Tres.

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Después de un dia largo de trabajo, anotando todo lo que parecía importante, que era mucho, ayudando a algunas personas que querían usar la mesa de fabricación para reparar objetos rotos y dar la bienvenida a personas interesadas en aprender de la...

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Después de un dia largo de trabajo, anotando todo lo que parecía importante, que era mucho, ayudando a algunas personas que querían usar la mesa de fabricación para reparar objetos rotos y dar la bienvenida a personas interesadas en aprender de la alquimia, ambas chicas, Sucrose y Haziel, descansaban en uno de los sillones de la biblioteca mientras veían como su amiga Lisa terminaba de servir preparar un poco de té.

La alquimia, cuando realmente te apasiona, puede absorber todo tu tiempo hasta el punto en que el descanso es algo escaso. Tantos libros, tantos experimentos, tantos descubrimientos, el potencial de la alquimia era extremadamente enorme y las limitaciones parecían no existir, si sabes como hacerlo puedes hacerlo, gracias a Albedo y sus conocimientos hicieron que ambas pensaran que lo más loco e irreal pudiera ser posible gracias con la alquimia, el único problema era el desconocimiento que tenían sobre ella, aunque en realidad no era un problema en si, solo era parte del trabajo. Solo que muchos en Mondstad, muchos de los amigos de Haziel no parecían estar muy de acuerdo con eso, o al menos no en el hecho de que pasaran horas y horas en sus trabajos olvidándose del resto del mundo, especialmente Haziel porque tenía muchos amigos… aún seguía siendo un misterio el cómo podía trabajar tanto y mantener una vida social tan amplia, ni ella conocía la respuesta.

Entre sus amistades se encontraba su compañera de trabajo y una de las primeras personas que conoció al mudarse a Mondstad, Sucrose, y su amiga que siempre la invita a tomar el té, Lisa.

Apenas terminó de servir el té y poner las tasas en el té una larga charla comenzó. Si, eran bastante amigas, aunque la chica de pelo verde no era muy habladora se sentía bastante cómoda con sus amigas.

–Y entonces cariños, ¿Como vas con ese juego de los chocolates?, ¿Lograste algún avance o Diluc sigue pensando que es una tontería?

Dio un pequeño sorbo y dejó la taza en el platito, no tuvo que decir nada de nada, su muesca de completo disgusto hablaba por ella. 

–no, sigue diciendo que es un juego tonto de niños y que solo lo creo alguien que estaba desesperado por vender.–un fuerte suspiro salió de sus labios, y después tiró su espalda en el cómodo sillón– Tal vez tenga razón, tal vez tenga toda la razón pero, pero eso no quita que quiera hacerlo.

Una sonoro risa salió de los labios de Lisa y una casi inaudible de Sucrose. Ambas sabían perfectamente lo terca que era, y en cierta forma sentían un poco de pena por Diluc.

–sería bastante gracioso que entrara a tu casa y los robara.

Con ese comentario no pudo evitar recordar toda la protección que le puso al cajón en donde guardaba todos los pokis, lo había hecho por las dudas de que Klee junto con Diona se los comieran todos, no tenía problemas con convidar pero eso lo haría una vez logrará convencer a Diluc de jugar. Especialmente porque tenía tantos que aunque quisiera comerlos todo ella sola no podría, incluso había pensado en regalarles varios a Albedo.

Un juego de niños.«Diluc x Oc.»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora