Nadie se dará cuenta

13

Tae young se vistió con una franela de color azul marino oscuro, junto con unos pantalones blancos.

Se peinó, cepilló y acomodó su anillo en su dedo. Los integrantes usualmente usaban anillos por la moda del momento y también hacia ver la estética del grupo que se basaba más en hiphop que otra cosa.

Salió de su habitación emocionado pero callado, ya que aún era temprano.

Al llegar a la sala ahí estaba Robaire, tan resplandeciente como siempre; usaba una camiseta amarilla con mangas largas y un collar de color platino.

El rubio se sentía nervioso pero ansioso, justo en ese instante podría jurar que sintió la misma sensación cuando se conocieron; a pesar de que no todo era perfecto en ese momento ya que sus inicios no fueron fáciles, el pequeño recordaba nostálgico esos días.

-¿Sucede algo?.- preguntó el moreno curioso.

-no.-negó el rubio con la cabeza- Es solo que, te ves muy guapo.- el asiático mostró una hermosa sonrisa.

El líder sintió su corazón revolcarse y sus mejillas se tornaban de un color rojo, no pudo evitar sonreír.

-listo para pasar el mejor día de tu vida?.- preguntó el mayor.

-siempre listo.- dijo orgulloso el menor de los dos.

Salieron y a su vez dejaron una nota en la nevera para los demás, para que supieran que no volverían hasta las 7 de la noche.

Tomaron el autobús, estaba algo lleno pero ellos eran felices ocupando un pequeño espacio en una esquina. Rob se sostenía de la barra para que los pasajeros se agarrasen y Tae se sostenía de él para no caerse, a pesar de la situación el rubio no despegaba la sonrisa de su rostro; sentía como si se fuera a desmayar de tanta emoción.

En cambió el líder sentía que se iba a desmayar por los nervios, en su cabeza repetía constantemente lo que iba a decir como si fuera una exposición. 

Llegaron a lo que sería la entrada del acuario, y vieron que había un puesto de globos azules de ballenas. Tae fue y se compro uno mientras el moreno pagaba las dos entradas del acuario, así dieron inicio a la primera actividad del día.

Miraban los peces y de vez en cuando se tomaban fotos, los colores azulados de la pecera se mezclaban con los ojos verdes de Rob, las sombras de los peces pasaban por el rostro de Tae haciendo que el ambiente de sienta inexplicablemente reconfortante.

No tenían límites en cuanto a dejarse llevar por los sentimientos, pero en algo mas allá como agarrarse de las manos o si quiera darse un pico no lo hacían tan seguido. Algunas personas con sus familias tenían miradas bastante juzgadoras con respecto a la pareja pero a este punto los dos se acostumbraron sin darle importancia a los demás, después de todo no estaban haciendo nada malo.

Empezaron los dos a jugar un juego de adivinanzas, uno de ellos decía un color y el otro tenía que adivinar que pez estaba viendo de esos millones en la pecera.

-Veo uno de color marrón.-dijo Tae.

-¿Es una anguila?.-pregunto el moreno.

-más o menos.-dijo el rubio confundiendo a su pareja.

-¿como que más o menos? ¿Acerté o no?.-la curiosidad del mayor se desprendía de sus palabras.

-si es pero tienes que decir que tipo de especie es.-comentó el contrario.

-y yo como voy a saber.- se rasco la nuca mientras se mataba pensando.

El asiático se río.

-es una anguila japonesa.-Dijo Tae mientras caminaba a otra sala donde habían más peces.

Una de las cosas que Rob amaba del pequeño era sus conocimientos y no sólo por el mundo animal si no mas bien por la mayoría de cosas que lo rodeaban, podría platicar por horas con el y no aburrirse.

El moreno se unió a su compañero en la siguiente sala, donde habían más peces pero estos eran pequeños y a su vez de muchos colores haciendo una vista hermosa.

En el lugar habían unas bancas para sentarse.

Y ahí estaban los dos sentados, en el silencio de la armonía pacífica del momento.

Tae por un momento miro a Robaire, veía su sonrisa, su piel, sus cabellos, sus labios. No podía dejar de mirarlo, el pensaba que la mejor vista de la montaña más alta no se comparaba con mirar a su líder, lo hacía sentir pleno y alegre.

-No es hermoso?.- preguntó el moreno fascinado con los peces.

-si, es muy hermoso.-dijo el menor mirando al mayor con una sonrisa cautivadora.

Rob noto que el rubio lo estaba mirando, unos instantes después entendió que el comentario hacia referencia a él y no dudo en expresar su asombro combinándolo con sus mejillas sonrojadas.

Tomó la mano del menor y los dos se acercaron para mirarse a los ojos, las manos del moreno acariciaban las de su compañero con sus pulgares, y el asiático sólo se limitaba a enloquecer por dentro.

-bésame.-dijo el mayor en un susurro  acercándose a la nariz del rubio.

-pero, hace rato unas personas nos miraron feo.- cuestionó con la voz baja.

-pensé que eso no te importaba.-la mirada del líder era triste pero confusa.

-no, es solo que no quiero vivir de esta manera.-los ojos de Tae miraban directamente a su confidente. -que nos vean como si fuéramos criminales.-

-¿entonces tu problema no es que piensen de nosotros pero a la vez si?.-una risita salió de los labios de Rob.

Ahí se dio cuenta el asiático que se estaba mintiendo a sí mismo y que si le importaban los comentarios de los demás, y a la vez se contradecía para tapar su extrema inseguridad con respecto a su orientación.

Ante esto el menor bajo la mirada quedándose en silencio.

-mírame.- dijo Rob.

Tae young obedeció.

-no importa que tan raro nos vean, o que tipo de etiquetas nos pongan. Yo a tu lado soy el hombre más feliz del mundo y siento que el desprecio del mundo vale la pena si estoy a tu lado.-

El rubio se quedo sin aire, sintiendo su corazón acelerar y su estómago a hacer cosquillas. No sabia como Rob lo embobaba completamente, estaba empezando a pensar que lo echizo o algo parecido.

-esta bien.-dijo Tae.

Tras esto juntaron sus labios en un dulce beso, haciendo que sus sentimientos y emociones se reflejen en él; complementándose el uno al otro.

Finalizaron el beso y se quedaron ahí viendo la hermosa vista con las manos tomadas, todo era perfecto hasta que...

-¿Robaire? ¿Eres tú?.-

Era el manager Alex...