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¿Cómo habían pasado dos semanas tan rápidamente?

El trabajo de jefe en el markenting era algo pesado, al menos cuando tenía que supervisar todo, aunque la ayuda del jefe siempre venía bien en esos casos.

Al menos el rubio se tomaba su trabajo con dedicación y mera diversión, le encantaba exponer y diseñar ideas, panfletos, presentaciones, podía pasar horas diseñando y aun así sus ideas no se acabarían nunca.

Esta vez tenía otro proyecto que manejar, se habían aliado a una compañía un poco más pequeña por lo tanto el trabajo era aún mucho mayor.

—No puedo llevarte conmigo hoy tampoco mi niña.

La pequeña rubia hacia pucheros estirando sus bracitos para que su papá la cargara, Toni dio una risita nasa y cargo a su cachorro por al menos una décima vez en este día.

—Tienes que quedarte con el tío Gus, prometo no tardar mucho, cuando regrese te traeré un regalito ¿sí?

La pequeña pese a la inconformidad que le daba la ausencia de su padre, asintió levemente con los ojos llorosos, Toni le sonrió con ternura, repartiendo millones de besitos en sus cachetes regordetes, causando pequeñas risotadas de su hija.

Paso de los brazos de su progenitor a los de su tío, quien le dio un beso en la frente.

—Puedes irte tranquilo. —Aclaro Gustabo. —Soy el mejor cuidador que haya existido en este puto planeta.

—Eso lo sé.

Con una sonrisa se despidió de su hija y su hermano; Subió al auto indicándole al conductor que le llevara a su trabajo, se sentía de buen humor, las cosas habían mejorado bastante desde hace un tiempo.

Siempre intento mejorar su vida por su hija, todas las mierdas que habían pasado no tenían por qué afectarle a su pequeña, no lo permitiría de ninguna manera.

Siempre había deseado tener una familia, un alfa que lo amara tanto como él lo haría, que al llegar a casa del trabajo su pequeña corriera a sus brazos, sentir los abrazos de su alfa en las noches, protegiéndolo de la frialdad que se siente al dormir solo.

Sin embargo, todo eso cambio cuando se enteró de su embarazo, decidió poner en prioridad a su cachorro, ya no importaba si su alfa se quedaba con él o no, ahora solo le importaba salir adelante con su hija, ya sea con un alfa o sin uno. Y así lo hizo hasta el momento, su padre y su hermano le ayudaron lo más que pudieron, acompañándole a las terapias para superar los sucesos ocurridos que ahora solo recordaba como una mala etapa.

Sin darse cuenta llego a su trabajo, agradeció y bajo, para caminar hacia el interior de la empresa; Al llegar como era de costumbre saludo cordialmente a todos, dirigiéndose a su despacho para comenzar a descargar y revisar los archivos que le faltaban, ya no eran tantos pero era muy tedioso tener que revisarlos hasta el más mínimo detalle.

No eran muchos los detalles que tenía que modificar, por lo tanto decidió hacerlo el mismo en lugar de mandarlo a modificar, le tomo alrededor de una hora y media, al finalizarlo se lo mando al jefe, quien respondió que era un buen trabajo; Sonrió levemente y se puso a revisar el trabajo de los demás, como jefe de marketing tenía que supervisar que todo estuviera tal y como se había planeado, corregir los errores y tener el trabajo listo cuando el jefe ordenara que lo entregaran.

Cuando decidió estudiar su carrera, nunca pensó que le encantaría tanto, realmente solo atino a elegir tal carrera porque le parecía medianamente divertida y para molestar a su padre un poco, quien siempre quiso que estudiara medicina. Aun así, Conway le apoyo en la decisión que tomo, tratando de convencerle sutilmente (muy evidente) que tomar la carrera de medicina sería una experiencia muy buena.

Pelea de papásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora