𝐗𝐈𝐕. 𝐋𝐨𝐮𝐢𝐬 𝐧𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐛𝐚

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Louis había manejado muy bien el saber que estaba en estado, pero sus alfas, sus alfas seguían sin creerlo.

Llegaron hasta el punto de ignorar al omega. Louis no tomó eso muy bien, ya que bueno, son sus alfas. Y por las marcas Louis sentía el desprecio, no hacía el, si no que hacía el cachorro. Louis sabía que su bebé no tenía la culpa de que sus supresores y los de sus alfas no funcionaron.

El omega dejó pasar una semana, y toda esa semana sus alfas llegaban muy tomados y ambos se quedaban en la habitación de huéspedes. Louis ya se sentía muy solo.

Una noche, mientras sus alfas estaban hasta las copas, el empezó arreglar sus cosas, si se iba a ir, el no iba a poner en riesgo su embarazo, y mucho menos su vida. Conocía a sus alfas y sabía que ellos no iban a llegar a pegarle, pero tenía miedo, porque últimamente los desconocía.

Ya no eran esos alfas tiernos y amoros que conoció hace dos años, ahora eran dos alfas déspotas y distantes, aparte borrachos.

Al día siguiente que sus alfas ya no estaban, agarró sus cosas y se fue. Pero antes se desahogó, lloró, quebró cosas, y le escribió una carta a esos alfas que ya desconocía.

Dejo la nota en donde el sabia que ellos la verían, el mueble en donde tenía los licores.

Y se fue, se fue con el corazón roto y embarazado de casi tres meses, pero sobre todo, se fue enlazado de dos alfas estupidos.

Su madre lo recogió.

-Hola, amor- le saludo, depositando un beso en su cien.

-Hola, mamá- le dio una media sonrisa, no tenía fuerzas ya ni de respirar.

La mujer puso andar el auto y no habló más con su hijo, no quería hacerlo recordar nada.

Louis iba solo viendo el camino, las casa, los árboles, las nubes. Y sobando su, aún plano, vientre. Le partía el corazón recordar de quienes era su cachorro, de unos alfas que desconocía.

Al llegar a casa de su madre, bajo sus cosas, al entrar la mujer hablo.

-Has estado tomando tus vitaminas?.

-Si mamá, ahora lo único que mi impronta será mi bebé.

-Amor, no me gusta verte así.

Louis solo asintió y camino hacia la que era su habitación, en esa casa.

Vio su cama, la cual permanecía como el la había dejado, y se acostó en está, y se hecho a llorar.

Todo era estupido, su vida y el hecho de haberse enamorado de esos alfas, ya nada tenía sentido, solo su cachorro. Ese era el único motivo por el que aún seguía de pie.

No supo ni en qué momento se quedó dormido de tanto llorar.

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Edward y Harry aún seguían trabajando, pero ambos con un leve dolor en el pecho.

-Harry- habló Edward.

-¿Que?.

-¿Puedes llamar a Louis?

-¿También sientes el dolor?.

-Si, me preocupa.

Harry solo asintió y marcó al teléfono de Louis, pero lo mandaba a buzón.

𝘖𝘶𝘳 𝘓𝘪𝘵𝘵𝘭𝘦 𝘚𝘶𝘯𝘧𝘭𝘰𝘸𝘦𝘳 //ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ~ᴳᵉᵐᵉˡᵒˢ ˢᵗʸˡᵉˢ⁻ᴸᵒᵘⁱˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora