Una carta era alabada por el joven japonés, rodeado en toneladas de hojas rotas, hojas arrugadas y hojas desperdiciadas por lágrimas. Luego de toda una noche, Ōgai había finalizado su poema. Cabe aclarar que; el pelinegro no se especializan en ése ámbito, pero tenía demasiado en su pecho para describirlo con simples acciones, estaba frustrado y la palabra no era suficiente para describir la cantidad de sentimientos que el chico sentía.
Mil palabras, eran las contadas en ese pedazo de papel, contenía amor, emociones, brillos. Contenía el orgullo, el ego y el narcisismo de él, por primera vez quizá, él se sentía en el mismísimo altar de la misericordia, se sentía apasionado por algo. ¿Era tanta su soledad? La comisura inferior de su labio se elevó dejándose ver una tenue sonrisa, era tímida, una sonrisa sencilla. ¿Qué más? Llevaba puesto su pijama de rayas, encima de su cama, el escritorio seguía ocupado por cientos de papeles y un par de plumas desgastadas, le llevó toda una noche poder descifrar palabras para tal situación. Suspiró, resguardando con demasiado cariño el sobre rojo, su cuerpo cayó para atrás impactando sobre las finas sábanas blancas. Ahora todo estaba revuelto en esa habitación, y no sólo su estómago.
Aún seguía con ciertas dudas de que si hacia lo correcto. Estaba consciente de tener un problema con la obsesión ─ cosa muy lejana a el amor ─ pero esta vez estaba seguro de que no era así, eso no descartaba el miedo e inseguridad que le generaba ser rechazado o peor aún, humillado por su amado.
Aunque... El peliblanco, ¿Era capaz de humillarlo? Pese a su personalidad seca y seria, era alguien bondadoso e inteligente, Mori se había fijado en cada detalle y eso lo volvía loco, muy amable para él, aún recuerda y repite en su cabeza las veces que... ¡No! Ōgai sacudió su rostro con leve tono carmesí en sus pómulos, sobrepensaba, no quería obsesionarse, se supone que ya había superado la dependencia emocional hacia otros. Otro suspiro salió de su boca, acompañado de un bostezo corto. La mañana se acercaba, y era notable con la luz cálida ingresando por la ventana, chocando justo sobre sus pies vestidos de calcetas, el cosquilleo generado por el calor era sensacional.Tenía una hora para dormir antes de que el timbre sonará para el ingreso de clases, su compañera de habitación no suele espantarse con la diaria imagen física cansada del pelinegro, Kouyou era bastante racional al respecto, aunque también ignorante, lo que pasaba con su amigo alias compañero no era de su incumbencia. Tráele un chisme y quizás se contradice la última oración.
Los párpados le pesaban cada vez más, antes de acurrucarse entre las mantas, dejó la carta a un lado sobre la mesita de luz, ya por fin apoyando la mitad de su rostro sobre la suave almohada y dejando que el oscuro color invadiera su visión gracias al sueño.(...)
La mañana podía considerarse tranquila, bien llegó dos minutos tarde, el profesor lo dejó pasar por alto y precedió con la clase, claro que el pequeño regaño no afectó en nada al chico, estaba sentado en último lugar, alrededor lo acompañaban algunos de su clase y otros mezclados que desconocía, no le importaba. Frente a él, luego de otros tres compañeros más, estaba el peliblanco con suéter verde claro, sentado junto a otro peliblanco de remera ajustada. Ambos eran un dúo deportista, llamaban demasiado la atención.
El timbre tocó, siendo esa la última clase de la mañana. Junto a él se encontraba la pelirroja y un plateado con gafas, ambos eran más altos que Mori y le daba cierta vergüenza. Kouyou se la pasaba molestando a Hirotsu con sus nuevas gafas, mientras que el último mencionado asentía calmado contra los insultos de la chica, eran un trío muy destructivo, principalmente con Mori entre ellos. Los tres sabían de los rumores y las críticas que se les venía, pero los ignoraban perfectamente, la preparatoria tampoco puede hacer mucho siendo alumnos con las calificaciones más altas, mantenían la reputación muy en alto. Tanto Kouyou como Ōgai, chantajeaban constantemente a los directivos evitándose así ser sancionados o expulsados por constantes peleas ocasionadas por su ingenio.
─ Huuh. Tierra llamando a Rintaro, pareces babear cada vez que lo ves. ¿Tanto te atrae ese tipo? Qué gay. ─ la mujer jugueteó con su largo cabello, los tres estaban en una esquina, Kouyou sobresalía por el pasillo, Hirotsu se apoyaba sobre la columna ignorando a sus dos amigos y Mori estaba sentado sobre el barandal del muro que evitaba caerse hacia el patio. A penas esas palabras llegaron a los oídos del pelinegro, negó con la cabeza nervioso, perfectamente ocultado a vistas de otros, pero era su mejor amiga y confidente, ella respondió con una carcajada asustando al peli plateado.
─ ¿Y la carta? Asumo que estás cansado por haberte exprimido en ese papel.
Hirotsu interrumpió, su voz era serena, pero de aquella voz salían mentiras y manipulaciones muy fuertes también.
─ oh, sí. La tengo en mi bolsillo, no sé cómo dársela. Si es directo se dará cuenta que soy yo, ¿Debería dejársela en su casillero? ─ una sonrisa se figuro en su expresión neutra ─ robaría su tarea también, no la he hecho.
─ va a pasar por aquí, tórtolo. No actúes como un idiota.
Y tal como su amiga indicó, Fukuzawa junto a Fukuchi saludaron al grupo de tres, ellos tenían una alianza bastante reconocida en el instituto, se tiene entendido entre los rumores de que Fukuchi intentó tener relaciones con su amiga, pero la joven nunca ha desinformado sobre su lesbianismo. Fukuzawa tenía una conexión más apartada con Mori, en varias situaciones se habían cruzado y por coincidencia, se consideraban amigos entre sí, pero lo que el albino no notaba era esa necesidad de cambiar sobre el pelinegro.
─ Mori-san. Me gustaría sentarme contigo en física, eres el único que conozco de esa clase. ¿Estará bien...?
─ ¡Por supuesto!~ te usaré de almohada para dormir, detesto la física.
─ hah. Bien, entonces nos vemos luego, no se metan en líos.
Fue lo último pronunciado por el más alto antes de ser arrastrado otra vez por su amigo, ya una vez el contrario los perdió de vista, se desinfló con un chillido sobre el hombro de su mejor amigo. Hirotsu elevó una ceja, con una sonrisa dibujada en su rostro. La chica con flequillo volvió a reír, pero esta vez de forma más delicada.
─ ¿Esto se podría considerar como una cita por su parte? Además, ¿Quién se cree regañandonos y dem-
─ cállate, aún su voz sigue sonando en mi cabeza, lo arruinas... Maldición, ya perdí el párrafo.
Se alejó de su amigo, la compostura le volvió, pero el calor en su rostro seguía presente.
Rápidamente debía dejar esa carta, no le importaba que su identidad no fuera dada, él necesitaba que leyera lo que siente, aunque sea rechazado.
Dejó detrás a sus amigos, quienes iban en dirección contraria para clases de inglés, lastimosamente no compartían el mismo horario siempre. Pasó por los casilleros, y en un descuido por los profesores cerca de él, ingreso el fino material de papel entre los respiraderos del casillero.
Ahora, debía actuar como si esa carta no fuera suya. Actuar se le daba muy bien, pero no quería mentir sobre lo que sentía, si Fukuzawa le preguntaba, seria honesto.En un amorío, jamás se miente, ¿No es así?
Pero el error más grande de Mori, es pensar que es un amorío.
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polos ✧
Fanfiction𝗜𝗡𝗧𝗥𝗢𝗗𝗨𝗖𝗖𝗜𝗢𝗡 ─ ּ ֗ ִ ۪ ⊹ Mori Ogai y Fukuzawa Yukichi se conocieron como compañeros de curso, Mori fue el primero en echar un ojo sobre Fukuzawa, pero el contrario no miraba de la misma manera al pelinegro. ¿cómo haría Mori par...