11.-Una flor predestinada

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—Buen día chicos, comencemos con la clase, pasaré lista una vez que estén todos presentes—dijo Minato entrando al salón. —Retomando lo que nos quedamos ayer

—Minato-sensei se ve algo distinto hoy —comentó Kurenai

—Yo lo veo igual que siempre —respondió Anko

—Siempre hace una broma antes de iniciar la clase, pero hoy está algo serio —murmuró Rin uniéndose a la conversación.

— ¡Perdón por llegar tarde! —exclamaron Obito y Sukea en la entrada

—Solo entren y guarden silencio, chicos —indicó Minato

—Gracias —Dijo Sukea dándose prisa al entrar al igual que Obito.

—Lo ven, siempre les da un sermón y les dice que se lo pagaran después, pero solo los dejo entrar como si nada —insistió Kurenai

— ¿Le habrá pasado algo? —cuestionó Rin

— ¿De qué hablan? —preguntó Obito que se sentaba frente a Rin

—Minato-sensei parece desanimado hoy, ¿tendrá esa enfermedad de los pétalos? —insinuó Kurenai

—No lo creo, él tiene esposa, sería tonto si se enfermara por algo así —corrigió Anko

—Pues algo debió pasarle entonces —dijo Rin

— ¿A quién? —preguntó Sukea curioso

—A Minato-sensei —respondió Kurenai

—Ah, sí, se ve deprimido —dijo el castaño—Hay que preguntarle que tiene

—Vamos a la hora del almuerzo —sugirió Obito a lo que su amigo asintió

La clase paso lenta con los bajos ánimos del docente; el grupo de chicos compartían comentarios de vez en cuando, era demasiado raro verlo así.

—Eso es todo por ahora chicos, los veo regresando del almuerzo —dijo Minato para salir del aula.

—Nosotros vamos a preguntarle, las vemos en el comedor —dijo Sukea para ir tras su sensei junto a Obito

—Sí estuvo serio toda la clase —comentó Anko mientras caminaba al comedor junto a sus amigas.

—Pues esperemos a que los chicos nos digan que le paso —respondió Rin

Al entrar, Anko noto a su hermana y Yamato sentados en una esquina, pudo verla llorando mientras el castaño la consolaba, así que se acercó rápido a ella. —Yugao, ¿qué paso? ¿Hayate te hizo algo? Le pateare el trasero a ese ojeroso

—Anko... Jiraiya-san...él —decía Yamato

— ¿Qué? ¿Qué le paso a Jiraiya-san?

—Murió...anoche.

— ¿Qué? Pero...el Tío Orochi dijo que cenaría con él —dijo la chica consternada

—Murió en sus brazos...por Hanahaki —respondió Yamato cabizbajo.

— ¿Hanahaki? —repitió confundida

—La enfermedad de las flores.

—No...eso, no puede ser cierto —Anko negó con la cabeza.

—Si lo es, él se le confeso al tío Orochi, pero ya sabes cómo es él —decía Yugao entre sollozos

—Lo rechazo...—soltó Anko para dejarse caer en una silla. — ¿Pero por qué no se lo dijo antes? Él tío Orochi, tal vez pudo enamorarse de él y-

—Anko, no puedes forzar a alguien a corresponder, las cosas...no funcionan así —interrumpió Yamato

— ¿Está todo bien? —preguntó Rin acercándose con su charola de comida. Al notar los ánimos bajos la dejo a un lado y se sentó al lado de Anko para tomar su mano.

Notice me, senpaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora