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El pecho de Sadie ardía, se sentía como si le estuvieran clavando un hierro caliente en la mitad del corazón, Millie estaba inconsciente en el piso y Sadie no podía hacer nada

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El pecho de Sadie ardía, se sentía como si le estuvieran clavando un hierro caliente en la mitad del corazón, Millie estaba inconsciente en el piso y Sadie no podía hacer nada.

Víctima de la desesperación empezó que tirar cosas, una lámpara fue a dar contra la puerta haciéndose pedazos, la puerta se abría y se cerraba. Sadie tardó un momento en comprender que estaba moviendo todo sin necesidad de tocarlo. Todo menos Millie.

Necesitaba que Kelly la escuchara, necesitaba salvar a Millie.

—¡¿Qué mierda estas haciendo, Millie?! ¡Cállate ya! —escucho a Kelly gritar desde el piso de abajo y la furia se apoderó de ella, la puerta salió de las bisagras, cayendo estridentemente.

Escucho las fuertes pisadas de Kelly subiendo las escaleras, podía jurar que olía a alcohol—. Si esta es una más de tus locuras, Millie Bobby Brown, te voy a acabar.

Los ojos de la mujer se desorbitaron al ver la puerta caída, paso por encima y por supuesto que no vio a Sadie, pero las cosas se movían de un lado a otro sin parar.

—¿Millie? —pregunto más bajo, entro temerosamente al cuarto, se agachó para que nada la golpeara mientras miraba en los rincones para localizar a Millie.

Cuando la miro en el piso del baño, la mujer dejó salir un grito.

—Millie, oh mi Dios, Millie.

—Millie, oh mi Dios, Millie

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AM | SillieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora