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Narra Vanesa

- Mónica, ¿por qué te preocupa pensar en mi?

La verdad que la respuesta que me había dado a la pregunta me preocupaba a mi también, temía estar invadiendo muy rápidamente su espacio y que no tuviera tiempo para pensar en lo que verdaderamente quería.

- Vanesa, no tengo mucha experiencia en el amor, pero todas mis relaciones me han llevado a la quiebra, me han dejado totalmente rota, y se que tu y yo todavia no tenemos una relación como tal, por eso mismo tengo miedo a que te vayas ahora, después de haberme dado esperanzas y me dejes dolida y sola, otra vez- me confesó todo esto con lágrimas brotando en sus ojos, se notaba que lo decía desde dentro, siendo lo más sincera que podía ser conmigo.

-Corazón...- la respondí, haciendo una pausa para abrazarla- no me voy a ir, tu misma lo has dicho, tu y yo no tenemos una relación todavía, yo no tengo prisa por tenerla porque se y estoy segura de que te he encontrado. Mónica contigo soy yo, soy plena y mi mejor versión, sacas lo mejor de mi y no me voy a ir, porque si me voy no solo me estaría perjudicando a mi misma, si no a las dos. Así que levanta ese ánimo y vamos a disfrutar del momento, que yo ya tengo hambre y no solo de pizza.

La miré levantando las cejas y la dejé un beso cariñoso en sus labios, me le devolvió y me fue suficiente para saber que la había tranquilizado.

Sacamos la pizza del horno y la cortamos, poco después nos sentamos en la mesa con una copa de vino y disfrutamos de una bonita velada, con mucha charla y mucha sinceridad, aunque después las copas de vino comenzaron a hacer su efecto:

- Bueno entonces... ¿no paras de pensar en mi eh? Menos mal, pensaba que era la única que pensaba en ti todo el tiempo

-Estas en cada rincón de mi cabeza Vanesa, siempre, menos cuando estoy contigo que también estas en los rincones de mi casa... - Mónica se levantó y rodeó la mesa hasta llegar a colocarse detrás de mi.

-Qué peligro tiene Mónica con 2 vinos de más- confesé en tono irónico

-Pues ni te imaginas el peligro que tienen Vanesa y Mónica con 4 vinos de más- se agachó y me fue dejando suaves besos por mi cuello hasta llegar a mi clavícula

Me levanté de mi silla y me giré para besarla. La empujé hasta la pared, la desabroché la camisa y sin llegar a quitársela, ataqué sus pechos, quiso echarme para atrás, para evitarlo la agarré los brazos y se los sujete contra la pared mientras acto seguido volvía a atacar sus pechos

-Vanesa, para por favor, vas a volverme loca...- dijo entre pequeños gemido

Subí a su boca, mientras con una mano le sujetaba los brazos con la otra empecé a atacar su intimidad, la desabroché el pantalón y metí mi mano por debajo de su ropa interior.

Así transcurrió parte de la noche, entre varios polvos y besos, lo hicimos hasta llegar a la cama, donde muertas de cansancio, con Mónica tumbada en mi tripa, ocurrió, me sinceré. No se si fueron los vinos, los polvos, el sueño o tener a Mónica tumbada en mi abdomen pero lo hice:

- Mónica, alomejor te suena raro o precipitado pero ¿sabes qué?

-Que tengo que saber

- Te quiero Mónica, y estoy segura de ello

Mónica se levantó, la pilló por sorpresa por la cara que puso, se subió encima de mi para responderme:

- Yo también te quiero Vanesa, y te quiero querer así siempre.

Narra Mónica

Caímos rendidas poco después de esa conservación, amanecí la mañana siguiente y lo primero que vi nada más despertar fue a Vanesa tirada a mi lado y recordé la noche anterior, recordé nuestro primer te quiero, un te quiero sincero, ¿por qué lo sabía? no se, mi madre dice que los borrachos nunca mienten y ayer íbamos un poco achispadas.

Vanesa se levantó y se giro, quedando mirándonos la una a la otra

-Buenos días princesa- me dijo con voz de dormida

-Buenos días dormilona, ¿has dormido bien?

- Contigo dormir bien esta asegurado. Desprendes calorcito ¿sabías?

- Creo que es porque te tengo al lado. Anda levanta, vamos a desayunar.

Desayunamos tranquilamente, con nuestro toque de humor siempre. En la calle hacía sol, así que mientras desayunábamos se me ocurrió hacer una escapada a Elche, ese fin de semana no trabajaba, había cambiado el turno con Matías de manera que el finde siguiente e tocaba hacer todo el informativo a mi. Además, me parecía un buen momento para pedir a Vanesa una relación, ella había dicho que quería ir despacio pero yo quería intentarlo, porque con ella tenía ganas de todo.

-Vane, voy a recoger, he estado pensando y...

-Miedo me das Carrillo, ¿que quieres liar ahora?

-¿Te apetece que nos vayamos a Elche a pasar el fin de semana? Me haría mucha ilusión que vinieras conmigo.

-Mmmm- se quedó unos segundos pensando- creo que no tengo ningún compromiso este fin de semana, así que no veo porque no.

-Voy a recoger todo y te acerco a tu casa a que cojas algo de ropa. Ya tengo pensado todo lo que te voy a enseñar, mi colegio de cuando era pequeña, te voy a enseñar donde di mi primer beso, te presentaré a mis amigas, ah! y a mis padres también claro, se me olvidaba podemos...

Tenía los ojos empapados en ilusión, me había embalado y no paraba de decir todas las cosas que tenía pensado hacer con ella a toda mecha, pero Vanesa me cortó acercándose a mi y agarrándome las manos.

-Ey, ey, ey, para un poco no?

-No sabes las ganas que tengo

-Me lo puedo imaginar, pero, ¿no te dejas algo? lo más importante

- Pues no se

- ¿No vamos a follar en Elche?

-Vanesaaa, que bulgar eres, pero sí, claro que sí, podemos "follar"- pronuncié la palabra en un tono más bajo que el resto de la frase- en Elche y en cualquier sitio que tu me pidas.

Me acerqué y la besé lentamente, enredando mis manos en mi cadera, seguidamente ella puso sus manos en mi culo y me levantó para cogerme, levanté mis manos, me agarré a su cuello y esta vez enredé mis piernas en su cintura.

Después del beso preparé una maleta con lo imprescindible, solo iban a ser 2 noches, cogí la correa de Camarón que en cuanto lo oyó vino corriendo a mi. Podría dejarle con algún amigo de aquí de Madrid, pero me le iba a llevar, así mis sobrinos podrían jugar con él también, le tenía un especial cariño. Yo ya estaba preparada, esperando a que Vanesa saliera del baño, cuando salió lo primero que miró fue a Camarón sentado moviendo el rabo

-Camarón viene también ¿te parece?

-Perfecto, no podría encontrar mejor compañía para el trayecto.

Paré por casa de Vanesa, cogió una maleta pequeña y poco después partimos hacia Elche, un camino de 4 horas, pero no un camino cualquiera, si no el primer viaje con Vanesa, el viaje que iba a cambiar por completo mi vida definitivamente y todo esto después de nuestro primer

Te quiero

la suerte de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora