«No fue hasta ese momento en el que me di de cuenta cuanto daño le había hecho»
Jeremy.
Una canción de radio sonaba por todo el cuarto de baño, mientras un hombre rubio y atractivo salía desnudo de la ducha, buscando una toalla para poder secarse.
Una vez lo hizo, se colocó la toalla sobre sus caderas y limpió el espejo del baño con la mano, quitando la humedad de este y poder verse en el espejo. Al verse, se encontró con un hombre más maduro que los últimos años, sobre todo cuando conoció a Nika.
Al recordarla, no pudo evitar sentirse de mil maneras con aquella joven que se encontraba justo en el piso de abajo que el suyo. Podía bajar las escaleras y tocar su puerta, estaba solo a escasos metros de él, de su cercanía, pero sabía que las cosas no estaban tan bien entre ellos después de todo lo que ocurrió y, aunque Nika lo escondiera frente a él, podía notarse que no estaba cómoda a su lado. Y él la comprendía.
Jeremy se miró y deseó poder tener el valor de pedirle perdón, de sentarse ha hablar con ella y poder explicarle las cosas desde su punto de vista. Pero no por ello significaba que no hubiese sido un capullo integral con aquella joven, porque lo había sido de la peor manera posible.
Se miró la barba de varios días y se debatió si afeitársela o, por el contrario, seguir con ella. Y al imaginarse a Nika y por como se sonrojaba con él, juraría que quizás le gustaría a esa joven su pequeña barba. Por lo que se decantó con peinarse lo más rápido posible, colocarse un poco de colonia como acostumbraba y vestirse.
Por el camino en su gran ático, no dejaba de preguntarse como se encontraría Nika, ya que hacía más de 2 días que no la veía y se preocupó por ella, imaginándose que estaría sin dormir a consecuencia de su novela. La conocía tan, pero que tan bien, que incluso podría imaginarse que estaría con el escritorio lleno de hojas arrugadas, garabatos y muchas tazas de café cerca de ella.
Negó con la cabeza mientras le preparaba una taza de chocolate antes de ofrecérsela.
Cerró la puerta de su ático y luego bajó las escaleras de su edificio hasta llegar al piso de abajo.
Antes de tocar la puerta, se quedó unos segundos nervioso a sus 32 años por una mujer. Pero no era cualquier mujer... Era la mujer y, aunque le costó mucho tiempo en admitirlo, hacía años que ya sabía el gran error que había cometido aquella noche de acción de gracias.
Tocó 2 veces la puerta y de fondo se escuchó una dulce voz algo cansada y agobiada.
—Está abierta.
Ante la respuesta de la joven, él apretó la mandíbula, cabreado por ello y por saber que dejaba la puerta abierta de su piso. Lejos de que estuviesen solos ellos 2 en aquel inmenso edificio, no podía garantizar que hubiese algún vulgar ladrón y le hiciera daño a ella. Y jamás se lo perdonaría.
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Noches en Portugal [+18] ✔️ (COMPLETA)
Short StoryMónica Roselló, aunque todos la conocen como Nika Roselló, es una escritora de éxito que necesita alejarse de su inoportuna editora para acabar su nueva novela de éxito. Es por ello que se escapa, sin que nadie lo sepa, a Portugal y así pasar esas s...