Un nuevo juego empezo a ser popular en Mondstad, y Diluc no para de decir que es una tontería que alguien invento para vender dulces.
Para su mala suerte su novia pensaba todo lo contrario, y haría todo lo posible para jugar con el, aunque sea una s...
Haziel no sabía que decir, solo se quedó mirando a su novio y a su amiga mientras pensaba qué decir, para su suerte su amiga se adelantó.
-Por supuesto no es ningún problema verdad cariño-la alquimista asintió apenas la vio, quería que todo terminara lo más rápido-. Mientras me adelantaré para pedir nuestros pedidos.
No faltó decir nada, sus ojos iluminados junto a su sonrisa fueron más que suficiente para que Lisa supiera lo agradecida que estaba la alquimista. Ella sin duda era feliz cuando tenía su estómago lleno.
-¿Vamos a un lugar con menos personas?
Sin decir nada más ambos empezaron a caminar a un lugar con muchas menos personas, en donde pudieran esta tranquilidad sin que nadie los moleste o ser la molestia de alguien que estaba caminando. Ese lugar terminó siendo la salida noreste, ahí Diluc finalmente le dijo lo que llevaba varias semanas pensando.
-no pienso jugar a un juego absurdo que solo alguien inventó para vender dulces de manera desesperada, no le veo el sentido por más que lo pienso.
Haziel estaba apunto de decirle algo, solo que no sabía muy bien que, ¿Estaba bien seguir insistiendo cuando él claramente no quería? Se sentía mal, quería parar aun si había una parte de ella que le decía lo contrario ya que tenía una razón para querer jugar, una más fuerte que simplemente por qué se está volviendo famoso.
-sin embargo, si tanto quieres jugar aceptó hacerlo una vez-la miro fijamente mientras hacía énfasis en esas dos últimas palabras-solo una vez, ¿Tenemos un trato?
Con bastante euforia asintió con la cabeza mientras sacaba una cajita de pokis de su gabardina. Si en algún momento se había sentido mal, culpable o cualquier sentimiento que se le pareciera, ahora no quedaba ni un solo rastro de ello.
Con un poco de torpeza, su pulso fallaba cuando más lo necesitaba. No sabía muy bien cómo iba a hacer para ganar, tampoco sabía muy bien porque, no había puesto ningún premio, solo quería jugar.
Diluc mordió la punta del chocolate, ambos mordieron un poquito. El juego iba muy bien, bastante bien, era el mismo procedimiento que todas las personas hacían cuando jugaban, eso parecía al principio porque Diluc decidió romper las reglas no escritas del juego.
-¡Así no se juega!
Las protestas por parte de la chica no tardaron nada en hacerse presentes, al pelirrojo no les importó ya que siguió comiendo su chocolate.
Lo que había pasado era muy simple, en un fuerte y pequeño tirón Diluc le había quitado el chocolate de la boca, que había sido mucho, mucho, mucho más fácil de lo que había imaginado, y se lo estaba comiendo él solo.
-yo gané.
Con esas palabras dio por finalizado el tiempo de ese juego, no solo en ese momento sino para siempre. Después de todo Haziel había aceptado jugar una sola vez, aun si no había salido como esperaba, muy lejos de como esperaba, tenía que cumplir con su trato.
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