Capítulo 1

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Esta bella historia comienza conmigo, permítanme presentarme, mi nombre es Kristel Wilson, tengo 17 años, creo en Dios por encima de todas las cosas, y soy estudiante de último grado en la secundaria.

Vivo con mi madre, Helena Taylor, mi padre se divorció de ella hace muchos años, por eso mi madre usa su apellido de soltera, además, trabaja como enfermera en el hospital de la ciudad.
Mi hermana mayor se llama Katherine, es maestra de escuela, siempre le han encantado los niños, por eso, le gusta enseñarles.

Nosotras tres siempre vamos a la iglesia los domingos, mi madre nos llevaba desde que Katherine y yo éramos niñas.

Cuando mis padres se divorciaron, Dios fue mi gran fortaleza en ese momento, mi madre no quiere decirnos a Katherine y a mí qué fue lo qué pasó entre ellos dos, pero recuerdo que la vi llorar muchas noches antes del divorcio, sólo Dios sabe la razón.

La semana pasada, comencé un nuevo año lectivo, entré a la secundaria hace años, a decir verdad, le agradezco a Dios porque han sido tiempos muy agradables, en los primeros, conocí a mis tres mejores amigas, Johanna, Tracy y Abigail, siempre estamos juntas y son personas verdaderamente confiables.

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Hoy es lunes, justo ahora estoy alistándome para ir a clases, mientras peino mi largo cabello negro, pienso en que el horario es un poco pesado, pero le agradezco a Dios por permitirme recibir educación, me encanta aprender cosas nuevas. Salgo de mi habitación y me dirijo al comedor para desayunar con mi madre, la veo sentada en la mesa tomando su café mientras yo me acerco a ella para darle un beso en la mejilla.

—Buenos días, mamá— Dije emocionada.

—Buenos días, mi princesa hermosa, dime ¿Ya estás lista para recibir otra semana llena de conocimiento?— Preguntó antes de darle un sorbo a su café.

—Claro que sí, estoy tan feliz de volver a clases, especialmente porque este es mi último año de secundaria y mis amigas y yo estamos juntas de nuevo— Dije mientras la miraba con una sonrisa.

—Me alegra saber eso, mi vida, esas chicas son buenas amigas, me recuerdan a las amigas de tu hermana cuando ella estaba en la secundaria— Me decía mientras veía la taza de café.

—Es cierto, las amigas de Katherine siempre fueron tan lindas, lástima que ellas tuvieron que irse muy lejos para cumplir sus sueños—

—Es parte de la vida, mi amor, bueno, hoy te acompañaré hasta la preparatoria, hoy trabajo todo el día, tu hermana salió desde temprano pero me dijo que vendría en la tarde, así que, tú y yo nos iremos caminando—

—Me parece perfecto, mamá, iré por mi bolso—

Me levanté de la mesa y subí a mi habitación por mis cosas, mi madre ya estaba esperándome en la puerta, hicimos una oración antes de salir, siempre hacemos eso para que Dios guíe nuestro camino.

Mi madre y yo íbamos conversando mientras caminábamos hasta la secundaria, siempre me cuenta anécdotas de lo que pasa en su trabajo como enfermera, me encanta escucharlas.

Cuando llegamos a la entrada del instituto, mi madre me abrazó y se despidió de mí para seguir hasta su trabajo.

Minutos después, entre tanta charla, nos encontrábamos en las puertas de la secundaria. 

—Bueno, mi amor, aquí nos separamos, espero que te vaya bien, Dios te acompañe— Decía mientras me daba un beso en la frente.

—Nos vemos luego, mamá, que también te vaya bien en el trabajo y que Dios te guíe, luego me sigues contando tus historias del trabajo— Dije mientras apresuraba el paso.

Cuando Dos Mundos Se Alinean (Novela Cristiana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora