Encantadora de Serpientes (Delphine Riddle Black)

¡Arresto Momentum!

Los meses habían pasado rápido y faltaba poco para terminar las vacaciones. Pronto comenzaría su nueva vida en Hogwarts y a pesar de no tener a su fiel compañera se sentía emocionada por conocer el lugar donde sus padres estudiaron, aunque todavía no conocía sus nombres, bueno al menos no el de su madre. Toda su vida creyó que había sido adoptada por Andrómeda y esta nunca le llegó a hablar de sus padres alegando no conocerlos. Ahora sabía que su padre fue un mago muy poderoso, malvado, pero grandioso y de su madre aun no conocía nada. No había ningún libro en la madriguera que la ayudara a investigar un poco más, había buscado por todos lados un libro de historia que hablaba sobre la segunda guerra, nunca le llego a llamar la atención hasta que se enteró que sus padres habían participado en el bando enemigo, pero todos los libros de historia o magia avanzada, mejor dicho, todos los libros habían desaparecido. No es que los Weasley portaran con una gran biblioteca, pero el armario que usaban de biblioteca desapareció desde el momento que se mudó con ellos.

- ¡Delphine! - llamo Molly desde la escalera. La joven bajó con parsimonia para tomar el desayuno sin detenerse a mirar a los presentes, ya se había vuelto un hábito ignorar a todos, sin embargo, cuando alguien la llamaba siempre respondía cortésmente. No quería darles el gusto de saber que la situación la estaba afectando. Ella estaba determinada a descubrir quienes eran realmente sus padres.

El desayuno fue ameno, con conversaciones banales y el señor Wesley leyendo el profeta, el cual en ocasiones luego de leerlo era incinerado, ella suponía que era porque mencionaban algo de la guerra referente a sus padres. Usualmente la madriguera estaba llena de familiares, pero ese día solo se encontraba con Molly y Arthur. Así que cuando una lechuza arribo a la casa con una carta de Hogwarts no dudaron en llevar a la joven al callejón diagonal para hacer sus compras. La señora Molly cogió la carta para leerla, pero se detuvo un momento en el destinatario y considerando que ya era momento se lo entrego a la joven bruja, quien pudo leer por primera vez su verdadero nombre Delphine Riddle Black.

Delphine podía sentir un gran éxtasis, por fin conocía su verdadero origen y ya sabía por dónde empezar a investigar. Pronto saldría de ese lugar y conocería nuevas personas, pero ya no era una niña ingenua, sabía perfectamente que todos sabrían su ascendencia y seria juzgada por ello. Pero ella estaría lista, no iba a permitir que nadie más la humillara como los Potter-Weasley.

Corrió a su habitación para enviarle una carta a Harry. Estaba dispuesta a empezar ese año como la perfecta descendiente de Slytherin y para ello necesitaría algo de dinero. Ella nunca poseyó una gran fortuna, pero sabia quien lidiaba con un gran sentimiento de culpa, desde el incidente del lago cada vez que Harry la veía se notaba la culpa en su mirada y de alguna manera se debía de cobrar el daño a su pequeña Delirio.

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        Estimado Sr. Potter,

Me place informarle que el presente día he recibido mi carta de Hogwarts. Y los señores Wesley han ofrecido su tiempo para acompañarme el día de mañana para comprar la lista que el colegio exige. Por ello, decidí tomar el atrevimiento de solicitar su apoyo económico con los materiales escolares y un nuevo compañero debido al lamentable incidente que afecto a mi pequeña y dulce Delirio. Me despido, no sin antes mencionar que todo préstamo será aceptado con la promesa de devolver el dinero en cuando conste con la cantidad reunida.

Sin nada más que agregar espero su comprensión y ferviente apoyo.

Atentamente

Delphine Riddle Black

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Releyó la carta tres veces y la ató a la lechuza familiar con seguridad. (llévaselo a Harry Potter, pequeña) le susurro. El ave emprendió el vuelo hasta perderse en el horizonte. Y sin poder esperar una pronta respuesta salió rápidamente de la casa hasta el lago, tenía tiempo que no pasaba por ahí, ahora solo le traía un triste recuerdo. Pero su corazón se giró levemente sintiendo como una pequeña esperanza se lazaba nuevamente.