Capítulo 6: No todo es lo que parece

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Lincoln estaba cansado, no había dormido bien la noche anterior, sus pensamientos rondaban por el cuchillo que ahora estaba oculto en el cajón de la mesita de noche, ¿Qué había hecho?, Era la pregunta que se hacía una y otra vez.

El frío en las calles era aún peor que en otros días y ni siquiera tenía una chaqueta para cubrirse los brazos, lo único que tenía eran sus vendas, que apenas si hacían su trabajo, -"Tal vez le debería pedir más al profesor Bolfhorner" - Pensó Lincoln como una ocurrencia tardía. Lincoln caminaba por las calles casi desiertas, la gente que pasaba era mínima, a lo lejos logro ver a la señora Clohú Dickguid, una vieja amiga de su madre, pero eso no importaba, estaba en la otra acera, muy probablemente iría a ver a su amante, la verdad muy poco le interesaban esos chismes que de hecho eran verdad, esa señora tenía un amante desde hace un buen tiempo, ¿no le importaba su esposo ni su hija?, Tal vez si, tal vez no, a Lincoln no le gustaba meterse en esos dramas, eran demasiado para él.

Siguió derecho ignorando a la señora, ella hizo lo mismo, si lo vio no hizo ademan de saludo, Lincoln volvió a sus pensamientos, no había dormido nada, se sentía cansado, y se había levantado tarde, apenas tuvo tiempo de cambiarse e irse antes que se despertarán sus hermanas o padres, no pudo bañarse, aunque eso no importaba mucho, igual ayer se había bañado, pero había cogido la costumbre de bañarse todos los días, si no lo hacía se sentiría sucio hasta bañarse, y así se sentía ahora, sucio, horrible, embarrado de algo que no podía ver. No tuvo ni tiempo de desayunar, esperaba encontrarse en verdad con su profesor Bolfhorner, él tal vez le daría algo de su almuerzo, su boca olería a feo, pero por lo menos no sentiría hambre.

Llegar a su escuela no tuvo dificultades, lo único malo es que ya habían llegado varios estudiantes, algunos los voltearon a ver, los que aún no olvidaban que él fue el chico ardilla, eran pocos, pero lo suficientes para fastidiarlo, estos eran los que siempre le recordaban a él y a los demás que él fue el chico ardilla, por esas personas aún ese tema no había sido olvidado, tal vez pronto ese "chiste" se quemaría tanto que dejaría de ser gracioso.

Lincoln está cerca de la entrada, ya estaba cerca de las columnas de mármol. Pero unos chicos se posicionaron enfrente de él obstaculizando su camino

- Vaya - menciono unos de los chicos, que era más grande que Lincoln - pero si no es el chico ardilla, - dijo burlesco - dime qué te trae desde tu árbol hasta aquí.

Lincoln solo lo miro con cansancio, era fastidioso que la gente siguiera hablando de eso. Él miro a su alrededor esperando una ayuda de algún tipo, pero se encontró con las miradas desviadas como un intento de ignorarlo, miradas con sonrisas burlescas, y miradas indiferentes esas personas, para él esas eran las peores, ya no les interesaba el tema de la ardilla, pero tampoco se molestaban en ayudar al principal perjudicado. La verdad no sabía porque se molestaba en mirar, buscando una ayuda, siempre era así desde que dejo el traje y venía demasiado "tarde" a la escuela.

- ¡Mírame cuando te hablo animal! - gritó eufórico el que parecía el líder del grupo, un chico con un mal caso de acné en su rostro.

El chico agarro a Lincoln para alzarlo y hacer que lo mirara a los ojos, vio los ojos llenos de irá del mayor, contrastaban con su mirada cansada de la vida, si lo iba a golpear, que lo hiciera de una vez.

- Oye, viejo cálmate - dijo uno de los chicos del grupo.

- ¡Cállate! - ordenó, mirando de reojo a su compañero - ¡está ardilla ya me harto bastante!

- Vamos amigo, es solo un niño.

El chico del acné ignoro a sus dos compañeros a favor de su ahora víctima, ya estaba preparando su brazo izquierdo para golpear al chico, para su sorpresa el niño no pesaba nada, con un solo brazo podía retenerlo lo suficiente para darle cómo se merece el chico ardilla. Antes que el chico mayor golpeara al niño, una niña de pelo blanco golpeo el estómago del chico, con la palma abierta, sacándole el aire, el muchacho soltó a Lincoln, y se encorvo sosteniéndose el abdomen.

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