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0 1 "Devuelta en Casa"

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DEVUELTA EN CASA

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Tanjiro y Nezuko están volviendo a su lugar de origen, donde todo empezó.

—Onii-chan, ¿Cómo crees que este el señor Saburo?—Le pregunto Nezuko a su hermano mayor.

—Creo que esta bien, Nezuko.—Le dedicó una dulce y alegre sonrisa.

—hace más de 2 años que volvemos aquí.—dijo con nostalgia la chica.

—Sí.—Le siguió.

—Hey, Tanjiro..—llamo Zenitsu.

—¿Emj?—tarareo Tanjiro dando a entender que lo escuchaba.

—¿Cuanto falta?—Le pregunto.

—No tanto, en realidad, ya estamos muy cerca.—dijo felizmente, señalando con su mano derecha al pequeño pueblo.—¡Allí es!

—¿Aquí viven, Sentaro?—Le pregunto Inosuke.

—Aja.—Le respondió.

—¡Vamos!—Dijo Nezuko agarrando la mano de su hermano.

Fueron las 4 muy emocionados. Ya en el pueblo los chicos miraban todos los lugares de allí. De lejos de vio a alguien.

—Ese no es...

—Sí, lo es Nezuko.—Tanjiro le confirmo sus sospechas.

Los kamados fueron corriendo, bueno, Nezuko. Tanjiro iba a su tiempo y forma.

—¡Señor Saburoo!—Llamaron entusiasmados los kamado en unísono.

El señor Saburo volvió a ver quienes eran.

—Tanjiro, Nezuko.—Sus ojos se llenaron de lágrimas.

Nezuko y Tanjiro estando ya en el lugar donde el hombre lo abrazaron.

—Crecieron mucho.—dijo nostálgico.—¿Cómo han estado? Vengan, pasen.—los invito.

—Eh, Tanjiro. ¿Y este quién es?—Le dijo Zenitsu detrás de él.

—Oh, Zenitsu, Inosuke. Él es el señor Saburo.—Les dijo a los dos.

—H-Hola, S-soy Zenitsu Agatsuma.—Saludo Zenitsu

—¡Yo soy el rey de la montaña, Hashibira Inosuke!—

El Señor Saburo puso cara de poker.

—U-un gusto? Vengan pasen.

—No, no queremos ser molestia.

—No es molestia.

—¿Ustedes que dicen?

—A mí me parece bien.—Dijo el Agatsuma.

—¡Comida!—Grito Inosuke.

—Pasen.

Pasaron unas 3 horas hablando, riendo, etc. Después de eso fueron a la vivienda.

Al llegar Tanjiro y Nezuko se quedaron sorprendidos. Todo estaba como nuevo. Los aldeanos lo hicieron.

Ellos no pudieron evitar dejar caer de sus mejillas unas lágrimas de agradecimiento.

Llevaron algunas flores a las tumbas de su familia. Les rezaron y Tanjiro y Nezuko sintieron sus presencias. Los hermanos de abrazaron llorando. Ya todo acabó. Ya no existían más demonios. Ya no más muertes. Ya no existía más Muzan.

Los chicos de acomodaron en la casa. En unos cuantos días les llego una gran suma de dinero. Mucho, en serio. Ya podía comprarle un nuevo kimono a Nezuko.

Ellos comían felices. Era su recompensa por todo. Aunque Tanjiro no vea bien de un ojo, o que la mano de Nezuko este lastimada, Ellos eran por fin verdaderamente felices, sin que tener que preocuparse por los Demonios que acechan las noches, ya no existen.

Perdieron demasiadas personas importantes por culpa de aquellos, La familia de Tanjiro y Nezuko, La madre de Inosuke, Él entrenador de Zenitsu, el cual veía como figura paterna, Shinobu, Kyojuro, Muichiro, Genya, Mitsuri, Iguro, Kagaya, Himejima, y muchos más, todo por la paz que, ahora, es una realidad.

Estaban tan felices, y a la vez tan tristes.

Tendrían que ir a la finca mariposa mensualmente para ver si todo iba bien.

Tanjiro seguía sintiendose culpable de que la mano de su hermanita esté lastimada. Si tan solo se hubiera controlado, ser fuerte, ella no estaría así.
Nezuko dijo que deje de culparse por todo. No era su culpa era de Kibutsuji, y eso no iba a cambiar.

—Hermano, voy a comprar algunas cosas al pueblo, Zenitsu me va a acompañar.—Le aviso Nezuko.

—Esta bien, cuídense.—Dijo sonriendo. Nezuko y Zenitsu se fueron.—¿Qué vas a hacer Inosuke?—

—¿De qué que voy a hacer, Monjiro? Iré a buscar algunas bellotas.— Explicó.

—No es necesario.—Le dijo viendo como se iba. Tanjiro suspiro. Estaba feliz, cómodo, tranquilo.

Por fin. Devuelta en casa.