Prólogo

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En un aula vacía iluminada por el necio sol de la tarde, un muchacho pelirosa de la edad de diecisiete años se encontraba nervioso mientras sostenía un gran oso de color blanco con un divertido moño a cuadros en el cuello, pedía tartamudeando una oportunidad para cuidar el corazón de un castaño que estaba alegremente emocionado por la persona que estaba al frente suyo pidiéndole tal cosa, el rubio había llegado mientras guardaba sus cosas. Emocionado, aceptó antes de que el mismo adolescente con las mejillas sonrojada por la vergüenza se fuera por la puerta, siendo detenido por el abrazo y risita opacada en su espalda, el castaño había aceptado. Desde ese momento Kim Seokjin prometía cuidarlo de todo.

Con diecinueve años entraron a la Universidad, donde tuvieron su primera pelea como pareja, causado por el estrés y sobre esfuerzo emocional que sus carreras les exigían, teniendo el más mínimo tiempo para el otro. Afortunadamente volvieron en vacaciones, sintiéndose unos pequeños niños al no poder entablar un conversación en la pizzería de su primera cita, estaban avergonzados, sin embargo terminaron en casa de Seokjin para reconciliarse.                    
Al cumplir veintitrés años se graduaron finalmente y con honores, comenzando con vivir juntos en un apartamento como indicio al obtener su primer sueldo de una fábrica, un rincón para una joven pareja que comenzaban a ser independientes, el mismo se llenó de sentimientos, desveladas y momentos que serían adorados durante un buen tiempo. Justamente en su aniversario, bajo la triste noche nublada y sin estrellas, el cielo se iluminó con la radiante sonrisa de Kim Namjoon, quién no tenía palabras al momento en que un nervioso azabache le extendía un anillo de compromiso, jurando ahora cuidar su vida.

Hoy en día, con veinticinco y veintiséis años, salían de un orfanato con el corazón hecho pedazos en las manos, las lágrimas recorrían sus rostros para terminar en el suelo como un recordatorio de su rechazo. Nuevamente les habían negado la adopción, ¿porqué si lo tenían todo? la ingenua razón les dolía, a Seokjin especialmente ya que ver a su esposo con una sonrisa cada vez que un pequeño infante paseaba con sus padres, comían en algún restaurante o como ahora, roto en tristeza, el fuerte anhelo de darle amor a un niño comenzaba a desmoronarse. 

"-Cumplen nuestros requisitos, pero el problema... simplemente no pueden, un niño no debería crecer en ese estado"

—Claro, pero si puede crecer pensando que alguien lo llevará, en el caso del orfanato, ¿qué pasa con los Lee? ¡Ellos ni siquiera los cuidan! ¿y los pobres de las calles aguantando hambre? ¡Tampoco deberían! Y nosotros... nosotros somos capaces de darles lo que necesitan pero ellos no...- El pelinegro se recostaba en el volante, sintiéndose herido, el deseaba darle amor, cuidarlo y enseñarle miles de cosas, hacerlo feliz, darle una vida. 

—Oh, tranquilo cariño... seguro que Yuqi será feliz. 

—¿Cómo quieres que me tranquilice? Me duele Seokjin, me duele demasiado.- Murmuró, ahogando su voz en el volante, contando hasta diez para que las lágrimas se fueran y no estropearan su vista —Mejor vámonos a casa, necesito descansar- Dicho esto, introdujo la llave para arrancar y desaparecer en las ruidosas calles de Busan. Todo bajo la mirada lastimera de su esposo, el castaño tragó en seco, pensando en algo más... porque a él también le lastimaba la situación, estaba agotado del claro rechazo que tenían hacia ellos. No era justo para ninguno.

 No era justo para ninguno

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We are Rose et Bleu (Jaune); NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora