—¿Dejará de doler? ¿Alguna vez lo hará?
—No lo sé, solo sé que eres suficiente. Te lo prometo.«Duele más que te vayas o que te quedes, pero yo me quedé con el miedo latente de que me vuelvas a traicionar.»
Nada es igual. Basta con mirarte para saber que éramos todo, pero ahora, firmando el acta de divorcio, me pregunto de qué sirvió darte mi juventud, mi alma y mi tiempo. ¿Para que todo acabe tan tristemente? Qué horrible fue este desenlace.
Quiero vivir, quiero resurgir, pero hay un pequeño en mi vientre. No dije nada a Mina porque Katsuki y tú prometieron hablar con ella, pero ¿cuándo lo harán? Ya pasaron más de tres meses y nuestro hijo está por nacer. ¿Este es el legado que le dejaremos? ¿Cómo le explicas a un niño la pena y vergüenza que hiciste sentir a su mamá? ¿Cómo verás que éramos tu legado, pero tú lo echaste a perder?
La noticia de nuestra separación se difundió por meses, pero planeo irme por el bien de mi hijo y el mío. Dejé mi cabello crecer, mirando la foto tuya y mía. Qué triste que todo acabara así, Izuku Midoriya. Te creí tierno por llorar; ahora solo lo siento como cobardía. No puedes seguir escondiéndote tras las faldas de tu madre. Sé un hombre y enfrenta tus actos.
Izuku, con lágrimas en los ojos, miró a Ochaco. El dolor y la culpa lo abrumaban, pero sabía que debía enfrentarla. Respiró profundamente, tratando de encontrar las palabras correctas.
—Ochaco, sé que te he fallado de una manera imperdonable —dijo con la voz quebrada—. No hay excusa para lo que hice, y entiendo si nunca puedes perdonarme. Pero quiero que sepas que me arrepiento profundamente. Quiero ser un buen padre para nuestro hijo, aunque sé que nunca podré reparar el daño que te causé.
Ochaco lo miró, sus ojos llenos de tristeza y determinación.
—Izuku, no es solo el daño que me causaste a mí. Es el daño que le has causado a nuestro futuro, a nuestro hijo. Él merece más, merece crecer en un hogar lleno de amor y respeto. No puedo seguir viviendo así, atrapada en el dolor de tu traición. Qué pensaría ,¿Qué volverás a traicionarme ni bien de la espalda?
Izuku asintió, las lágrimas corriendo por sus mejillas.
—Lo entiendo, Ochaco. Haré todo lo posible para apoyarte a ti y a nuestro hijo. No espero que me perdones, pero quiero que sepas que estoy aquí para lo que necesites.
Con el acta de divorcio firmada, Ochaco se preparó para comenzar de nuevo. Su cabello había crecido largo, un símbolo de su nueva vida. Miró la foto de ella e Izuku una última vez antes de guardarla en una caja, junto con todos los recuerdos de su relación.
Decidió mudarse a una nueva ciudad, un lugar donde pudiera criar a su hijo lejos del dolor y la traición. Sabía que sería difícil, pero también sabía que era lo mejor para ambos. En su corazón, aún había amor por Izuku, pero también había una determinación férrea de proteger a su hijo y darle una vida mejor.
Mientras empacaba sus cosas, sintió una mezcla de tristeza y esperanza. Este era el comienzo de una nueva vida, una oportunidad para resurgir de las cenizas de su relación fallida. Sabía que tenía la fuerza para hacerlo, para ser una madre fuerte y valiente para su hijo.
Y así, con el corazón lleno de dolor pero también de esperanza, Ochaco Uraraka comenzó su nuevo viaje, decidida a construir un futuro mejor para ella y su hijo. Un futuro donde podrían sanar y encontrar la felicidad que merecían. Un futuro lejos de papá ,pero lejos de dolor familiar.
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Lo que la vida me quito || izuocha / bakumina /katsudeku
Short StoryNiños emocionados por descubrir un nuevo mundo, por ver mas allá de las estrellas, pero por andar volando tan alto no se dieron cuenta de la caída que les esperaba. Y cuando lo hicieron ya era tarde Aveces la belleza está en el paisaje y no en la h...