5- imprescindible

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//Evie//


Me despiertan unos golpes en la puerta, pero como oigo que Rigel sale de su habitación me vuelvo a dormir.

Me levanto de la cama dos horas más tarde. Me dirijo al salón, donde veo que ya no está el ordenador de Rigel sobre la mesa, lo cual me extraña, ya que no suele usarlo de otra manera que no sea apoyado en una mesa, silla o mueble, ya que según él, no hay manera de utilizarlo sin apoyarse o sobre algo que no es estable. Me acerco hasta su habitación, la cual tiene la puerta entreabierta. La empujo con el pie, pero lo único que encuentro son las sábanas tiradas por el suelo.

Recorro durante un rato el piso, en busca de algún papel o nota que me haya escrito Rigel antes de irse pero no encuentro nada.

Al final me quedo sentada en el sofá leyendo y esperando a que venga, pero se hace la hora de la comida y él todavía no llega. Y lo que eran dos horas, se convierten en cinco, así que salgo a ver si le encuentro por las calles, o en las cafeterías a las que solíamos ir antes de tener que escondernos de alguien a quién ni siquiera habíamos visto, pero no encuentro nada. Cada vez que le llamo salta el contestador, y al final, tras horas de buscar en cada rincón de la ciudad, vuelvo al apartamento.

Entro al departamento intentando recordar si me he dejado algún sitio sin buscar, pero realmente he mirado en todos los sitios posibles y no tanto de la cuidad, y nada.

Al encender las luces, un pequeño resplandor me da en la cara, así que me dirijo hasta donde está, me agacho y lo recojo del suelo. Rigel se ha olvidado el reloj. Más bien se le ha caído, porque en estos momentos es algo muy importante, y desde que lo tenemos, no se lo quita de la muñeca si no es para dormir, ya que dice que es muy agobiante tenerlo colgando de la muñeca en todo momento.

Lo dejo en la mesa de la sala de estar, y me dirijo hacia la cocina a por un destornillador. Tras encontrar uno que no estuviera oxidado y me delatara por dejar marcas, me siento en una de las sillas, y busco los pequeños tornillos que debería tener el reloj, pero no encuentro más que superficie plana y una pequeña imperfección por donde supongo que tuvo que haber abierto Rigel el reloj. Recorro la casa en busca de algo afilado y pequeño con lo que pueda hacer palanca para poder abrir el reloj por la imperfección.

Al final mi única opción es un destornillador de punta plana. Consigo encajarlo en el mismo sitio en el que tuvo que haberlo hecho Rigel. Empiezo a darle golpecitos con el puño cerrado hasta que siento que se mueve, entonces hago palanca hasta que suena un leve "clip", lo abro y me encuentro con una pequeña memoria externa. La cojo con unas pequeñas pinzas y, con cuidado de no romperla, la examino, aunque no hay mucho que ver, solo una memoria. Lo interesante siempre está en el interior, así que recojo mi chaqueta y las llaves, y con los último rayos de sol me dirijo hacia la biblioteca. Si no recuerdo mal cierran en menos de una hora.

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-Buenas tardes. - me saluda la bibliotecaria desde detrás del escritorio.

-Hola. - respondo- Perdone, los ordenadores...?

-Tienes carnet para la biblioteca?

-No.

Abre un cajón y saca un folio. - Solo tendrías que rellenar esto con tus datos, me lo entregas y te hago el carnet en menos de cinco minutos. - me sonríe

Sonrío de vuelta, me dirijo hacia una de las mesas más cercanas y empiezo a rellenar con mucha naturalidad el papel con datos falsos. "Correo:" Saco el móvil de mi bolsillo y entro para hacerme una nueva cuenta de correo, o más bien para crearme una, porque desde que estamos en estas condiciones solo tenemos una oculta que creó Rigel y que usamos en ocasiones remotas. Al terminar, relleno el campo de correo, y le entrego el papel a la señora. Me sonríe.

-Ahora mismo te lo saco...Beatrice. - me dice mirando el papel que le acabo de entregar. Yo me limito a sonreír. Poco tiempo después me lo entrega. - Aquí tienes, ya puedes ir a usarlos. Ah, y cerramos en 40 minutos así que si es importante tendrías que darte prisa.

-Gracias. - sonrío. En cuanto me siento frente al ordenador más alejado de cualquier persona, vuelvo a coger el móvil, y borro la cuenta que me acabo de hacer. Al entrar en el ordenador, saco un pendrive en forma de llavero y lo inserto en él. Eso me ayuda a utilizarlo en modo fantasma, algo que me enseñó Rigel tiempo atrás para poder investigar sin ser vista. Por mucho que lo deseara, nunca pensé que llegaría a necesitarlo para hacer algo que realmente implicara la necesidad del modo fantasma, pero aquí estamos.

Saco la memoria externa del bolsillo interior de mi chaqueta y, con cuidado, lo inserto en el ordenador.

De la nada, millones de fotos de periódicos con investigaciones, casos, acusaciones empiezan a aparecer en pantalla. Cartas escritas a mano, escenas de crimen, un video del presidente hablando sobre por qué nos ayuda el tener la Marca de Tiempo en la nuca y cómo contribuye a la sociedad suena por detrás, mientras más artículos-por lo visto ocultos-siguen apareciendo en pantalla. Fotos de un escenario de crimen empiezan a salir más frecuentemente, y me pregunto si estarán vinculados, pero me borro la idea de la cabeza porque quién quiera que haya hecho eso, si era la misma persona, ya debería de estar muerta por la cantidad de cosas que hizo.

Me llama la atención que sigan apareciendo más fotos, pero esta vez de personas. Unas tomadas desde atrás, otras desde los lados o desde arriba, pero siempre hechas de tal forma que aquel que hiciera la foto no fuera visto por el que era fotografiado.

Y, finalmente, la foto de un grupo de personas compuesto por 6. Esta foto la puedo mirar más, ya que por lo visto es la última. Es un artículo de prensa, pero no local, no me suena nada el nombre, y mirando mejor el grupo, sus caras tampoco me resultan familiares. Una chica pelirroja de estatura media está en el centro, encima de un tipo de escalera, para que se la vea mejor. En la mano tiene un micro.

El título es lo que más me llama la atención, y con razón: "Grupo de jóvenes afirma saber cómo 'desconectarnos' la Marca del Tiempo". Dirijo rápidamente los ojos hacia abajo para empezar a leer, pero antes de terminar de leer la primera frase, la pantalla se pone negra y letras de color rojo empiezan a salir en la pantalla.

Mierda.

>ukn<

-- HACKING -

>>Me impresiona la tecnología que es capaz de desarrollar tu amigo.

>>Pero mucho más que pienses que puedes ganarme con eso. No te he enseñado suficiente?

>>Quién eres?

>>Para qué hacer preguntas de las cuales ya sabes la respuesta?

>>Qué quieres?

>>Creo que esa memoria no es tuya. Te lo voy a decir una vez, dámela.

>>No.

>>Mira Evie, me encantaría poder hackear la memoria y todo eso, pero ahora mismo no tengo tiempo ni paciencia, además, lo quiero en persona, así que haz el favor de dármelo por las buenas.

>>No.

>>Esta es tu última oportunidad. Tienes 5 segundos para pensar en cómo quieres que vayan las cosas. Esta vez te daré un poco de motivación.

Pánico. Eso fue lo único que sentí en esos momentos. Un escalofrío me recorrió desde el final de la columna vertebral hasta la nuca cuando mandó una foto de Rigel en un estado pésimo pese a que no llevaba mucho tiempo sin saber de él. Quise decirle que no le creía, que era imposible que en menos de 24 horas Rigel estuviera en tal estado, que eso era jugar sucio. Pero por más que no lo queramos admitir, el miedo nos controla.

Nos veríamos mañana a primera hora en el puente.

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