Cansada, se echó una siesta. La pequeña cerró los ojos y pronto se encontró recordando cada instante de su vida con ánimos y lleno de amor. Sonrió. Había momentos en su vida en los que se sintió inmensamente feliz, cuando tenía una confianza absoluta en sí misma. Tal vez en esos momentos no veía la mejor versión de ella, pero sí la más feliz de toda su vida, porque en esos días, aunque podría haber estado llorando, seguía riendo de felicidad y gozo por estar con quienes amaba.
Luego de muchos escenarios, se vio a sí misma y a una chica de cabello rosado. Confusa, se acercó y vio a la chica con un guapo muchacho de lindos cabellos cenizos y dulces ojos rojos, que estaban a punto de llorar de felicidad. Él le pedía la mano, y ella lloró de felicidad, como si estuviera viviendo ese momento. Pero de repente, vio a ese mismo chico engañándola frente a su cara. Con una sonrisa sarcástica, se burló de ella. Ella corrió de la escena, detrás de la señorita que se iba con una prueba de embarazo en la mano. Se vio llorando, aguantando las lágrimas.
Secó sus lágrimas y vio un gran impacto. Se vio a sí misma en un pequeño ataúd. Pasaron por ahí la chica rosada, su supuesto prometido y la persona que la había engañado, todos llorando. Un bebé entre brazos acompañó sus últimos suspiros. ¡Despertó! Qué extraño sueño. Quiso creer que era real, pero aún tenía un mal sabor de boca. Para evitarlo, se aconsejó a sí misma, repitiendo en varias ocasiones: "Ese fue solamente un simple sueño de su extraña realidad". Tal vez se estaba preocupando demasiado por algo que no debía.
Siguió con su rutina diaria. Con sumo cuidado, aplicó jabón sobre su cuerpo y rostro, frotando hasta eliminar toda impureza. Luego abrió la ducha y dejó que el agua se llevara sus preocupaciones. Al terminar, fue a su habitación, escogió su ropa y probó distintos peinados, hasta que finalmente decidió dejar su cabello suelto como siempre y se colocó una dulce sonrisa. Se preparó para ir al colegio. Mañana le contaría a su madre y vería finalmente qué significaba ese sueño. Pobre Ochaco, no sabía que esa sería una parte muy importante que quizás debía conocer si quería ser feliz.
"Y no volver a morir en el intento, dulce niña. Solo vive un poco más y no seas de corazón egoísta", se dijo a sí misma en un susurro, tratando de calmar sus pensamientos mientras se dirigía a clase, con una determinación renovada de enfrentar lo que viniera.
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Lo que la vida me quito || izuocha / bakumina /katsudeku
Short StoryNiños emocionados por descubrir un nuevo mundo, por ver mas allá de las estrellas, pero por andar volando tan alto no se dieron cuenta de la caída que les esperaba. Y cuando lo hicieron ya era tarde Aveces la belleza está en el paisaje y no en la h...