5ta Parte

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Seguía caminando cuando de pronto veo una tienda y en seguida se me provocó un jugo en caja sabor durazno, pero la respuesta del señor que atendía la tienda fue negativa, me dijo que solo le quedaba de manzana, yo sin inconveniente acepté comprárselo, cuando giré hacia la salida me di con la sorpresa que Inés estaba entrando, me vio con el jugo en la mano, tomó mi muñeca apretándola, se acercó a mi oreja y entre murmuros dijo: "Espérame", me quedé quieto viendo como disimuladamente le dio algunos billetes y el señor que atendía le daba una bolsa muy pequeña de color negra, volvió a tomarme de la muñeca haciendo que salgamos de ahí, empezamos a caminar sin decirnos absolutamente nada mientras bebía mi jugo de manzana que pasó de helado a frio.

- ¿A dónde vas? – Preguntó Inés

- Voy a mi casa, ¿por? – Respondí muy seguro

- ¿No quieres ir a conocer el pueblo? Ándale, vamos – Dijo muy insistente

- No... prefiero estar en mi casa, escuchando música – Traté de no mirarla

- Pues vamos a tu casa a escuchar música – Dijo muy segura

- No es un mal plan, pero... recién te conozco y supongo que están esperando en casa – Dije mientras usaba un tono bajo

- No pasa nada... solo vamos, ¿vale? – Dijo mientras miraba a todos lados

- Está bien... – respondí de forma dudosa

Cuando llegamos a la puerta principal de edificio el cual era transparente, veo que alguien camina hacia la puerta para poder salir, cuando sale me percato que era Martina con su camiseta roja de la compañía en la cual trabajaba, su jean azul y su cabello recogido, miró a Inés con una cara de asco, me miró y me dijo: "Buenas tardes", a lo que respondí lo mismo, pero solo siguió con su camino, entramos al edificio y tomamos las escaleras porque el elevador estaba en mantenimiento, teníamos que subir hasta el piso 22. Luego de 21 pisos llegamos al pasillo donde se encontraban los departamentos, saqué mis llaves el cual tenía un llavero de una cruz invertida muy llamativa, luego de apreciar un poco mi llavero abrí la puerta.

- Me gusta la decoración, es muy rustico – Dijo mientras se puso cómoda en el sofá

- Gracias, supongo – Respondí mientras lanzaba mi mochila a mi cuarto

- ¿Siempre eres así de cortante o solo es conmigo? – Preguntó mientras se servía agua

- No soy cortante, solo que tus preguntas o comentarios no tienen ramas para seguir la conversación – Dije mientras sacaba un vaso para tomar agua también

- Entiendo... ¿Cuándo me dijiste que llegaste? – Dijo mientras tomaba agua y se le derramaba

- Ayer... ¿Tu, desde cuando vives en este pueblo? – pregunté muy interesado

- Desde toda mi vida, estoy entre irme o quedarme, es una decisión un tanto complicada – Respondió un poco preocupada

- Entiendo... ¿Te gustan las galletas de vainilla? – Le dije mientras me dirigía hacia mi cuarto

- No vainilla, no me gustan... – Respondió sarcásticamente

- Acá tengo unas galletas de vainilla muy buenas, déjame las busco – Dije mientras "ordenaba" mi habitación

- Está bien, mientras las buscas déjame preparar algo – Dijo mientras sacaba la bolsa pequeña de color negra de su mochila

Estaba un tanto desesperado arreglando mi cuarto y asu vez buscando las galletas, entre las envolturas de snacks encontré 3 paquetes de galletas, salgo con ellas a la sala para poder compartirlas con Inés, cuando veo que en la mesa había vaciado el contenido de la bolsa que le vendió el señor que atendía la tienda, era marihuana... vi que en un papel ponía un poco de hierba y lo envolvía.

Ahora no, CállateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora