltando alaridos dolorosos mientras era devorado vivo, los fantasmas de su gente deformados por el dolor. Y su bebé, su pequeño A-Líng siendo retorcido cual muñeco de madera y destripado mientras lloraba desesperado por ella. 

"Solo tu vida podrá salvarlos".

Fue demasiado estúpida y sabía que no tenía excusa. Por su culpa A-Xiàn fue herido.

Jiāng Chéng suspiró, sintiéndose culpable por haber sido tan duro. — A-Jiě. — Besó su frente y la abrazó con cuidado, tratando de reprimir el temblor en sus manos. — Lo siento, quien sea que haya sido quería que murieras... — Su hermana mayor estaba tan sumida en la locura que ni siquiera la puñalada en su estómago la detuvo una vez despertó, gritando sin sentidos con una expresión dolorosa, tuvo que ser puesta en un estado de inconsciencia para después ser sometida a un ritual de purificación. Podía darse una idea de lo espantosas de sus visiones por el tortuoso proceso de la purificación donde tuvo que ser inmovilizada, gritando cosas espantosas mientras se retorcía y algunos de los sin sentidos que murmuraba a veces cuando su mirada se perdía en la nada.

Para bien o para mal las circunstancias en las que se encontraban hacían que el incidente fuera menos sospechoso: su frágil estado mental debido a la pérdida de su esposo, el posparto y la enorme cantidad de energía resentida a la que has estado expuesta por convivir con Wèi Yīng. — Enfócate en recuperarte, Jīn Líng necesita a su madre, hablaré con Jīn-fūrén. —