Capítulo 1 - La mudanza

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No me agradan los cambios, pero decidí mudarme. No podía seguir en esa ciudad repleta de Octolings, siempre interfiriendo con todos y adueñándose de las calles, cubriéndolas por completo con su tinta. Y sí, podría haberme mudado antes, pero no contaba con los recursos económicos necesarios. Así que trabajé duramente para poder permitírmelo. Durante ese tiempo, me dediqué a buscar una vivienda que pudiera adquirir. Tras pasar varias horas investigando en internet, finalmente encontré una opción interesante: una ciudad llamada Cromópolis. Esta contaba con una plaza, una zona comercial y un vestíbulo donde se practicaba el deporte favorito de los Inklings: batallas de tinta. En estas competencias, los jugadores deben cubrir un escenario gigante con la mayor cantidad de tinta posible y, para evitar que el equipo contrario logre su objetivo, se deben eliminar a los jugadores del otro equipo. Sin embargo, no hay motivo de preocupación, ya que nadie resulta herido; los eliminados reaparecen en su base.

El lugar me fascinó, y según lo que había leído, la ciudad estaba bien protegida de los Octolings. No había más que decir: me mudaría lo antes posible. Comencé a empacar todas mis pertenencias en varias cajas, llevando únicamente lo indispensable para mi nueva residencia. Además, ya había contactado a una persona para que me ayudara con la mudanza. Tras finalizar el embalaje, me encontraba exhausta. Como ya era de noche, decidí ir a descansar.

A la mañana siguiente, todo estaba listo para la mudanza. Era el momento de despedirme de esa ciudad. Cargué todas las cajas en el camión de mudanza y lo seguí en mi coche hasta Cromópolis. El trayecto fue ameno y rápido. Al llegar a mi nueva casa, me sorprendió gratamente su tamaño, tanto por fuera como por dentro, y debo admitir que resultaba bastante acogedora. No había tiempo que perder si deseaba explorar la plaza al día siguiente. Procedí a acomodar mis pertenencias y muebles según mis preferencias. Aproveché también para comer y además, preparé una pequeña mochila con lo necesario para el día siguiente.

El día transcurrió rápidamente. Sin darme cuenta, ya había anochecido de nuevo, por lo que me dispuse a dormir para recuperar energías y estar lista para el día siguiente.

NO TODAS LAS TINTAS SON COMPATIBLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora