2da Parte

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Mi madre no llegaba, lo cual era raro porque vi una tienda en el 1er piso, entonces no creo que haya ido muy lejos no tendría sentido, agarré mi celular para llamarla... me contestó y solo me dijo que no fue a la tienda, sino como faltaban cosas se fue al súper mercado.

- Ya que estas por ahí, me puedes traer un pan con pollo? – moría por algo así

- Esta bien, algo más que desees? – usó un tono sarcástico

- No y no te olvides de mi jugo en caja – no estaba tan seguro que me lo traiga

A la par que colgué la llamada vi a Martina y decidí bajar al primer piso para comprarle una bebida, salí rápidamente antes que mi madre llegué, le compré un jugo de naranja, pero no había llevado mi cartera, felizmente tenía algo de dinero en los bolsillos. Cuando llegué al departamento me percato que la chica está comiendo... un tipo de sándwich.

Se veía tan tierna comiendo, parecía una niña totalmente atractiva para mi gusto, entre un poco despacio que al parecer no me escuchó porque cuando entré y pasé por la sala se asustó mucho se atoró un poco.

- Joder, perdón – dije preocupado

- N-no, no te preocupes no pasa nada, más bien perdón por comer cuando ando instalando esto, pero es que en la mañana salí rápido y no desayuné – me respondió un poco apenada

- No pidas perdón... te entiendo perfectamente, justo bajé y te traje esto – le acerqué el jugo mirando su cara de sorprendida

- No no no, no puedo aceptar eso... es mucho – respondió toda modesta

- Acéptalo, no es nada del otro mundo – estaba demasiado nervioso

- Muchas gracias... – respondió muy avergonzada

Le clavó el sorbete al jugo y bebió de ella, seguía viéndose tierna... sus botas negras combinaban con su camiseta roja de la compañía, más el azul de sus jeans y su peinado alocado tan espontaneo. Al terminar su brake trata de sacar el destornillador de su mochila de servicio, pero cayó algo haciendo que se vea con todo su esplendor, era un dildo anal con un "diamante" color rosa que brillaba mucho.

- Carajo!! – de arrodilló de golpe recogiendo el dildo anal

- Joder... – sonreí muy picaro demostrando que no estaba nada nervioso

- Perdón, perdón, perdón, perdón que pena, que avergonzada estoy... carajo como se me cayó si yo lo guardé bien – dándome la espalda tan avergonzada

- No te preocupes, solo que nunca había visto uno, solo me sorprendí – respondí calmado

- Que pena, enserio... perdón – casi me miraba por la vergüenza que había pasado

- Tranquila... pero si no es molestia me lo podrías prestar un momento para verlo de cerca, es que nunca vi uno, por favor – extiendo la mano usando un todo sarcástico

- Emmm... no, porque lo haría? Eso es raro – miró mi mano esperando el dildo

- Damelo ahora – tuve que usar un tono desafiante

- No... – respondió tan cohibida

De una manera ágil mi brazo rodeo todo su cuerpo con destino a su mano que tenía el dildo con el puño cerrado, con un pequeño forcejeo de 5 segundos ya lo tenía en la palma de mi mano, empecé a verlo detenidamente, pesaba lo justo, estaba un poco lubricado y tenía un olor raro para mi nariz. Me alejé de ella aproximadamente un metro para seguir viéndolo, mientras caminaba dándole la espalda, me voltea con estilo lamiendo el dildo sin impórtame lo que pensaría, al verme lubricando con mi saliva el dildo que habría usado en la mañana se mordía los labios tan decidida a hacer algo al respecto. En eso mi madre entra al departamento, al instante cierro mi mano para cubrir el dildo y guardarlo en el bolsillo de atrás, venía con bolsas de súper mercado muy alegre porque encontró lo que buscaba, en seguida Martina le dice a mi madre casi tartamudeando que regresará más tarde porque olvidó alguna pieza de router saliendo del departamento mirándome fijamente y con sus cachetes sonrojados.

Ayudé un poco a guardar algunas cosas a la refrigeradora, al terminar fui a mi habitación a seguir acomodando mi ropa y mis cosas. Estabatan cansado del trajín de la mudanza que decidí ducharme para estar fresco, al terminar de asearme la llave seguía abierta cayendo el agua, simplemente me paré bajo ella y mientras los diversos caminos de agua pasaban por todo mi cuerpo pensando en Martina, no había procesado aun lo que pasó, se me hizo demasiado raro ya que no suelo ser así normalmente.

Ahora no, CállateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora