Un Amor Mágico

Vl Parte: La historia de Néraides

Ahora lo entendía todo, la historia que el rey me contó fue la parte que mi difunto padre se le olvidó contarme. Mi padre, Alberto Weber, fue un provinciano que "luchó" contra su misma gente con tal de proteger a las Hadas.

Hace tres décadas, cuando mi padre tenía veinte años conoció a Félix Dimou, el padre de Calíope. Se conocieron en el bosque, y se volvieron los mejores amigos desde el primer momento, pero nadie sabía de su amistad. Aunque Félix ya fuera rey, estaba contra las reglas acercarse a un humano, ni el mismísimo rey podía romper dicha regla. Pero aquella amistad inocente traería la guerra entre los hombres y las Hadas. Félix y mi padre fueron vistos por otro humano, el cual los siguió y dio con la entrada al reino Néraides, difundió la noticia a todo el pueblo y una noche de invierno, los pueblerinos desataron una guerra queriendo llevarse todo el oro que las Hadas poseían.

Mi padre los defendió. Porque sabía que las Hadas no querían hacerle daño a nadie, ¿así que por qué pelear contra inocentes? El habló con nuestra gente, les pidió que se marcharan, que nada de eso valía la pena. Aceptaron a regañadientes, pero el rey tenía que proteger a su reino, su mundo no podía ser revelado para nadie, porque, aunque hubiera personas buenas como mi padre, siempre iba a ver alguien malo que quisiera acabar con ellos.

Y fue ahí que por primera y última vez el rey acudió a la magia. Un hechizo para que los pueblerinos olvidaran todo lo que había pasado en las últimas 48 horas. Y lo hizo, pero también tenía que hacerlo con mi padre, pero él quería recordar a su mejor amigo toda la vida, y el rey Félix tampoco quería que mi padre lo olvidara, así que no borró su memoria, pero tenían que alejarse, ambos quedarse en su mundo, para que así no volviera a pasar un acontecimiento como aquel.

El rey Félix lloró al decir estas palabras: "Alberto siempre será mi mejor amigo. Lo fue en esta vida, y también lo será en la otra."