Él mató a mi Annabel, ahora sé eso mejor que nada. Debo averiguar por qué la mató, y por qué a mí me dejó vivir. Tal vez esto es un juego para él. Sea cual sea el caso, es hombre muerto. Debe pagar por lo que le ha hecho a mi amada, por lo que me ha hecho a mí. Sentarme aquí bajo la lluvia no resolverá nada. Debo ponerme de pie y recordar al hombre que solía ser antes de que la pesadilla comenzara. No voy a descansar hasta encontrarlo.
El cielo nocturno se siente como si nunca hubiera estado más oscuro. Con la efímera esperanza de vengarme presionándome, intentaré recordarme y reanudar mi búsqueda. ¿Pero qué es lo que estoy buscando? ¿Realmente estoy buscando algo? ¿O simplemente me estoy hundiendo en la venganza para evadir la horrible verdad? He perdido lo único que me hacía sentir realmente vivo. ¿Son responsables mis manos? ¿Lo son las de él? ¿Quién era él? ¿Quién era el demente que estaba parado ante mí esta noche? Juraría que he visto su rostro antes. Sé que he visto su rostro antes. Incluso si lo encontrara y lo matara, ¿qué bien haría eso? Hacerlo no me traerá a mi Annabel de regreso. Matarlo no borrará lo que ha hecho ni la sacará de su tumba en el sótano. Una tumba que mis manos son responsables de crear. Solo hay una solución clara. Debo ir con ella. Debo reunirme con ella del otro lado.
Me toma una hora recorrer todo el camino de regreso al pueblo. Estar aquí de nuevo es como regresar a la escena de un crimen. El aire se siente pesado e incluso respirar parece difícil. Cada persona que pasa me llena de rabia. Tantas sonrisas, tanta felicidad. Demonios, en este punto me conformaría con la autocomplacencia sobre este enmarañado desastre en el que mi vida se ha convertido. Cada momento que viene y va es acompañado por la ansiedad de desenvainar mi navaja y asesinar al pueblo entero. Si voy a morir, ¿por qué no tener algo de diversión durante mi camino de salida? El forense indudablemente tendrá las manos llenas esta noche cuando ya me haya ido, eso, por supuesto, si no se encuentra entre los muertos. Mi mano está ansiosa y reposando empuñada. Un hombre desprevenido está a mi alcance y casi puedo saborear la sensación de nuevo.
Estoy perdiendo enfoque. Debo recordar el hombre que era, no el hombre en el que me he convertido. Debo recordar a Annabel, su toque, su sonrisa, su aliento. Debo enfocarme en ella y en el amor que compartimos en vida, y que podremos experimentar de nuevo en la muerte. Pero si realmente decido continuar con esto y terminar con mi vida, ¿quién me recordará? ¿Alguien me recordará? Honestamente, ¿a quién le importa? Nada importa sin Annabel.
Me tambaleo agotado y vencido hacia un callejón cercano. Caigo de rodillas y miro hacia el cielo. Estoy listo. Sé que mi lugar no es aquí en la tierra sin ella, sino en el cielo, a su lado. El sudor cubre mi cara, y mis manos están temblando. ¿Podría alguien distraerme? No queda nadie que me tranquilice. ¿Puedo realmente salir de esto? Para bien, o incluso para mal, recuérdenme por siempre. Saco mi cuchillo de su funda y lentamente llevo la punta de la hoja hacia mi garganta. Justo cuando encuentro la fuerza para terminar con todo, la mujer del espejo aparece y todos los pensamientos de venganza, muerte y errores simplemente parecen desvanecerse por completo. Todo el tiempo tuve la razón. La mujer del espejo era mi Annabel.
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The Emptiness (Saga Alesana #1)
Short StoryEste relato cuenta como El Artista va perdiendo la cordura poco a poco después de despertar una mañana y encontrar a su amada Annabel asesinada por sus propias manos