-¡Saludos tentaculares! Sabéis para qué estamos aquí, ¿verdad? -saludó Perla antes de anunciar los escenarios del día.
-Os traemos las noticias más frescas de Cromópolis. ¡Y en riguroso directo! -dijo Marina, antes de que Perla la interrumpiera.
-Marina, espera un momento. Estoy recibiendo noticias de última hora. Dejaremos los escenarios para más tarde.
-Pero... ¿Qué sucede, Perla?
-¡Los Octolings se han llevado al gran siluro del vestíbulo! -anunció Perla, visiblemente preocupada.
-Más tarde os informaremos sobre las sedes de las próximas horas. Vamos a contactar con Tina para que podamos hacer algo al respecto. Y ya sabéis... ¡No os andéis con medias tintas!
Mientras tanto, yo estaba inconsciente en las escaleras que conducían al tren donde me encontraba junto a ese Octoling. La verdad es que no recuerdo cómo llegué hasta aquí después de hablar con él. Cansada de todo, decidí regresar a casa. Sin embargo, en mi camino me crucé con una chica, una Inkling de tinta blanca y ojos verdes.
-¿Qué le pasará a esa chica? Parece preocupada -murmuré mientras continuaba mi camino. Sentí curiosidad, así que decidí acercarme a ella, pero antes de poder hacerlo, se transformó en calamar y se deslizó por una rejilla. Dominada por la curiosidad, hice lo mismo y me convertí en calamar para seguirla.
Al llegar al otro lado, me encontré en una nueva área con cinco islas flotantes, cada una conectada por rejillas similares a las de Cromópolis. Sin embargo, en el centro había una rejilla diferente, más grande que las demás. El acceso a ese camino estaba bloqueado; primero debía viajar por las otras islas para recolectar fragmentos y abrirlo. Cada isla albergaba un enemigo más fuerte que debía derrotar antes de continuar hacia la siguiente. Al final, el objetivo era rescatar al gran siluro. Tina, la Inkling que había venido desde Cromópolis, me explicó todo esto.
Sin pensarlo dos veces, me dirigí a la primera trampilla para comenzar la búsqueda de los fragmentos, utilizando las técnicas que había aprendido en mis combates en el vestíbulo. Justo cuando estaba lista para avanzar, apareció Jairo, el dueño de la tienda de armas de Cromópolis. Él se encargaría de ayudarme con las armas y los poderes que estas contenían para facilitar mi misión de rescatar al gran siluro. Sin embargo, lo que ni Jairo ni yo sabíamos era que no estábamos solos. De repente, el Agente 3 volvió a aparecer.
-¿De verdad creéis que vais a lograr algo? Ja-ja, qué ilusos. No sois tan fuertes como los Octolings. No tenéis nada que hacer aquí. ¡Largaos! -dijo, antes de desaparecer rápidamente.
-¿Cómo que Agente 3? No puede ser él. No es así -dijo Tina, que estaba detrás de nosotros.
-Él me rescató durante la invasión de los Octolings en Cromópolis, pero no he vuelto a saber nada de él -le expliqué a Tina.
-Todo esto es muy extraño. Hay cosas que no encajan. Te salvó siendo tú un Inkling, pero ahora parece estar con los malos... Investigaré mientras tú sigues consiguiendo los fragmentos. Nos vemos -se despidió Tina antes de marcharse.
Tal como dijo Tina, todo esto resulta muy extraño. Siento una gran curiosidad por ese Octoling...
ESTÁS LEYENDO
NO TODAS LAS TINTAS SON COMPATIBLES
RomanceCoral es una chica aventurera, pero la monotonía de su ciudad la mantiene lejos de la felicidad. Todo cambia cuando se muda a Cromópolis, un vibrante lugar lleno de color y alegría. Sin embargo, su nuevo hogar pronto se ve amenazado por los Octoling...