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Robaire debía buscar a su compañero, no sabia que pensar; se sentía una mierda de persona por revisar el cuaderno sin el consentimiento del menor y a la vez no haberse dado cuanta de los sentimientos que tenia por él.

Usó el teléfono de la casa para intentar llamar a los otros chicos, no les iba a decir todo con exactitud pero si la razón de porque no lo encontrarían en casa.

Jesse fue el único que contestó la llamada, quien sabe que estén haciendo los otros dos.

Después de colgar el teléfono, agarro una chaqueta y se fue a buscar a Tae.

El menor siempre tenía un lugar en la ciudad donde "esconderse" del mundo por asi decirlo, pero solo los miembros de la agrupación lo sabían; además de que era un lugar para nada que ver con la personalidad del rubio.

Lo encontró debajo de aquel viejo puente, mirando a la nada.

Rob no dijo nada solo se sentó junto a él, pasaron unos minutos hasta que uno de los dos empezó a hablar.

-¿viniste a burlarte de mi?- los cabellos del rubio se meneaban en el aire dejando ver sus ojos aguados y su nariz roja.

-¿Que?, ¡No! Jamás me burlaría de ti- expreso el mayor alterado -sabes que te quiero mucho y vine a pedirte que me perdones-

-¿perdonarte?-dijo con confusión.

-¡Sí!, por ser un idiota y no saber por lo que estabas pasando; creí que todo estaba bien entre nosotros-

-y no lo está?-preguntó el menor curioso.

-no...- dio un suspiro -no lo está- el mayor trago saliva antes de continuar con lo que iba a decir, ya no había vuelta atrás.-Tae...Eres una persona increíble, me haces sentir como si no he vivido mi vida completamente y cuando te veo salta la necesidad de correr hacía ti para abrazarte, acariciarte, besarte...-

Rob ya no controlaba más lo que decía, no podía creer que se le estuviera confesando aquí y ahora. Estaban bajo un puente, no era un ambiente romántico en su totalidad pero por lo menos un hermoso atardecer se asomaba a lo lejos.

El rubio solo podía escuchar cada palabra atentamente, los ojos le brillaban por el sentimiento de sorpresa combinado con un nerviosismo extremo. El contrario volteo a mirarlo directamente a los ojos, tomo sus manos y las entrelazo con las suyas.

-Y no quiero que esto nos afecte a todos, pero si sucede algo que afecte a la popularidad de la banda créeme que te elegiría a ti sobre cualquier cosa porque te amo y...-

Antes de que siguiera hablando el menor ya se había abalanzado encima de él, en un fuerte abrazo los dos cayeron al suelo, uno en sima del otro. A Robaire le empezaron a sudar las manos pues de un momento a otro podía sentir el cuerpo de Tae contra el suyo, no era muy pesado y su piel era suave; lo miró a los ojos y luego a sus labios rosados.

Tae jalo al moreno con su camisa y lo besó, el menor jamás había besado a alguien en su vida por lo tanto era inexperto; no movía los labios, solo mantenía los ojos bien cerrados. Luego se separó mirando al mayor con una mirada de "viste lo que hice, soy un niño grande".

El líder solo se limito a hacer una pequeña risa, luego negó con su cabeza al ver que el rubio tenía una cara de confusión. Tomo las mejillas de Tae y unió sus bocas está vez en un dulce beso, Rob guiaba el beso; la boca del menor se sentía tan húmeda y suave, empezaba  a descontrolarse pues accidentalmente el moreno mordió el labio inferior del rubio.

-¡auch!-Dijo en señal de queja.

-Perdón...-Se rascó la nuca con pena- Me emocioné un poco-

Los dos decidieron ir a casa, caminando tranquilamente mientras anochecía; a esa hora casi no transitaba gente así que no hubiera forma de que los reconocieran. El silencio que había entre los dos no era incomodo, cada uno estaba lidiando en su interior las emociones de felicidad por lo ocurrido; aún así sentían que todo se volvería más difícil.

Nadie se dará cuentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora