Abraham salto de la cama, en un segundo al sentir el gran estruendo, Sophia estaba aterrada, sus manos apretadas sobre las sábanas temblaban como hojas de otoño, Abraham sabía que era cuestión de tiempo para que ella colapsara en un ataque de nervios.
-Sophia, mirame- Abraham le intentó distraer. -Estoy aquí, te estoy cuidando. No importa lo que haya sido, no dejare que te haga daño- le dijo en un tono seguro
Sophia solo asintió con la cabeza, ella solo guardó silencio mientras veía que Abraham sacaba desde el armario un bate de Baseball, luego la mira y con un gesto de su mano, le hace guardar silencio. Sophia solo se quedó ahí en silencio, sentada sobre la cama, a medio tapar con las colchas, abrazando sus rodillas y rogando para que no fuera nada.
Sophia sintió pasos en el pasillo, acercándose al dormitorio, en lo profundo de su ser rogaba porque fuera Abraam quien volvía de su inspección, sin embargo estaba tan nerviosa, que sus uñas se le incrustaban en la piel.
De pronto la puerta de la recamara se abrió, Sophia podía sentir su corazón latir tan fuerte que perfectamente pudo habérsele salido del pecho, pero quedó aliviada al ver que quien abría la puerta era ni más ni menos que Abraham.
-tranquila, soy yo- le dijo Abraam con un tono suave, intentando calmarla.
-¿que paso?, ¿que fue ese ruido?- preguntó Sophia completamente nerviosa.
-tranquila, solo era un gato- respondió Abraam.
-¿un gato?- preguntó Sophia confundida.
-Si, si... de seguro es de algún vecino, debió meterse cuando tuvimos la puerta abierta- respondió Abraam calmando a la chica- antes de venir a dormir cerré todo, no había visto al gato, de seguro se había escondido, cuando sintió que estábamos dormidos trato de salir, el pobre dejo un pequeño desorden en el intento, bueno y como estaba todo cerrado, no tenía por donde salir, de ahí el bullicio.-explico calmadamente Abraham.
-entiendo, imagino que has dejado que saliera el pobre gato- dijo Sophia más calmada.
-por su puesto. Le abrí la puerta y salió como alma que lleva el diablo.- bromeó Abraam. Mientras se recostó a su lado, le besó la frente, al tiempo que la abrazaba.
Sophia se tranquilizó y en poco rato se quedó profundamente dormida. Pero Abraham se quedó despierto, esperando pacientemente, cuando sintió que Sophia estaba profundamente dormida, la acomodo en la cama, le cubrió con una manta y acarició dulcemente su rostro.
Luego de eso se escabulló rápidamente, procurando no despertar a su amada. Abraham salió del cuarto y se dirigió a uno de los cuartos, el más alejado de la casa, uno al que él le había exigido a Sophia, no entrar jamás.
Abraham llegó al final del pasillo, donde había una pequeña mesa con un florero vacío y lleno de polvo. Abraham alza el florero dejando ver bajo este una llave.
El hombre toma la llave y deja en florero en su lugar se dirige al cuarto cerrado, por unos momentos, Abraham se quedó inmóvil, su mano sobre la manilla y la llave a medio entrar en la ranura, el hombre estaba inmerso en su propia mente, parecía incluso dudar de entrar, entonces da un suspiro y lentamente comienza a girar la llave, la puerta se empieza a abrir entre crujidos, fue cuando Abraam enciende la luz para entrar, el interior de la habitación estaba lleno de polvo, todo era un desastre, muchas cosas arrumbadas y apiladas por todas partes.
En la habitación se podía ver un deteriorado papel mural de flores con fondo rosa, una pequeña cama y cajoneras, también un sofá lleno de ropa de mujer, sobre la cama bolsas llenas de juguetes y otras con joyas y cosméticos. Un rincón donde había un mueble antiguo, sobre él una series de cuchillos de cazador de diferentes tamaños, miras cartuchos y una serie municiones, y apoyado en la pared, un recuadro, donde se veía a Abraham uniformado como soldado junto a su mayor a cargo y tres compañeros, se acerca al mueble y el primer cajón, mira por unos segundos, con la mano comienza a remover unos papeles, finalmente encuentra lo que buscaba, saca del cajón, un revólver, se sienta en una silla, y comienza a limpiarlo lentamente, primero limpia el exterior luego el cañón, revisa el percutor y la cámara de balas, luego lo comienza a calibrar y una vez listo, le comienza a cargar con balas.
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El Llanto de un hombre
RandomEl libro nos relata la historia de una pareja. Un hombre rudo y machista, decepcionado de la vida y sin animos de seguir viviendola, que conoce a una joven y bella mujer que a diferencia de él, es gentil, dulce y amorosa, liberal y un tanto feminist...