Capítulo 9 - La quedada en la cafetería

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No dormí nada en toda la noche. Estuve pensando en todo lo que me ha pasado hasta ahora, especialmente en William. Ahora que lo pienso, no sé mucho de él; aparece y desaparece cuando quiere. Es muy extraño todo lo que me está pasando con él. Hoy, supuestamente, íbamos a hablar y me contaría cómo ha escapado y qué ha hecho. Podría aprovechar para conocerlo mejor.

Justo en ese momento, sonó mi móvil. Me levanté de la cama y lo cogí de mi mesita de noche. Era un número desconocido, pero aun así contesté.

-¿Hola? ¿Quién es?

-Hola, Coral. Soy William. ¿Te parece bien que quedemos en la cafetería que hay cerca de tu casa? Recuerdas que tenemos que hablar sobre ayer, ¿verdad?

-Ah, hola, William. Sí, justo estaba pensando en ello, pero no sabía cómo contactar contigo. ¿Y tú cómo tienes mi número?

-Ahora te cuento todo, no te preocupes. Te espero ahí a las 12:00.

-Vale, ahí estaré.

Desde ese momento, estaba super nerviosa. Solo pensaba en qué pasaría y qué ponerme, ¿para que mentir?. Estaba emocionada, pero no sabía exactamente por qué. Miraba pensativa el armario, pero nada me convencía. Pasaba la ropa desesperada y, al fin, escogí algo que me gustó: una sudadera negra y una falda del mismo color. No quería ir arreglada a una cafetería, así que elegí algo sencillo. Fui por mis llaves y mi mochila de siempre. Eché las llaves y algo de dinero, la colgué en mis hombros y salí por la puerta. Cada vez estaba más nerviosa. En el camino, solo pensaba en qué podría decirme. No podía creer que quedara con él después de todo lo raro que ha pasado. Todavía me parecía increíble.

Me encontraba en la puerta de la cafetería, parada. Respiré hondo y decidí entrar. El chico de cabello azul estaba sentado en una mesa al fondo. Recorrí toda la cafetería hasta llegar a él.

-¡Hola, Coral! ¿Cómo estás?

-Pues bien, ¿y tú?

-Lo mismo digo.

-Oye, ¿qué querías decirme? No he pensado en otra cosa y casi no he podido dormir.

-A ver, primero quiero pedirte perdón por todos estos "cambios de humor". Te habrás dado cuenta de que tenía uno diferente cada vez que me veías. He querido hablar contigo sobre esto desde hace tiempo, pero no ha podido ser. La razón es que los Octolings con los que trabajo no me permiten relacionarme bien con los Inklings. Todos se llevan mal, y a mí me hubiese gustado llevarme bien con ellos, sobre todo contigo.

-¿Conmigo? ¿Por qué?

-No sé, me pareciste buena persona y quería hablar contigo alguna vez.

-Me dijiste que me ibas a contar cómo escapaste de ellos y eso.

-Ah, sí. Pues me dejaron esperando en un sitio y me escapé. No fue nada del otro mundo ni difícil. Quiero encontrar la manera de escapar de ellos para siempre. No me gusta estar trabajando para ellos.

-Entiendo... Te puedo ayudar si quieres. Puedes venir a mi casa y podrás esconderte y estar con alguien.

-Muchas gracias, Coral. Pero no puedo esconderme indefinidamente.

-No, solo hasta que sepamos qué hacer. Podemos hablar con Marina, la de las noticias de Cromópolis. Ella es un Octoling y da las noticias con su mejor amiga, que es una Inkling. Podrá contarnos qué podemos hacer. Y ella es como tú: se lleva bien con los Inklings sin ningún problema.

-Vale, pues mañana podremos ir a preguntar. Muchas gracias por tu ayuda, de verdad.

-No hay de qué. Una pregunta... ¿cómo conseguiste mi número?

-Estuve buscando a Alba para preguntarle si lo tenía y la encontré en la entrada del vestíbulo. Así que se lo pedí. Al principio no me lo quiso dar porque no nos conocíamos de nada. Y cuando me habéis visto, ha sido con los Octolings. Así que comprendía que no me lo quería dar. Pero le dije que había hablado contigo antes y que tenías que hablar conmigo urgentemente. Así que te mandó un mensaje para preguntarte si habías hablado conmigo para saber si era verdad.

-¡Por eso sabía que habíamos hablado!

-Sí, y al final me lo dio.

A partir de ahí, estuvimos hablando sobre nosotros y conociéndonos cada vez más. Nos llevamos muy bien en tan pocas horas. Comenzaba una nueva amistad con un Octoling, aunque sentía que no podía fiarme del todo...

NO TODAS LAS TINTAS SON COMPATIBLESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora