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—¿Quieres que me espere y entramos separados? No quiero que Jungkook ni nadie se enoje contigo.— preguntó Jimin cuando llegaron al sitio.

Hoseok lo miró serio ¿Enfadarse con él? ¿Qué acaso el enano aún no sabía quien mandaba en ese grupo?

—Anda, vamos — dijo y los dos fueron hacia la casa.

Jimin nunca había estado en aquella fraternidad aunque si había pasado varias veces por delante. Era más grande que la de ellos, o sea, que la de Jungkook y los chicos, y había un montón de personas.

Vaya que si se notaba que esa era la última gran fiesta de ese semestre.

A empujones, logró seguir a Hobi por el recibidor hasta la sala, este iba mirando el celular y a todos lados a la vez; buscaba a sus amigos. Pronto dieron con Namjoon y Jin que estaban juntos charlando.

No habían terminado de saludarse cuando Ihyu palmeó su espalda. Al girarse vio aparecer a Taehyung y Jungkook que salían de lo que debía ser la cocina.

El moreno estaba espectacular, como siempre, con su camiseta oscura y sus pantalones ceñidos.

Sobra decir que Jungkook y Jimin se dedicaron una larga mirada cargada de emociones, pero carente de significado para el otro, pues lo que sus ojos querían decir era imposible interpretarlo. Jungkook tembló al poder verlo, tan sencillo y encantador como solo Jimin sabía serlo.

El moreno estaba eufórico de encontrarlo y se moría de ganas de hablarle, pero el más bajo terminó por apartar la mirada de él. Luego le dedicó una falsa sonrisa a Taehyung y acto seguido se dirigió a Hoseok.

—Voy por una bebida... — murmuró antes de desaparecer.

Los chcios se miraron entre ellos sabiendo de sobra que Jimin no pensaba volver.

*

Conseguir una cerveza había sido toda una odisea y no precisamente porque hubiera pocas sino porque era invisible.

Nadie lo miraba y nadie le hablaba, a tal punto, que llegó a dudar de su propia opacidad mientras esperaba que alguien le hiciera un hueco para poder agarrar una. Aunque, sinceramente, no le importaba esperar, porque mientras estaba haciendo eso al menos estaba ocupado.

No sabía como volver a la sala sin cruzar miradas con él. Pero irse ya no era una opción.

"Podría ir a la otra sala a ver como compiten bebiendo otros" pensaba. Maldita sea, había imaginado de una forma muy distita su entrada en escena y el encontronazo con Jungkook.

Se imaginó charlando con todos como si nada, despreocupado, fuerte... al menos de mente, tratando a Jungkook con frialdad pero sin desprecio y ser la estrella de la noche, pero la realidad era que a la primera de cambios se había cagado.

Al final se consiguió una lata de cerveza pero estaba tan fría que tuvo que estirarse los puños en el jersey para protegerse las manos y a pasitos cortos salió a la sala.

Allí buscó un rinconcito y abrió su lata para dar un sorbito, uno pequeño pues esa lata tenía que durar toda la noche. Sin embargo, nada más tirar de la arandela descubrió que alguien la había movido, o tal vez solo por accidente, pero todo el gas salió y se salpicó el sueter y la cara.

Varios lo miraron y se rieron.

"¿Por qué a mi?" no pedía que las cosas le salieran siempre bien, pero es que la vida no le daba tregua. Dando tanta pena como iba a lograr su ¿venganza?

Con la cabeza gacha tuvo que caminar hasta el centro de la sala y agarrar una servilleta de la mesa para comenzar a limpiarse.

Logró secarse bien pero el olor no se iba a ir, por suerte toda la fiesta apestaba a alcohol así que tampoco era tan grave.

Alone between Wolfs [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora