Novio de alquiler (Viktuuri)

Capitulo 7

—Realmente eres como un niño pequeño, Viktor.

—Mhn.

Yuuri quien estaba a su lado, soltó un suspiró mientras salían del edificio donde Viktor tenía sus clases.

—¿Qué llevas en la cajita? —preguntó Viktor de pronto, sin saber si lo correcto o no era tomarle la mano ya que eran bueno, novios.

Yuuri enarcó una ceja, quitando la tapa del envase y revelando unos lindos cupcakes con forma de flores y decorados con distintos tipos de crema.

Viktor humedeció sus labios y extendió una mano, pero Yuuri la manoteó.

—Los vendo, no los regalo —comentó Yuuri sonriendo—. Son 23 dólares.

—¡Pero soy tu novio! —se quejó Viktor.

—Entonces son 60 dólares —replicó Yuuri. 

—¡Oye!

—Dame 1 dólar, Viktor.

Viktor crispó sus hombros cuando apareció Chris de pronto, con esa estúpida sonrisa que ponía hacia Yuuri, pareciendo una maldita rata de alcantarilla.

Estaba pensando seriamente en llamar a control de plagas para que se hicieran cargo de ese pequeño problema.

—¿Qué haces aquí, solecito? —pregunto Yuuri tendiéndole el envase mientras su amigo sacaba los billetes.

—Bueno, aproveché el tiempo libre mientras espero a Pichit para buscar a tu anciano novio y hablar con él —respondió Chris echando sus cupcakes a una bolsa de papel.

Si, definitivamente llamaría para que se deshicieran de esa rata inmunda.

—¿Hablar de qué? —preguntó Yuuri frunciendo el ceño, viéndose totalmente adorable en opinión de Viktor.

—Cosas de gente grande —respondió Chris—, así que anda a darte una vuelta por el estacionamiento, esos cupcakes no se venderán solos. 

Yuuri los miró con una expresión confundida a los dos, pero al ver que Viktor no reclamaba ante las palabras de su amigo, se encogió de hombros y le dijo que lo buscara después en el estacionamiento.

Apenas Yuuri desapareció, Viktor contempló a Chris fríamente.

—¿Entonces?

—No sé a qué estás jugando con Yuuri —dijo Viktor sin rastro de amistad en su rostro—, y estoy seguro de que hay algo que no me está diciendo. Nunca había hablado antes de ti, así que de un día para otro apareciera con alguien que es su novio, me dice que me está ocultando unas cosas —Chris dio un paso tratando de lucir amenazante—. Aún así, no me voy a entrometer en ello. Sin embargo, si le haces daño, si veo a Yuuri llorar por tu culpa, te hará miserable, Viktor Nikiforov, y nadie podrá

—¡Chrisss!

El cara de rata fue interrumpido cuando un chico moreno y delgado, con un atuendo color verde, apareció de pronto lanzándose a los brazos de Chris. El aludido lo tomó de la cintura con clara sorpresa para luego mirarlo con cariño. 

—¿Cómo estás, Pichit? —le preguntó antes de darle un pequeño beso en los labios.

—Ugh, tuve un mal día, dame, amor —se quejó el recién llegado. Unos segundos después, se giró hacia Viktor, mirándolo de pies a cabeza, y humedeció sus labios—. ¿Quién es este chico tan guapo, Chris?

—¿Guapo? —escupió Chris—. No lo puedes encontrar guapo, tiene cara de anciano.

—Habló el cara de rata —soltó Viktor para luego guiñarle el ojo al muchacho de tez morena, haciéndolo soltar una risa baja.

—¡No puedes coquetearle a mi novio! —grito Chris agarrando posesivamente a Pichit por la cintura—. ¡Eres el novio de Yuuri!

—¡¿Yuuri tiene novio?! —chilló Pichit.

—Es una larga historia.

—¿Y quién te golpeó en la cara, bebé? —Pichit le tocó la mejilla herida a Chris.

—Un anciano —respondió Viktor sonriendo burlonamente.

Chris masculló algo por lo bajo.

—Suficiente por hoy, nos vamos —gruñó Chris girándose sin decir otra cosa.

—¡Adiós, señor con cara de grumpy cat! —Se despidió Pichit sin dejar de sonreír para luego chillar cuando, frente a todo el mundo, Chris le dio un agarrón en el culo.

Viktor soltó un suspiro, cansado, y negó con la cabeza tratando de no pensar demasiado las cosas. Suficiente se había complicado su vida esos últimos días para agregarlo otro problema.

Lo único que debía hacer era llevar una convivencia sana con Yuuri, y cuando llegó al estacionamiento y el bonito chico le dio de comer un cupcake, supo que quizás todo sería más agradable de lo que realmente había creído.