Capitulo 3

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El día lunes, Viktor despertó sabiendo que todo lo ocurrido el día anterior fue sólo un mal sueño.

Porque era imposible que su mamá se hubiera dado el tiempo que buscarle un novio a su hijo por una página de Internet con un nombre estúpido y hubiera alquilado a un chico por seis meses.

Su mamá no era una loca de patio, así que todo fue sólo una pesadilla de la que se iba a reír más adelante.

Tenía una clase ahora en la mañana en la universidad donde estudiaba arquitectura, así que ya era momento de levantarse para vivir otro cruel día de esa dura realidad.

Se giró en la cama y pegó un grito al ver un rostro a centímetros del suyo.

Oh no, oh no.

—Buenos días, Viktor—saludo Yuuri encantado.

—¡¿Qué haces en mi habitación, tú maldito cachetes?! —dijo cubriéndose con la sábana.

—Owh ¿Te gustan mis mejillas? —replicó Yuuri sonriendo.

—¡No!

—¿Te gustaría morderlas?

—¿Puedo hacer? ¡No!

—¡Gatito!

—¡Pareces la pendeja de Monster Inc! No me llames así.

—¿Soy tierna como ella? —y Yuuri juntó sus manos llevándolas a sus mejillas, sin dejar de sonreír, y Viktor no pudo evitar pensar en algo sucio que incluía la boca de Yuuri y su entrepierna.

Cálmate...cálmate, estúpido, mantén la cabeza fría.

—¡Fuera de mi cuarto! ¡No te invité a pasar!

—Puedo pasar cuando quiera, ¡somos novios!

—¡No somos novios!

—El contrato que firmó tu mamá dice que lo somos.

—¿¡Qué mierda dice ese contrato?!

—Que debes tratarme bien, darme abrazos y besos, alimentarme y decirme lindura —Yuuri se acercó más y Viktor volvió a gritar.

—¡No pienso decirte lindura!

—¡Pero Viktor!

—¡Fuera antes de que llame a los policías!

—¡¿Qué son todos esos gritos?! —su mamá abrió la puerta de golpe, furiosa y con la sartén en una mano, dispuesta a golpear a todo aquel que estuviera gritando.

—¡Saca a Yuuri de mi cuar...! mamá, con la chancla no ¡mamá!

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Viktor estaba murmurando por lo bajo mientras terminaba de comer su leche con cereal en tanto Yuuri miraba su reflejo en un pequeño espejo de mano que la mamá de su novio le hizo luego de reírse como enfermo al ver a Viktor aturdido por el golpe de la chancla que recibió.

El de cabellos plateados se puso de pie, mirándolo de forma horrible, pero Yuuri sólo le sonrió mientras pestañeaba repetidamente con inocencia. Viktor se limitó a bufar, dejando el bol vacío sobre el lavamanos, agradeciendo que su mamá se hubiera ido minutos atrás a trabajar.

—No sé qué harás ahora —le gruñó a Yuuri.

—¿Sigues enojado conmigo, papi? —Yuuri hizo un puchero y Viktor desvío la vista, sabiendo que observarlo por mucho tiempo lo haría sentir raro.

—No soy un puto ga- espera, ¿Papi? —preguntó Viktor.

—Bueno, ya que eres más gruñón que un gato, pareces más mi papá que mi novio ¿o prefieres que te diga Vitya?

—Bueno, no importa —replicó Viktor—ahora debo de ir a la universidad, así que

—Te acompañaré —dijo Yuuri volviendo a sonreír.

—¿Qué? no —Viktor se cruzó de brazos—no quiero que mis amigos

—Por favor, también tengo clases allí —Yuuri sacó la lengua—no todo mi mundo gira en torno a ser tu novio, Viktor Nikiforov.

Y sin decir más, marcándose como si fuera la reina del lugar, Yuuri salió de la casa sin mirar atrás y dejando a Viktor con una desagradable sensación en el estómago.

Novio de alquiler (Viktuuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora