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Narra Vanesa

Llegué al banco dónde habíamos quedado antes de tiempo, me senté y comencé a pensar como iba a reaccionar cuando llegara, poco después llegó, arruinando todos los planes que había estado haciendo. Se me acercó por detrás, no se porque, pero supe que era ella me saludó y se sentó a mi lado, entonces me sinceré:

-Mónica, te mentiría si te dijera que esta semana se me ha pasado despacio, pero estás aqui y para mí eso, significa muchas cosas

No me atreví a contarle lo que eso significaba para mi, no me atreví a contarle que estaba dispuesta a darlo todo por intentarlo con ella, aunque apenas nos conociéramos, pero tampoco me hizo falta, ella lo sabía y me lo hizo saber acercándose a mis labios después de haberla dicho que tenía oportunidad de conquistarla.

- Eso si no lo has hecho ya Martín- me respondió

- Ah si? He conquistado a la mujer de mis sueños?- la dije acercándome yo también a ellos, a escasos centímetros de su boca me separé, dejando una tensión irremediable- pues a ver si también conquisto el gusto. A comer!!!

Estuvimos charlando un buen rato, con varias copas de mi vino favorito, era el lugar en el que más cómoda me había sentido durante mucho tiempo, me hacía sentir plena, pero no podía aguantarla la mirada durante mas de 2 segundos seguidos, estaba derretida por ella, por sus ojos y sus labios, y no iba a poder disimularlo durante mucho tiempo más.

Terminamos de cenar, recogimos todo y en la manta que había colocado en el suelo solo quedaban las velas, las copas de vino y nosotras:

-¿Qué pasa Carrillo, tu tampoco puedes aguantarme la mirada durante mas de 2 segundos seguidos?- me atreví a preguntar

-Yo sí, perfectamente- me dijo haciéndose la valiente, pero yo y ella sabíamos perfectamente que no éramos capaces ninguna de las dos.

-No te creo

- Pues venga, vamos a intentarlo ahora mismo y ya lo verás- me retó, y cómo a mi me gustaba tanto jugar, acepté y acto seguido me senté delante ella mirándola fijamente. Ella hizo lo mismo.

Pasaron 4 segundos, o algo así, pasé 4 segundos mirando a lo más bonito que había visto en el mundo, pero no pude más, adelante mi cabeza unos centímetros poniéndome a escasos centímetros de su boca y la dije:

-Yo ya no aguant..- me interrumpió, no me dejó terminar la frase, en ese beso quedaron reflejadas las ganas que nos teníamos, las ganas acumuladas. Cuando el beso terminó las dos sabíamos lo que hacer, recogimos el mantel rápidamente y subimos en mi coche. Por el camino el calor aumentaba por momentos, agarré a Mónica del muslo y fui moviendo lentamente la mano hacia su entrepierna mientras conducía:

-Vanesa, como nos choquemos va a ser tu culpa porno querer esperar unos minutos- me dijo con la voz entrecortada

-Es para ponerte a prueba, tranquila que ya llegamos

Bajamos del coche y llegamos al ascensor, no aguantábamos las ganas, se subió encima de mi rodeando con sus piernas mi cadera y entramos y salimos del ascensor comiéndonos a besos. Entramos en casa, tiré las llaves en la entrada y con Mónica en brazos me dirigí directamente hacia la habitación.

Senté Mónica en la cama y me coloqué encima de ella, le saqué la camiseta y ella hizo lo mismo conmigo. iré a Mónica hacia atrás dejándola tumbada en la cama, empecé dejando suaves besos en su cuello y fui descendiendo dejando besos por todo su cuerpo hasta que llegué al pantalón, se le desabroché sin pudor y la miré a los ojos antes de adentrarme en su intimidad. Con la mirada supo decirme que siguiera, así que lo hice.

Estuvimos toda la noche besándonos y disfrutando como adolescentes, llegamos al climax varias veces hasta quedarnos dormidas.

Me levante encima del pecho de Mónica, con la luz del sol entrando por la ventana y mirándola durmiendo, solo me salió pensar en la noche mágica que había vivido a su lado.

Narra Mónica

Cuando desperté Vanesa ya estaba despierta, mirando como dormía, me fascinaba la cara que tenía hasta recién despertada. Pensé en la noche anterior, vaya noche, Vanesa me había tratado como nunca y me hizo disfrutar como nunca nadie lo había hecho, yo también la hice disfrutar a ella, éramos la combinación perfecta hasta en el sexo.

la suerte de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora