Capítulo 2

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Rafa llevo a los pequeños a su guarida de regreso a las profundidades, no era un lugar muy grande, pero era acogedor, tenía un colchón (algo destartalado por tener que soportar sus puas), algunas mantas de tonos rojos y anaranjados, cosidas a mano con esmero, así mismo unas cuantas almohadas, tenía un set de luces cálidas (varias se encendían sin problema) y utilizaba la energía de un generador que él mismo logró reparar solo mirando los dibujos de un viejo libro.

Se deslizó hacia esa pequeña habitación en uno de los tubos del desagüe, alejado de la olorosa agua de la alcantarilla, pero cerca de su reserva de comida (ocasionalmente asaltada por ratas). Dejó a las tortuguitas en el colchón e improvisó un nido con las mantas y almohadas, se asustó al sentir lo fríos que estaban, temió que pudieran morir ahí mismo, pero de a poco comenzaron a calentarse, se sentó de rodillas en el suelo frente a ellos y acercó su cabeza para verlos mejor.

-hola tortuguitas-susurró, algunas ratas curiosas se asomaban a ver qué estaba pasando- ¿Cómo terminaron en ese auto helado y oscuro, jnm?- lógicamente no le respondieron, pero nuevamente el más pequeño le sonrió y estiró sus manitos para tomar la nariz del más grande. Rafa sonrió enternecido y elevó la cabeza un poco para levantar al pequeño, él se reía divertido y los otros 2 observaban curiosos.

Rafa se dio un momento para observarles, la tortuguita que tenía en la nariz tenía la piel algo oscura, con manchitas amarillas y naranjas en sus hombros y piernas, su caparazón también tenía un par de manchas anaranjadas y sus ojos oscuros brillaban con intensidad.
Más abajo, la más llamativa era la tortuguita de piel clara con franjas, dos medialunas rojizas surcaban sus ojos y las otras marcas, de tonos amarillentos, decoraban sus brazos y piernas, su caparazón azulino exhibía un bello patrón de tonos celestes y blancos. sostenía con firmeza el bracito de la tortuguita restante. Su piel, notoriamente más tersa, era de un tono esmeralda, marcada con rectángulos morados, su caparazón estaba muy pegado a su espalda y parecía estar hecho de...una piel gruesa (?) en lugar de hueso, sobresalían algunas espinas de él y sus ojos eran algo amarillos.

Rafa bajo a la tortuguita que tenía y retrocedió...
-Necesitan nombres- se apresuró a remover unas cosas y de ahí tomo un libro empolvado-yo soy Rafael, escogí mi nombre de este libro-explicaba mostrando la portada de "grandes pintores del renacimiento", los cachorros no le entendían, pero era entretenido ver al de rojo hacer un montón de sonidos- de seguro hay un nombre en este libro para cada uno de ustedes- abrió el libro en una página al azar- primero tú manchitas...que te parece Miguel Ángel, va contigo, eres un angelito-le sonrió con ternura, el mencionado pareció entender de alguna forma porque rió aplaudiendo con sus manitos, Rafa sonrió una vez más- Mikey, okok, ahora tu franjas-al ver que el mayor lo miraba el pequeño de caparazón azul alzó la vista- que tal...Da-vin...ci? Leon-ardo, Leonardo, Leo-leyó con dificultad, el mencionado sonrió e irguió la cabeza con orgullo- Sí, Leonardo, Leon es un bonito nombre...por último, el moradito-Rafa ojeó el libro con velocidad buscando otro nombre- este es un nombre curioso, Dona...tello, Donatello, supongo que así se dice, Donnie- la tortuguita parpadeo un par de veces-sip-Rafa cerró el libro y lo devolvió a su lugar-Miguel Ángel, Leonardo, Donatello, bienvenidos a su nueva casa.

Esa noche terminó con Rafa acurrucando a las tortuguitas en su nido, no sufrirán el frio de la noche...pero, pero, pero, en algún momento hay que despertar.

Tres Pequeños ProblemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora