Tortura y otras tradiciones

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24 de diciembre de 1971

—Feliz Navidad, padre —dijo Dora, guiñándole un ojo a Al cuando entró en el departamento.

Al le había pedido a Dora que fuera al departamento más temprano de lo usual, ya que él y Titus habían invitado a un par de personas a su brunch de Nochebuena, y quería que Tonks estuviera ahí para recibirlos.

Kreacher había venido para ayudar a Al y Titus a prepararse, y una vez que todo estuvo en orden, Dora esperó con paciencia junto a la puerta para dar la bienvenida a los invitados.

Dora escuchó un fuerte golpe en la puerta y se apresuró a saludar a los invitados. Se sorprendió de ver a Albus Dumbledore y Alastor Moody en la entrada.

—¡Profesor! ¡Moody! ¡Qué feliz sorpresa! Al y Titus no me dijeron que vendrían —espetó Dora—. Si lo hubiera sabido, no me habría arreglado tanto —bufó y continuó—: No puedo manejar tanta obsesión por la pureza de sangre.

Dumbledore se rio y Moody soltó un gruñido.

—Será mejor que entremos, muchacha —gruñó Moody—. Estas conversaciones deberían de ocurrir a puerta cerrada.

Dora se apartó del camino para dejar que los dos hombres entraran. Moody lanzó varios encantamientos silenciadores y barreras protectoras en la puerta antes de unirse a Dumbledore, Al, Titus y Dora en el comedor.

—Bienvenidos, Albus y Alastor —dijo Al—. Siéntense, por favor. ¿Whisky de fuego?

Los otros tres hombres asintieron y Al sirvió tres generosas copas de whisky de fuego. La comida apareció en la mesa, y todos se sentaron a comer.

—Escuché que conoció a alguien muy intrigante en la gala de los Malfoy anoche, señorita Black —dijo Dumbledore.

—Intrigante es un eufemismo —murmuró Dora—. Jodidamente aterrador es mejor.

—Lenguaje —advirtió Al—. Puede que tengas 25 en tu línea de tiempo, pero apenas tienes 11 en esta línea de tiempo.

Titus se rio entre dientes del intento de Al de reprender a Dora.

Dora suspiró.

—Bien. Voldemort es aterrador y apenas humano. ¿Eso está mejor?

Al rodó los ojos mientras que Titus continuaba ahogando su risa.

—Cuéntenos todo, por favor, señorita Black —dijo Dumbledore.

Dora entró en modo aurora mientras describía todo y a todos los que vio: sus nombres, apariencias físicas, discursos y comentarios. Profundizó en los detalles sobre su encuentro con Voldemort, en especial su doble uso de la legeremancia en ella. Dumbledore, Moody, Titus y Al tenían expresiones graves mientras ella lo hacía.

—Nadie me habló de eso —protestó Al—. Te pedí que hicieras algo de magia para tratar de que vieras al Señor Tenebroso, pero nunca te hubiera dejado ir con Cygnus y Pollux si hubiera sabido que Voldemort iba a usar legeremancia contigo.

—La verdad es que no me sorprendió —admitió Dora—. En nuestra última sesión de entrenamiento, Moody me dijo que practicara oclumancia y estoy agradecido de haberlo hecho. Voldemort apenas pudo obtener algo de mí, pero casi me desmayo por el esfuerzo. Tengo que seguir trabajando en ello. ¿Podré seguir practicando duelo y oclumancia cuando vaya a la escuela?

—Alastor, ¿estarías dispuesto a ayudar a la señorita Black los próximos años? —preguntó Dumbledore.

—A menos de que los mortífagos se interpongan en mi camino, estaré ahí, Albus —gruñó Moody.

La ninfa de la Casa Black [Primera parte de La ninfa que viaja en el tiempo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora