Capítulo 7: El contrato

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La tenue luz de la mañana pasaba por la ventana redonda del pequeño armario que era la habitación de Lincoln, él miraba el techo con cansancio, sus ojeras eran notorias y tenía bolsas en los ojos, la expresión neutra reflejaba su alma muerta, la culpa lo carcomía, sabía que fue él quien mató a Cliff, no lo podía negar, pero no lo podía recordar cómo paso.

Lincoln no ha podido dormir desde el jueves, era sábado, ayer su mente se encontraba perdida todo el día, hizo todo de manera mecánica, no recordaba ni siquiera si hablo con el Sr. Bolfhorner, solo salió al instituto, recordaba caminar, la sensación del viento, el sonido del movimiento de las hojas como una coreografía, eso era lo que recordaba, después todo era confuso, no escucho nada, apenas si recordaba haber escrito algo.

Se levantó de la cama lentamente, no quería, pero tenía que pararse, la sensación de pesadez en sus piernas ya era insoportable, se estiró para calmar la sensación.

Se volvió a sentar en la cama y miro de reojo al lector, para suspirar resignado.

-        Hola amigos – saludo con cansancio, sin ganas – saben, realmente me siento mal, no pude dormir nada anoche – volvió a suspirar – cada vez que cerraba los ojos solo veía esos dedos de madera apuntándome y el cuchillo impregnado de sangre, junto a mis manos – los ojos de Lincoln se cristalizaron – no puedo más, no soporto este peso en mi estómago, escucho los sollozos de mis hermanas incluso cuando no están cerca… quiero decir la verdad, que yo fui, pero… no puedo, algo se atora en mi garganta y no me deja hablar, yo… yo… yo…- Lincoln rompió en llanto, intentaba hacer el menos ruido posible, sus sollozos eran opacados con su mano derecha, moco le comenzaba a salir de la fosas nasales y su mano se humedecía con sus lágrimas.

-        ¡Lincoln ya está el desayuno! – una voz femenina se escuchó al otro lado de la puerta.

Lincoln iba a limpiarse con su antebrazo, hasta que se dio cuenta que era el derecho, aún lo sentía sensible así que cambio de antebrazo y se limpio el moco junto a sus lágrimas.

-        Ya.. ya voy – respondió con nerviosismo.

Nadie le respondió, se paró de la cama y se dirigió a la puerta, al abrirla se encontró con Luna, ella tenía una camisa morada con una imagen de cráneo en el pecho y unos pantaloncillos negros.

-        Buenos días herma… - Luna dejo de hablar al ver el aspecto de su hermano.

Él estaba encorvado, su expresión revelaba cansancio y una clara irritación, y sus ojos miraban fijamente a Luna como si esperaba que dijera otra cosa. Luna solo se hizo a un lado para que pasara su hermano, Lincoln cerró detrás de si la puerta y paso al lado de Luna, sin mirarla, una gota de sudor bajo por la sien de Luna hacia su mejilla.

Ella se quedó en el pasillo tan quieta cómo una roca, su respiración era irregular, su pecho se expandía y volvía a la normalidad, era como si se hubiera enfrentado a una bestia y halla logrado sobrevivir.

Lincoln bajo por las escaleras de madera que crujían por tanto uso. Sintió a sus hermanas y padres, su melancolía era grande, pero lo que era Lili, Luan, y su padre tenían una tristeza más profunda, y Lisa estaba ¿Preocupada?, Eso lo extraño, pero casi de inmediato una sensación de pesadez se asentó en su estómago, y las ganas de vomitar habían vuelto. Llegó al comedor, la luz que entraba de la ventana era fuerte e impactante, en ambiente luminoso no reflejaba la emotividad de la familia que era oscuro y triste, Lincoln sintió un picor en la garganta, las ganas de vomitar eran más fuerte.

-        Bu..bu..bu… - tartamudeo.

-        Buenos días – le respondió Luan, sin mirarlo, estaba agachada, solo mirando sus piernas, su expresión muerta mostraba su tristeza al perder a su mascota favorita.

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