-¡William, despierta! -grité, tratando de que abriera los ojos.
Abrió los ojos como pudo, aún aturdido.
-¿Qué pasa?
-¡LOS OCTOLINGS HAN VUELTO!
-¿¡Qué?!
-Sí, tú quédate aquí. Voy a llamar a Alba para que se reúna conmigo y cojamos nuestras armas.
-Pero, yo también puedo ayudar.
-Es muy peligroso, pueden capturarte en cualquier momento. Aquí estarás a salvo.
-Está bien. Me quedaré aquí.
Salí corriendo a llamar a Alba, preguntándole dónde estaba. Luego, me lancé por la puerta.
Entre explosiones y disparos, vi a Alba que ya estaba disparando con sus duales desde la entrada del vestíbulo. Mientras me acercaba, intentaba esconderme tras las paredes. Comencé a correr, pero tropecé con un trozo de escombro. Un Octoling me vio y empezó a dispararme. Justo antes de que el disparo me alcanzara, conseguí esquivarlo, disparándole con el marcador y eliminándolo. Después de eso, corrí rápidamente hasta donde estaba Alba.
-Por fin, estaba asustada -le dije, respirando con dificultad.
-Me había tropezado y un Octoling me vio. Pero no te preocupes, lo he eliminado.
De repente, se escuchó un ruido muy potente y el viento se volvió cada vez más fuerte. Una luz enorme nos apuntaba a Alba y a mí. Nos miramos a la vez y tratamos de protegernos con los brazos en la cara, como si eso pudiera hacer algo. Un disparo gigantesco empezó a acercarse a nosotras.
En ese momento, vi a William dirigiéndose hacia nosotras a la velocidad de la luz. Se puso delante de nosotras y, de la nada, hizo un escudo gigante que parecía surgir de un holograma, pero era muy sólido.
-¡William, no!
Nos dispararon y el vestíbulo empezó a derrumbarse sobre nosotras.
🦑
Pasaron unas horas y me desperté en medio del vestíbulo casi destruido. Había aguantado bastante bien; solo se habían caído algunos trozos. Pero Cromópolis estaba devastada. Cuando me di cuenta, empecé a mirar a mi alrededor buscando a Alba y a William. Vi a Alba despertarse, pero William seguía ahí tirado. Fui rápidamente hacia él para despertarlo y comprobar que estaba bien.
-¡William! ¡William! ¡Despierta!
Abrió los ojos y me lancé a abrazarlo mientras seguía en el suelo.
-Cómo me alegra que estés despierto. ¿Estás bien?
-S-sí, solo me duele un poco los brazos. Tengo unos rasguños. ¿Y tú, estás bien?
-Sí. Muchas gracias por salvarnos. Una vez más. Pero te dije que te quedaras en casa. Creía que te iban a llevar con ellos. Menos mal que estás aquí. Seguramente Perla y Marina pudieron hacer algo para derrotarlos. Si no fuera por ellas, no estarías aquí.
-Perdón, no pude quedarme. Estaba preocupado por si os pasaba algo. Oye, ¿y Alba?
-Voy a ver si está bien.
-Coral, ¡vaya roca me ha caído encima! -dijo Alba, tocándose la cabeza.
-Alba, era una piedra pequeña.
-¡Lo mismo es!
-No es lo mismo, Alba.
-Que sí es lo mismo.
-No discutáis por eso -dijo William, riendo.
-Veo que estás bien.
-Sí, por suerte sí.
-Vamos a hablar con Perla y Marina para ayudar en la reconstrucción de todo esto. Pero primero me voy a llevar a William a casa a curarle las heridas que tiene en los brazos. Espéranos con Perla y Marina.
Llegamos a casa y empecé a curarle las heridas cuidadosamente a William. Se quejaba un poquito del dolor, pero no le importaba.
-Gracias por curarme.
-No, gracias a ti por salvarnos. Ya lo has hecho dos veces. Muchísimas gracias, de verdad.
Nuestras miradas se encontraron, y nuestros labios estaban tan cerca, casi a milímetros. Volvía a sentir su tranquila respiración.
De repente, recibí una llamada de Perla.
Me aparté y cogí el teléfono.
-¿Sí? -contesté.
-Cory, tenemos buenas noticias. Ven rápido -me dijo Perla con entusiasmo.
-Vale, llego enseguida -colgué rápidamente.
-¿Nos vamos?
-Sí. Me han dicho que tienen buenas noticias.
-No hay tiempo que perder. Vamos.
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NO TODAS LAS TINTAS SON COMPATIBLES
RomanceCoral es una chica aventurera, pero la monotonía de su ciudad la mantiene lejos de la felicidad. Todo cambia cuando se muda a Cromópolis, un vibrante lugar lleno de color y alegría. Sin embargo, su nuevo hogar pronto se ve amenazado por los Octoling...