«Whenever I'm alone with you
You make me feel like I am home again
Whenever I'm alone with you
You make me feel like I am whole again»
Lovesong
The CureItachi le regaló al gato anaranjado un nombre simple y de tres letras: Umi.
La palabra que en Japón utilizamos para referirnos al mar, al inmenso océano que cubre el planeta casi por completo. Por aquellos días, solía pensar que le había llamado así pensando en las costas de Hokkaidō, para recordar el hogar que ambos abandonamos. Sin embargo, veinte años después, estoy seguro de aquel nombre tenía que ver con lo importante que era ese animalito para él.
Umi fue su vida entera.
Umi fue más de lo que yo o cualquier otra persona significamos en su vida jamás.
Recuerdo lo fácil que se me hizo adoptar el hábito de visitarlo cada domingo. Me presentaba en su apartamento con la excusa de ver a Umi y, aunque estaba seguro de que Itachi supo desde un principio cuáles eran mis verdaderas intenciones, nunca me hizo un comentario negativo al respecto. Al contrario, siempre me recibía con una de sus sonrisas de ojos transparentes y cristalinos, dejándome pasar y mirándome con ternura cuando saludaba a Umi y este me devolvía un maullido alegre.
Aquel domingo fue uno como tantos otros. Me presenté en su apartamento alrededor de las siete de la tarde, con una botella de sake bajo el brazo. Itachi no era un gran bebedor, de hecho, solía tomarse apenas una copa de alcohol y era yo quien me encargaba de acabar el resto. Tenía buen aguante, pero más de una vez terminé con la cabeza en las nubes hablando de mil estupideces con Itachi riéndose de mí.
Yo amaba hacerlo reír, ya que luego de un par de reuniones, me di cuenta de que Umi y yo éramos los únicos capaces de sacarle una sonrisa y eso me revolvía el estómago con una mezcla de nervios y felicidad que no sabía cómo demonios definir.
Hoy sé que ese sentimiento era la muestra clara de un enamoramiento juvenil que nunca se desarrolló como me hubiera gustado que lo hiciera.
—Hola, Ita —lo saludé con una sonrisa de oreja a oreja cuando me abrió la puerta y él me devolvió una mueca gentil, como todas las que esbozaba hacia cualquier persona. Sin embargo, las que me regalaba a mí, siempre tenían una nota de dulzura que las demás no y eso me hacía sentir la persona más especial de la tierra.
—Hola —Se hizo un lado como siempre hacía, ofreciéndome entrar a su apartamento silenciosamente. Yo caminé al interior, buscando con la mirada al gato anaranjado que ya no se veía tan pequeño como el día que lo atrapamos. Ahora ya casi parecía un gato adulto con un collar de cascabel colgando de su cuello.
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Mar | ShiIta
FanficAl gato que nos unió en verano le nombraste como al mar, no sé si por las costas de Hokkaidō o por su inmensidad. Yo creo que por lo segundo. Al fin y al cabo, el significado que tuvo aquel felino en tu vida fue inmenso, más de lo que yo pude llegar...