Summary
Harry se volvió para mirar la lápida. "Prometí no encontrar a nadie más que me quisiera como tú, Isaac"
Respiró hondo y levantó los ojos hacia el alto árbol que se cernía sobre ellos. "Pero aquí estamos, presentándote a este maravilloso Omeg...
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Isaac y Harry se habían prometido el uno al otro que si uno de ellos dejaba al otro atrás, no importaba lo difícil que fuera o lo imposible que pareciera, este último trataría de seguir adelante y ser feliz.
Después de la muerte de Isaac, el Alfa nunca pensó que sería capaz de cumplir su promesa. Al principio, pensó que seguir adelante significaba todas esas aventuras de una noche y botellas de alcohol que comenzó a traer a casa alrededor de medio año después.
Niall no había dicho nada, solo seguía recogiendo todas las botellas vacías por la mañana y ahuyentaba a las señoritas de piernas largas de su casa. Trató de darle tiempo a Harry para que resolviera su mierda. Pero ya era suficiente.
Después de dos meses de que su hermano estuviera sobrio por solo unos días, Niall estalló.
"Crece, joder" - había dicho, "Levántate de esa cama y mira lo que estás haciendo con tu vida. Lo que te estás haciendo a ti mismo. Entiendo la necesidad del duelo y lo respeto. No importa cómo elijas hacerlo, para mí está bien. Pero el alcohol y las relaciones sexuales no es la forma correcta. Simplemente te estás transformando en alguien que nunca quisiste ser" - Cuando Harry apenas parpadeó, Niall le dio a su hermano el último golpe, "Isaac no estaría orgulloso de ti por lo que estás haciendo ahora. Y yo tampoco"
Ese día Harry fue a visitar a Isaac. Nunca dijo las palabras tumba, tumba, cementerio, muerte o cualquier término que se refiera a no estar vivo en la misma oración con el nombre de Isaac.
Ese día le gritó, lloró y agarró puñados de hierba mojada, sacándolas. No debería haber briznas de hierba o tierra allí, enterrando a Isaac. No se lo merecía.
Harry pasó horas sentado en la hierba mojada, con las rodillas debajo de él. Estaba seguro de que no las sentiría más tarde, sin embargo, no podía importarle menos. Harry solo necesitaba a Isaac en casa con él. No tenía la más remota idea de cómo vivir sin él. Todo lo que se conocían era el uno al otro.
Su nevera había estado vacía durante más de seis meses. No había dormido en su habitación durante tanto tiempo. Las sábanas no habían sido cambiadas, uno de los cajones todavía estaba medio abierto, tal como lo había encontrado cuando fue a cambiarse después de salir del hospital con Niall, Liam y su madre.
Había estado durmiendo en la habitación de invitados todos esos meses. No solo durmiendo, sino viviendo allí. Sus compañeros son el lienzo rasgado y cientos de pinceles, partidos por la mitad. Sin televisión, sin teléfono, nada.
Quizás Isaac hubiera sabido cómo hacerlo. Vivir mientras estás en tal agonía. Había sido constantemente coordinado y un Omega verdaderamente inteligente que no dependía de nadie. Pero Harry no podría valerse por sí mismo sin él allí para tomar su mano. Tal vez suene como algo que hace un bebé grande, pero cuando golpea un dolor tan insoportable, descubre dos cosas.
Uno, otro lado de ti, que nunca supiste que existía. Un lado que te viste obligado a conocer si querías o no. Y dos, te das cuenta de que ni siquiera puedes hacer las cosas más simples, como verter la cantidad correcta de leche en tu taza de té o intentar hacer la cama.
