Guerras

420 45 19
                                    


penúltimo capítulo ♦
.
.
.

— amo! Hay personas viniendo el castillo!— grito wasabi entrando a la habitación.

— y parece una multitud muy enojada— secundó Fred siguiéndolo por detrás.

Pero la bestia ni siquiera los miro, su mirada estaba tan perdida en la ventana que por un momento pensaron que su amo no los había siquiera escuchado, sin embargo..

— si no está con ellos... no me interesa — dijo con una voz tan lastimera y amarga, una que no habían escuchado en mucho tiempo.

— le sucede algo?

— shh tiene el corazón roto — interrumpió wasabi, ambos se miraron compartiendo miradas preocupadas y tristes.

— es verdad... pero que vamos hacer con toda esa gente fuera del castillo?— De pronto un fuerte estruendo se escucho desde afuera, ambos se alarmaron y rápidamente corrieron a la ventana, viendo con temor cómo aquellas personas trataban de entrar

— nos están atacando!!

— déjalos entrar...

— amo..— resonó fred desilusionado por la desición del amo, pero entonces unos suaves golpecitos lo llamaron.

— busquemos a la señora cass

...

Después de un largo rato buscando a la mujer, se toparon con una puerta que para ellos era nostálgica mucho antes del hechizo. La luz debajo de esa puerta los había echo detenerse, si dudar abrieron la puerta encontrando a una desconsolada Honey siendo consolada por Gogo.

— chicas donde está la señora cass!?

— para que la buscan?

De nuevo un fuerte golpe sonó desde afuera

— que es ese sonido?— dijo la señora cass entrando a la habitación

— están atacando al castillo!!

— que!?

— señora cass!

— que es lo que está pasando

— hay una muchedumbre afuera, están tratando de entrar al castillo

— que hacemos!?

— señora!

— no lo sé... Pero no podemos quedarnos así, tenemos que defendernos. Okey chicos, dividan se y traten de reunir a todo el personal del castillo, a todos los quiero en la cocina, vayan vayan rápido

...

Los soldados marcharon en plena nevada, suspiros de sorpresa y alientos cálidos, rodeados de una tranquila pero muerta naturaleza. Era la primera vez que veían algo como eso, pero mayor fue la sorpresa al ver aquellas enormes decoradas con extrañas cabezas doradas, vasto con solo tocarlas para darse cuenta del grosor de las mismas

— aquí. Es aquí mis amigos...

— q-que hacemos ahora capitán?

— derribenlas.- dijo con una mirada sombría

— señor son muy gruesas

— dije derribenlas

Los soldados talaron los árboles más más gruesos que podrían haber encontrado en aquel desolado lugar, y con aquella furia que su capitán había invertido en sus corazones, comenzaron a golpear las puertas con tanta fuerza, que los enormes muros que las sostenían comenzaron a temblar.

El Musico Y La Bestia (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora