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Los integrantes de 4*town se encontraban viendo una película, esta vez Rob, Tae y Aaron T estaban en el sofá y los demás en el suelo.

A la pareja los cubría una sabana haciendo más fácil que los dos tenga algún tipo de interacción sentimental, como todos estaban pendiente de lo que se transmitía en la tv nadie notaba nada. 

El moreno paso su mano por la cintura del rubio atrayéndolo hacia él, mientras el menor descansaba su cabeza en el hombro del líder.

Todo iba bien hasta que...

-oigan, ustedes dos- dijo T llamando la atención de todos y poniendo nerviosa a la pareja.

Los demás miraban con confusión la escena, mientras Rob y Tae se morían del miedo.

-me están quitando sábana- mencionó ofendido el chico de la gorra.

Los dos protagonistas suspiraron, estaban aliviados de que sólo fuera eso y nada más.

En la sala de ensayos practicaban la coreografías de algunas canciones, a pesar de que hubiera aire acondicionado todos los integrantes sudaban de manera exagerada; los espejos  se encontraban empañados por la humedad que sus cuerpos emergían.

Al finalizar cada practica siempre platicaban, tirados en el piso como si fueran alfombras o cadáveres, tal vez la rutina era cansada pero estar juntos los ayudaba a seguir adelante, a veces...

-¿Saben que nos encontramos Z y yo el fin de semana?-Dijo entusiasmado T -Unos maricones besandose en el parque y tenían estas banderas de colores horribles-menciono pegando una carcajada.

-Me parece un falta de respeto que anden por ahí sin pensar en lo niños-esto último lo dijo Z mientras tomaba un poco de agua de su botella.

en la sala había un silencio incómodo, nadie dijo nada. 

-bueno, son cosas que pasan-dijo Jesse con el rostro bajo.

Rob miró a Tae y este último se notaba molesto pero tranquilo, el moreno tomo su mano y le dedico una sonrisa dulce mientras le acariciaba con su dedo pulgar. Al instante que el rubio dio una cara mas relajada el líder le soltó la mano puesto que si seguían así los demás lo verían raro.

todos se fueron poco a poco de la sala de prácticas, hasta que los dos protagonistas se quedaron solos en el lugar, el ambiente se sentía triste y eso los estaba afectando.

-¿quieres hablarlo?- Rob lo miraba a los ojos con comprensión y amor, se encontraban sentados en el suelo, el moreno con las piernas estiradas y el asiático agachado.

-no se-dijo el rubio en un pequeño quejido como si fuera a llorar.

-¿quien sabe entonces?-dijo el otro.

-es que..., no puedo creer que mi mejor amigo diga algo tan horrible. ¿Sabes? me siento asqueroso, no me quiero ni imaginar que pensará de mi si se llega a enterar- el coreano menciono histérico.

Su compañero lo tomó en sus brazos para sentarlo en sus piernas, lo abrazó sobando su espalda mientras  disfrutaban el momento.

Un beso fue lo que se escuchó en la sala, luego dos y tres. Este beso era más de consuelo, suave, dulce y tranquilo; el moreno tomó los cabellos mojados de su pareja para profundizar las sensaciones que estaban sintiendo, causando un rechazo en el menor.

-no hagas eso- dijo con una cara de asco.

-¿que sucede?- comentó el líder confundido y a la vez asustado.

-Es asqueroso, no vez que estoy todo sudado-Su cuerpo se movía manera que expresaba lo incómodo que se sentía por el pegoste.

-Pero lo que hicimos en tu cuarto no te pareció asqueroso...-comenzó el moreno diciendo de forma coqueta mientras sus dedos jugaban con las cuerdas del mono que usaba él asiático.

-¡basta!- Empezó a reír empujando al contrario.

Los dos reían y se sentían en su propio mundo, donde podrían hacer los que quisieran sin ser juzgados o dañados por otras personas, un lugar donde el tiempo y el espacio no importaba; no necesitaban nada más pero no sabían que eso ni iba a durar mucho.





Nadie se dará cuentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora