El titán de ataque y el titán fundador tienen más cosas en común de las esperadas.
Las cosas se ven prometedoras ahora.
Personas que antes no existían parecen darle otro significado a la historia que originalmente se contó.
O,
La historia donde Levi...
Finalmente, tenían la edad adecuada para poder inscribirse en la academia y estar un paso más cerca de poder cumplir con sus metas, era el momento clave para ello, lo que había estado esperando por tanto tiempo, convertirse en soldado, matar a los titanes para que la humanidad tuviese la oportunidad de ser libres, de ver el exterior. Le había prometido a su madre no cometer locuras...no tantas, seguir viviendo y luchar para poderle volver a ver. Sabía que aún seguía con vida, puede que una carta no sea mucha evidencia de que viva, pero al verle matar a ese titán con tanta elegancia, había quedado maravillado, su madre le diría que parecía enamorado a primera vista, mientras él le negaba evitando su mirada y con sus orejas rojas en las puntas, sintió el alma volverle al cuerpo al leer sus palabras, es por ello y otras cosas que planeaba luchar, quería ser el quien también le protegiera, no sería una carga para los demás.
-Es hora de luchar –Se dijo antes de salir de su actual residencia y encaminarse junto a sus otros dos amigos al lugar de reunión.
A veces los sueños que tenía eran más un recuerdo, casi una pesadilla, una mujer, su vida, era la vida de una persona hasta que llego a ese estado, le venía persiguiendo ese recuerdo desde hace un buen tiempo junto con el de otros titanes que había llevado a su muerte, era irreal, pero es como si pudiese ver la vida de todas esas personas antes de ser esos seres sedientos de comerse a los humanos, antes de ser esas bestias sin conocimiento de sus acciones, pero siempre al despertar se daba cuenta de que su mente estaba en blanco. Sabía que había soñado algo, que era importante, pero al despertar todo le era borrado y se sentía en un estado de desorientación total, incluso llegando a cuestionarse quién era o dónde estaba, ello le causaba imperceptibles escalofríos al momento de matar a un titán y siendo eso que llevó a que por momentos estuviera muy cerca de ser devorado por titanes al quedar un tanto vulnerable al recibir esas memorias, aunque haya trabajo para evitar ello en batalla, la sensación seguía sin ser agradable. Pero aun si le desagrada, eso no evitaba que no quisiese dormir un poco más, después de todo llevaba días de insomnio acumulado y aunque no se notara a la vista del público, quería descansar un tanto más en esa cama, no era la más cómoda, pero servía.
-¡Despierta mocoso o te lanzó a....
No logro terminar la oración al ver la cara de su sobrino, sombría, con ojos de querer matar hasta a la misma muerte, con un aura oscura a su alrededor, su rostro era peor al de un demonio interrumpido en su momento íntimo, si es que tienen, junto con la trenza de su cabello un tanto deshecha. Esa mirada pudo haber acojonado a muchas personas, causarles terror y salir corriendo por sus vidas, pero como todo Ackerman que se respete, miradas como esa son solo una prueba que superar, una medalla de quien sobrevive a ellas, aunque muchas veces olvida que su sobrino no se levanta de los mejores ánimos y por ello las mañanas son una carrera de obstáculos esquivando cuchillos y balas por ambas partes. En el momento en que ya se han tranquilizado las cosas, se dedican a comer algo, a veces solamente es un pan con una buena taza de té o café, otras veces pueden ser desayunos de los dioses cuando los clientes pagan bien, hoy era uno de esos días.
-Tengo que admitir que sabes cocinar bien mocoso- ese alago hincho el pecho del menor y se sentía en dicha al recibirlo de una persona como lo era el mayor- aunque no te alegres, sigues sin poder replicar ese sabor.
Hay estaba de nuevo, hace mucho quiso imitar un sabor que estaba en sus sueños y aun no lograba llevarlo a cabo, el sabor de la comida de su madre, la única comida que probó de parte de ella estaba grabada a fuego en su piel y no se rendiría hasta conseguirlo, pero después de tanto tiempo aun no logra obtener ese sabor y su tío lo sabe, por ello se burla de su desgracia. Tomando el cuchillo mantequillero en su mano con fuerza estaba dispuesto a lanzárselo al brazo del contrario con la fuerza suficiente para poder atravesarle y hacerle el suficiente daño, pero con un gran porcentaje de sobrevivencia. Estaba todo listo, hasta que al levantar un poco la mirada se fijó en el pequeño reloj circular que se encontraba colgado en la pared, era sencillo y servía para lo que se necesitaba, con los ojos un poco más abiertos de lo normal y más rápido que de lo que se ha visto a una persona moverse tomo un bolso que estaba en un mueble, le dio un beso en la frente a su tío y salió por la ventana abierta para ocupar el equipo amarrado a su cintura y lanzarse por lo techos, siendo visto por las personas, pero que no sabían de quien se trataba por la capa negra que llevaba puesta encima para evitar que los soldados lo identificaran, la desgracia de tener un color de pelo que resalta, se fue corriendo y enganchándose por las casas con tan solo un pensamiento corriendo por la mente del doncel.
"Maldición, voy a llegar tarde"
El sol había salido, tenía que llegar en tiempo record al punto de encuentro con su hermano y desde ahí irse al lugar para ingresar a la academia. Tendría que ver como lo hacía puesto que aún tenía que ayudar a su tío con sus "encargos", pero nada difícil de realizar. Haciendo acrobacias en el aire, entrando por la ventana de algunas casas para salir por la otra era lo máximo, siempre que no se encuentre con escenas bochornosas las cuales le terminaría contando a su tutor para verle reírse como foca retrasada...pero deteniendo un poco su tren de pensamientos, otro enigma salía a la luz al pensar en reencuentros, apurando el paso, había que llegar si no quería ser una mancha roja en el suelo. Bajando un poco y tomando una manzana para lanzar una moneda supo que las cosas no podían salir mal ahora.
-Llegas justo a tiempo, toma - le extiende un bolso- asegúrate de limpiar donde duermes, cuídate...
Viendo la figura de su hermano irse, con rapidez se le acerca y le da un fuerte abrazo, para así partir nuevamente en su carrera al lugar de la junta, pero como todo camino tiene trabas, su cuerpo se detuvo abruptamente.
