//Evie//
A toda velocidad y con las manos temblando cerré todos los programas abiertos, recogí a toda prisa y hasta limpié con mi sudadera todo lo que posiblemente había tocado... me estaba comiendo la paranoia.
Me levanté rápidamente del asiento, me llevé la mochila a la espalda y salí casi corriendo de la biblioteca, dejando a la amable señora con el "adiós" en la boca.
Bajaba la calle a toda velocidad, mirando hacia todo lado donde percibiera movimiento. Me costaba respirar, estaba intentando aguantar las ganas de ponerme a llorar, ya que eso no me ayudaría en nada, solo me nublaría la visión.
Bajé una calle más hasta que ya no pude respirar. Estaba hiperventilando. El corazón me latía muy rápido y me temblaba todo el cuerpo. Me senté en el banco más cercano que encontré e intenté calmarme: imposible.
El corazón no me dejaba de latir a toda velocidad y casi no podía respirar, entonces, confirmé lo que pensaba que no me iba a volver a pasar: un ataque de ansiedad. En el mejor momento de todos, en vez de llegar a mi moto tendría que estar allí sentada sin hacer nada hasta que eso se me pasase, pero lo peor era que no me podía relajar. Ese siempre era el trabajo de Ry, relajarme. Que yo recuerde, todos mis ataques de pánico los he lidiado junto a él, y si, por alguna razón no estuviéramos juntos, yo le llamaba, y siempre lograba calmarme. Pero él no estaba aquí, y lo peor, él no estaba bien. Empecé a ponerme nerviosa otra vez.
Un chico pelirrojo de aproximadamente mi edad pasó frente a mí, a unos 6 metros. No quería llamar su atención, de hecho, por un momento pensé que ni se había percatado de que estaba allí, ya que pasaba leyendo un libro, y por cómo se movían sus ojos sobre el papel, parecía que estaba muy metido en la historia. Hasta que, levantó la mirada y dirigió su vista hacia mí.
Vale Evie, relájate, no es momento de llamar la atención de nadie.
Cerré los ojos y pensé en las palabras de Rigel,bueno, pensé en Rigel en realidad, en los buenos momentos, en las risas, y en la tranquilidad que transmitía, luego, aspiré e inspiré profundamente, cosa que poca vez hacía porque no me había funcionado mucho, abrí los ojos, y miré al chico, que seguía plantado mirándome. Le sostuve la mirada durante un rato, yo no era de las personas que la intimidaban estas cosas, y mucho menos de las que apartaban la mirada, así que se la sostengo durante un rato hasta que levanta la comisura derecha de sus labios,y vuelve al libro. Lo veo alejarse, y decido no levantarme hasta perderlo de vista.
Suspiro una última vez, me levanto del banco y sigo andando hacia mi moto.
Al llegar me pongo el casco, me subo a la moto y acelero sin importar el límite de velocidad; tengo la mente nublada.
En menos de 5 minutos vuelvo a estar en el apartamento, entro a toda velocidad y me dirijo al baño. Meto la mano en el pequeño hueco que hay entre el retrete y la pared, y saco un paquete. Lo abro y saco alrededor de 500 dólares. Me los meto en el bolsillo interior de mi sudadera y vuelvo a salir del apartamento, cerrando con llave.
Lo primero que hago es dirigirme a la relojería del barrio. Tiene muy buena fama por sus réplicas, y espero que tenga algo parecido a este.
Al entrar no hay nadie en el mostrador. Llamo a la pequeña campana que hay encima de la mesa unas cuantas veces, para que se de cuenta de que estoy aquí y no tengo paciencia suficiente como para esperar un segundo más. Aparece al minuto.
-Buenas tardes.- saluda formalmente un señor de tercera edad y con aspecto amable.
-¿Tiene algo parecido a esto? - saco el reloj de mi bolsillo interior.

ESTÁS LEYENDO
Elegir Bando
AçãoEn una sociedad en la que el gobierno controla el tiempo de vida de cada uno de los habitantes, los crímenes y asesinatos no cesan, aunque sea algo que hace que tu tiempo vaya hacia atrás. Tras ser atormentados por una serie de mensajes anónimos, E...