capitulo.14 Rojo

93 10 6
                                    


Hace 6 meses atrás.

- Avalón, no pasaran hambre, y nadie morirá de frío, pero para bien o mal ya es tiempo de que recuperamos nuestra autonomía y nuestra libertad, debemos defendemos nosotros mismos de la bestias, liberarnos del yugo de la fortaleza Osa y sus corruptos aliados, si no simplemente seguiremos siendo herramientas desechables para ellos.

Tengo un plan, pero para ello es fundamental su apoyo, mañana a los hombres y mujeres del pueblo se les hará una invitación a formar parte de un ejército invernal, se les promete las siguientes garantías a los elementos que pasen las pruebas.

Primero un salario de tres monedas de plata mensual y un kilo de grano, así mismo se les brindará una casa, en el lamentable caso de su defunción en batalla, su salario pasará a ser una pensión para sus familias, de esa manera jamás estarán desprotegidas.-

Mi corazón latía con fuerza mientras escuchaba las palabras del Lord, su llamado era tan emotivo para todos, que hasta mis hermanos y amigos sucumbían a sus emociones, había jubiló, esperanza y un poco de miedo.

El rostro de todos se había iluminado por el discurso del joven noble frente nuestro.

las promesas y oportunidades que el Lord nos ofrecía eran tan buenas, que las hacían difíciles de creer a primera instancia.

pero el Lord emanaba un aura magnánime, un brillo en su mirada bermejo que no dejaba espacio para la mentira o la duda, era la voz de un verdadero líder, su profundo y poderoso deseo de darle su poder e independencia a su pueblo, a Avalon.

Por primera vez en años surgió una emoción de pertenencia, de patriotismo para con nuestra tierra.

Mis manos empezaron a temblar mientras apretaba mis puños, podía sentir como mi piel agrietada y áspera se calentaba, estaba ansioso, mi respiración se agitaba tras cada palabra, las emociones eran desbordantes
al punto que mis poros empezaban a sudar.

Incluso ocultos bajo los callos por el duro trabajo en el campo podía sentir el humedecer de mi agrietada piel.

Mi cuerpo parecía recordar que podían sudar, pues mis manos como mi frente estaban llenas de un frío líquido, humedad que mi cuerpo claramente desperdiciaba en algo tan absurdo como sudar, aunque honestamente no sé de dónde consiguió mi cuerpo suficiente agua para ello.

Si uno se tomará la molestia de observarme, notaría que todo mi cuerpo era semejante al exterior de una cáscara de fruta vieja.

Cualquier persona se daría cuenta de mi deshidratación, sólo debían ver mis labios agrietados cómo prueba de ello.

Todo aquel esfuerzo de mi cuerpo, solo para denotar lo emocionado y excitado que estaba por la oportunidad de sobrevivir un poco más.

Si alguno de nosotros consiguiera pasar la prueba del reclutamiento para el ejército nos darían una paga, alimentos y casa.

Eso significaba que ninguno de nosotros tendríamos que volver a pasar hambre o frío.

Si yo o alguno de mis amigos lo conseguimos tendríamos un techo para todos, y así los niños que perdieron a sus padres durante el invierno pasado podrían dormir con el estómago lleno y en una casa cálida.

-Maco, Miguel tenemos que tomar está prueba, si queremos sobrevivir un invierno más, tenemos que unirnos al ejército.-

- por supuesto que sí rojo-

"Rojo" -Otra vez ese tonto apodo-

Ese sobrenombre era tan infantil y carente de ingenió, todo por qué era raro ver a alguien con mi tono de cabello en el pueblo, un rojo bermellón.

El conde que lo conquisto todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora