-¿Por qué nos aferramos a algo que nos hace daño, Baji?
-Porque lo disfrutamos.
Mientras más daño se hacen más se aferran el uno al otro.
Baji y Chifuyu se separaron hace cinco años, sus vidas tomaron caminos distintos y no han sabido nada del otro...
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Epílogo; sabor a tí.
Baji sólo agradeció al día siguiente, lloró claramente, mucho, su pecho dolía y en si todo su cuerpo dolía. Sostuvo el cuerpo de Chifuyu por al menos varias horas, le dijo que lo amaba y que estaba demasiado feliz por haberlo tenido en su vida.
―Te amo, te amo, te amo Chifuyu, te amo demasiado...―sorbió su nariz y sujeto el cuerpo más fuerte contra sí―.Gracias bebé, gracias por todo...
Los "te amo" y los agradecimientos no pararon, por la mente de Baji viajaba toda su linda historia de amor; desde que se conocieron, su relación de amistad, el vivir juntos, ser novios, cocinar para él y que Chifuyu lavará los trastes, Julieta y el que Chifuyu quería matar a sus amigos por dejar escapar al gato que había comprado para Baji y reemplazarlo por una ardilla.
También estaba lo triste, cuando Matsuno no pasó su examen, los reclamos, las peleas, los celos y la forma tan triste en la que se fueron alejando el uno del otro. La última vez que hicieron el amor y cuando Chifuyu salió por la puerta de su antiguo departamento para no volverlo a ver sino hasta dentro de 5 años.
Tan delgado y con un enorme suéter, con ojeras y la forma en la que sospecho que algo malo pasaba, la invitación a su nueva casa, el chocolate caliente con las galletas de girasol así como volver a estar juntos luego de tanto tiempo y lo bien que se sintió.
Se preguntó si Chifuyu también vio toda su vida en cámara lenta como dicen que pasa en las películas. O si sólo fue un despertar y dormir de nuevo muy rápido que ni siquiera le dio tiempo de algo.
Le costó mucho el tomar su celular para avisar a la madre del chico que su hijo había muerto. Ella lloró claramente, pero estuvo tranquila sabiendo que su hijo había querido hacer lo que quiso y deseó mientras estuvo con vida.
Ella llegó una hora después y se dirigió a la habitación de su hijo en la que Baji aún se encontraba, no se había movido de ahí para nada. Tuvo que insistir en que debía llamar a los médicos para que se llevarán a Chifuyu; el pelinegro no quería pero entendía que aquel era ya sólo un cuerpo, su Chifuyu ya no estaba más ahí. Y lo dejó ir.
―No lo parece ahora cariño, pero es lo mejor. Él ya está en otro lugar.
―¿Cuándo dejó de extrañarlo?―preguntó Kei; a la mujer le costó un poco entender de a quién se refería y cuando lo hizo, sonrió.
―¿Qué te hace pensar que he dejado de extrañarlo? Jamás lo he hecho. Pienso en el padre de Chifuyu cada día, minuto y segundo de mi vida. Tal vez me acostumbre a ya no tenerle cerca pero jamás lo he olvidado o extrañado.
―¿El dolor pasará?
―Lo hará querido, pero, sus recuerdos jamás se irán de ti.