Capítulo 20:

63 12 2
                                    


Taehyung:

Se movió un poco, enredado en la inconsciencia, cuando sintió un dolor demoledor en su parte baja. Abrió los ojos, confundido, antes de ser consciente de lo que ocurrió el día anterior. Dejando que las lágrimas salgan sin parar, sintiendo su corazón oprimirse mientras intentaba pensar en otra cosa.

No quería acordarse de nada, no quería que su mente se aclarase, solo quería olvidarlo todo rápido.
Afortunadamente no fue consciente de gran parte de lo que ocurrió, pues estaba muy mareado, pero si recordaba cómo se sentía. Se desesperó al recordar esas manos frías y afiladas, Jeon sujetándolo desde atrás, mientras lo usaban como si se tratase de un pedazo de plástico. Los odiaba tanto.

Intentó moverse de nuevo, sintiéndose destruido, no podía mover la zona baja de su cuerpo. Se preguntó con miedo si le habrían roto algo, comenzando a temblar cuando se preguntó si le habrían destruido alguna parte del cuerpo. Pero aún si le dolía mucho, podía mover un poco sus piernas, lo que lo alivió un poco.

Logró calmarse poco a poco, respirando lentamente una y otra vez hasta que volvió a recordar. Pensando en las palabras de Jeon, Jimin estaba feliz. Se había casado la noche anterior, tendría un bebé al que creo con amor.. mientras que él no tendría jamás nada. Quiso levantarse cuando oyó a las mucamas afuera de su habitación, gruñendo con rabia mientras limpiaba sus lágrimas, solo le faltaba eso. Que el grupo de pesadas fuera a molestarlo. No entendía porque no podían no entrar a diario, después de todo el cuarto estaba igual todos los días.

Intentó levantarse, negándose a dejar que lo vieran de esa forma, pero una corriente de dolor lo golpeó en cuanto se puso de pie. Sacándole un grito de dolor, mientras caía al suelo. Nunca le había dejado tan mal.
Las escuchó entrar, bajando la cabeza y buscando algo con que taparse, pero no vio nada. Estas se quedaron en silencio por un momento, antes de ponerse a murmurar, como si estuvieran viendo una película demasiado polémica. Deseaba que se callaran de una vez, o que por lo menos les diera vergüenza, pero solo seguían ahí.
Hasta que una se acercó a ayudarlo, despertando la rabia que invadía a su dolido ser.

- Déjame!- exclamó-

Pero lo ignoro, tomándolo de los hombros seguida de las demás, quienes lo hicieron levantarse para guiarlo a la cama de nuevo. Taehyung estaba tan alterado, que comenzó a gritar, diciéndole que no. No quería que hagan recostarse, no en ese momento.
Intentó agredirlas, sintiendo que revivía los eventos del día anterior, deseando haber luchado. Preguntándose porque su voz no sonaba lo suficientemente fuerte como para que lo escuchen.
Hasta que una comenzó a pelearse con el resto, y no supo cómo fue pero terminó sentado en la tina del baño. Respiraba agitadamente, intentando dejar de recordar sus manos, deseando arrancarse la piel para quitárselos de encima. Lloró de nuevo, sin ser capaz de parar de rememorar una y otra vez lo ocurrido. Estaba destrozado.

Logró calmarse después de llorar por mucho, sintiéndose patético por haber montado tal escándalo. Era como si ya no tuviera ningún control de nada, ni de sus propias emociones. Pensar en lo que le deparaba el futuro era tan estresante y doloroso, que lo había evitado encarecidamente desde que llegó a ese lugar, pero ya no podía continuar de esa manera. No podía más.
Sabía que no podría ser libre, eso era algo que se le negó desde el día en que nació, pero nunca fue realmente consciente de ello. Negándose a aceptar una realidad que lo estaba destruyendo.

Se sumergió por completo cuando llegó a la conclusión de que Jungkook era el único que le había dicho la verdad, pues era demasiado para su joven mente.
Todo ya fue dicho desde hace mucho, y el era el único en negación, resistiéndose a aceptar que algo tan horrible fuera cierto. Pero lo era, el había nacido para eso. Las cosas jamás serían distintas porque al ser un omega su destino ya estaba escrito, y él era el único que no podía verlo porque no quería.
El aire abandonó su interior, provocándole un dolor y desesperación diferentes a los que provocaban constantemente en su cuerpo. Era un dolor placentero.
Se preguntó si al menos podría decidir sobre su muerte, y una extraña satisfacción lo invadió cuando supo la respuesta. Podían forzarlo o hacer lo que fuera, asesinarlo o venderlo, pero el también podía acabar con su propia vida. Él también podía hacerse daño.

Tormentoso/ Inocencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora