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Mi hermano se apoyó en la roca mirando el precioso lago frente a ambos. Encogí las rodillas y apoyé mi barbilla sobre estas.

—Te buscan como locos allá dentro—dijo riendo un poco.

Eso también era raro aún para mí, que tanta gente estuviera al pendiente de mí era asfixiante.

—Ahora te buscarán también, Príncipe.

Mi hermano no aguantó la risa, tuvo que sentarse en el suelo al no poder sostenerse. Extrañaba eso, nosotros dos en la roca; era como un ritual para ambos.

Pasados unos minutos mi hermano me ofreció una mano para bajar de la roca, lo que no me esperaba era que al poner los pies en el suelo mi hermano me empujaría directa al lago. Puedo confirmar que el agua estaba congelada, toda la ropa pesaba como cuando llevaba sola un ciervo que acababa de cazar.

Miré a mi hermano aguantándome las ganas de tirarlo dentro conmigo. Eché hacia atrás el cabello que se me pegaba a la cara asesinado con la mirada a mi hermano. Tenía hasta el pelo empapado y me resfriaría de camino al castillo.

Salpiqué a mi hermano entre risas. Mi hermano al final se metió en el lago conmigo y comenzamos a jugar a ahogarnos y salpicarnos como cuando el sol calentaba el agua en verano. Reí al escucharle decir que era trampa usar los pies para salpicar. Extrañaba tanto eso. Volvimos a nuestra vida anterior durante unos minutos. Solo él y yo en un enorme bosque, nadando en un enorme lago gritando como los niños que éramos. Si pudiera ir hacia atrás en el tiempo no sabría si evitaría que nos pillaran, el castillo era una jodida tortura pero, Lein y Jungkook... Eran importantes para mí, me enseñaron que no todos eran unos interesados, que no todos eran basura; había gente que merecía la pena. Era algo bueno de saber, y sólo por eso no cambiaría nada.

Me agarró de un brazo y me atrajo a él para hundirme. Salí riendo del agua. Ver de nuevo la sonrisa de mi hermano me dio vida, esa que sentía que me faltaba.

—Veo que os divertís—dijo una voz masculina.

Levanté la mirada a la roca, en esta se encontraban dos príncipes observándonos fijamente. Jungkook estaba sentado en la roca apoyando su cabeza en su mano que a su vez apoyaba su codo en su rodilla, San en cambio estaba cruzado de brazos apoyado en la roca.

Jungkook serio negaba mirándonos en cambio San parecía estar disfrutando sonriente del espectáculo, su presencia relajada sobre la roca me avergonzó por completo.

¿Qué hacían allí? Y ¿Por qué parecían haberse cambiado el papel?

—¿Qué hacéis aquí?—preguntó Jungkook con ese tono arrogante—Es de noche, lo que falta es que os ataquen los lobos.

Parecía todo un profesional, como si se hubiera criado entre esos árboles. Le había enseñado bien.

—¿Hay lobos?—preguntó San aterrado.

—Vienen a beber al lago—dijo Jungkook junto a un suspiro—Suelen salir tras el anochecer.

Sonreí, eso lo había aprendido conmigo a lo largo del tiempo que estuvimos juntos. Tiempo que quería prolongar.

Su mirada juzgadora y voz grave me estaba matando. Estaba inmóvil. No entendía por qué de pronto se mostraba tan distante.

—¿Cómo sabes eso?

—He bajado un par de veces, ¿No es así Cirene?

Sonreí ligeramente y asentí sin decir nada. Aún siendo tan idiota en esos momentos, podía ver a Jungkook tras esas capas. El verdadero Jungkook. El que amaba el bosque y quería volver, el que sonreía continuamente y silbaba mientras leía. Me abrazaba a mí misma bajo el agua, tenía frío por el viento y la ropa mojada. La idea de meternos en el lago era divertida hasta que el frío llegaba a mis huesos.

—Déjales, están recordando buenos momentos—dijo San guiñándome el ojo.

A San le había contado las carreras que me echaba en verano con mi hermano, el tema salió cuando me preguntó si sabía nadar; él no sabía y quería aprender.

—¿Desde cuándo te haces el amigable?—preguntó Jungkook con molestia.

—Desde que la persona con la que trato es mi posible esposa—respondió sacando la lengua a su hermano.

San se acercó a la orilla, mi hermano y yo también nos acercamos. A diferencia de la otra parte del lago, en esa en vez de bajar la profundidad poco a poco caía de pronto, por eso temía que San cayera por no ser prudente; podría ahogarse. Se acercó a nosotros con una pequeña sonrisa. Jungkook bajó también maldiciendo en voz baja y empujó a su hermano provocando que cayera. Me alarmé, pero mi hermano fue más rápido y nadó a ayudar al príncipe que se estaba ahogando por no saber nadar.

—Vas a resfriarte—dijo Jungkook burlándose de su hermano.

Fue cruel, demasiado. ¿Qué narices te ocurre, Jungkook?

Se quitó la chaqueta real y la camisa. Su torso estaba ligeramente marcado. Se quitó su calzado y se metió en el lago de cabeza. Nadó hasta estar cerca de mí. Me asusté al sentir como alguien me empujaba hacia abajo. Nunca abría los ojos abajo del agua, el agua tenía muchos gérmenes y a saber qué más. Sentí las manos de Jungkook en mi rostro y lo siguiente que sentí fueron sus labios sobre los míos bajo el agua. Hasta ese momento, ese fue el beso con él que más rara me hizo sentir. Mi corazón latió como si estuviera en plena huída de lobos, mi cabeza estaba en blanco como cuando cazaba... Abrí mis labios ligeramente, no quería que el agua se metiera en mi boca. Nos besamos durante unos segundos antes de salir a la superficie, yo abrazada a Jungkook. Quería repetirlo, repetirlo hasta ahogarme entre sus labios.

—¿Realmente necesitas las dos semanas?

Era obvio que elegiría a Jungkook, pero necesitaba mentalizarme.

—Puede—susurré mirando sus ojos perdiéndome en ellos.

Reina, me quedaba grande.

—¿Qué tienes que pensar exactamente? Yo o mi hermano, pensé que lo tendrías claro.

Me soltó y se dirigió hacia la orilla dejándome como una idiota allí. ¡Claro que era obvio! ¡Me gustaba Jungkook tanto como el arco! ¡Incluso más!Dispuestos a elegir, escogería a Jungkook. Lo que tenía que pensar no era con quién, es lo que significaba eso. Ser Reina, me aterraba eso. Hacía dos meses y pocos días mi preocupación era saber qué cazaría y mi única responsabilidad era traer comida. De pronto mi responsabilidad sería mantener un Reino y que este prosperara...era un cambio muy radical.

Nadé de vuelta a la orilla. Mi hermano me miraba con confusión, seguramente porque no me moví del sitio hasta ese momento. Salí del agua congelada y estornudé por el aire que me azotó.

Cuando quise darme cuenta, Jungkook se había ido dejando sobre la roca su chaqueta. La agarré y me la puse, el frío me estaba matando.

—Vámonos, nos vamos a resfriar—dijo San agarrando mi mano y tirando de mí.

—¿Jungkook?

—Dijo que tenía prisa y se marchó como un rayo, hasta se dejó la chaqueta.

Por alguna razón prefería pensar que la dejó a propósito y no por accidente, quería creerlo.

Mi hermano estuvo burlándose de mis pintas y los ruidos que hacía al andar por la humedad de mis botas el camino entero. San iba unos pasos delante, no decía nada solo silbaba alguna canción que no lograba reconocer mientras pateaba algunas piedras de su camino.

Miré el cielo estrellado, dos semanas para interiorizar el cambio radical al que mi vida me sometería.

Reina de Alzia, esposa de Jungkook...

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Cómo me pedisteis, aquí tenéis otro capítulo.

Esta historia la actualizo muy lento, lo siento.

Tengo escritos 36 capítulos pero me quedé en blanco y no sé qué más escribir, por eso no estoy continuándola; pero volveré a escribir en algún momento.

Por ahora iré subiendo lo que ya tengo escrito.

<3 gracias por leer

El Secreto mal Guardado De La Corona- JK  Where stories live. Discover now