-Perdón- dijo Jihoon, ya que yo me había quedado sin voz.
-Oh, no te preocupes, Jihoon- se levantó Jeongwoo del sofá y se acercó-. ¿Ya te vas? - preguntó medio consternado.
-Sí- dijo él.
Me empujó discretamente por la cintura mientras yo me esforzaba por borrar mi rostro afligido. Medio reaccioné. Seguí a Jihoon hasta la puerta y él notó mi reacción.
-Nos vemos luego, chicos- dijo Jihoon, y dijo adiós con la mano a Haruto y Jeongwoo. Entonces se acercó a mí y me plantó un beso tierno en mis labios, de una manera rápida y antes de que se despegara demasiado de mi rostro, me guiñó el ojo.
Me quedé parado allí, analizando lo que Jihoon acaba de hacer, o, mejor dicho, por qué lo había hecho.
-Adiós- musité por fin y luego cerré la puerta tras ver la sonrisa de Jihoon.
Me giré y los ojos inquisidores de Jeongwoo me acusaron emocionados mientras que los de Haruto me miraban como si estuviesen furiosos. Pero eso era imposible ¿no? No puede enojarse tanto por una estúpida rosa. Porque... esa era la razón, ¿no?
Se limitó a intimidarme y cuando lo notó dejó hacerlo y bajó la mirada.
- ¿De qué tanto hablaron tu y Jihoon? ¿Ya son novios? ¿A eso se debe el beso? - preguntó Jeongwoo, la curiosidad que siempre había existido en él ahora me resultaba extrañamente fastidiosa.
-De nada importante, ya sabes- me encogí de hombros- Su tía, la cena- dije divagando un poco- ¿Sabes? Voy a ver si tenemos correspondencia- inventé para poder escapar un rato de aquel incómodo momento.
-Pero...
No dejé que Jeongwoo terminara e interrumpí el sonido de su voz cuando la puerta me colocó del otro lado, suspiré y bajé con lentitud las escaleras, necesitaba un poco de aire fresco. Llegué hasta el último piso y revisé en el cajón marcado con el 312 para ver si teníamos correspondencia, no había nada más que unos cuantos folletos de publicidad sobre cuentas de banco, a lo poco que pude entender. Arrugué los papeles y los hice bolita mal hecha, luego salí del edificio y luego me senté en las escaleras de la entrada en donde deposité las bolitas de papel a un lado, me llevé ambas manos a mis ante brazos, esta noche había decidido teñirse de azul oscuro y un gélido aire. Suspiré, haciendo que el vapor saliera de mi nariz y chocara con el frío.
La puerta se abrió a mis espaldas y antes de que pudiera articular algún pensamiento, su voz me distrajo.
-Necesitamos hablar- me dijo Haruto haciéndome pegar un brinco, su tono era un poco áspero y cuando me giré a mirarlo, se esforzaba en ocultar un rostro medio colérico, pero la máscara no resistía muy bien.
De pronto me asusté. ¿Tan mal se había tomado que yo le haya dado la rosa a Jeongwoo? Le miré con ojos angustiados.
Se sentó a mi lado, allí en el frío cemento de las escaleras desgastadas de la entrada y el contacto con su piel me produjo un tierno calor cuando pegó su brazo y hombro al mío.
- ¿Qué sucede? - pregunté.
- ¿Qué fue eso? - me dijo con el mismo tono de voz.
- ¿Qué fue qué? - esto parecía un juego de palabras.
-Eso, con Jihoon, ¿Por qué te besó?
Me solté a reír de puro nerviosismo, yo pensando que él me daría una buena amonestación por lo de la rosa y, ¿me sale con eso?
-No me besó- dije.
- ¿Entonces cómo le llamas al hecho de que haya pegado sus labios a los tuyos?
- ¿Qué? - reí, pero al parecer a Haruto no le hacía mucha gracias- Jihoon no me besó. Fue sólo un beso de amigos- dije tratando de disimular el que yo creía que era el propósito de aquel acto.
-Pues no parecían amigos- farfulló.
-Haruto, pareces mi padre- dije medio molesto por tener que darle explicaciones y la risa se volvió una línea tensa en mis labios.
Haruto suspiro y decidió mejor cambiar de tema, aunque no de tono de voz.
- ¿Por qué le diste la rosa a Jeongwoo? - preguntó.
-Porque él es tu novio, Haruto- dije, aunque me haya dolido rectificar aquello-. A él es a quien debes darle rosas, osos de peluche o lo que sea.
-Pero yo te la quise dar a ti- insistió.
-Y yo no iba a decirle a Jeongwoo eso ¿o sí? - suspiré-. Haruto, ¿por qué te molestas tanto con las cosas que hago? ¿Por qué te importa que le haya dado la rosa a Jeongwoo he inventado una excusa para salvarnos el pellejo? ¿Por qué te molesta si Jihoon me besa o me lleva un ramo de flores?
Se quedó en silencio un rato, mirando hacia delante con el ceño frunció y sus labios formando una línea.
-No lo sé- musitó-. Tengo que irme- se levantó rápidamente y caminó hasta su Hybrid negra y subiendo a ella condujo hasta desaparecer calle abajo.
Me quedé sentado allí, sin saber qué había ocurrido hace unos minutos; era la clase de desconcierto que hace que te duela la cabeza y sentir cómo si tus pies volaran lejos del planeta Tierra. ¿Por qué Haruto había actuado así? A no ser que... no, claro que no. Es imposible.
Suspiré agobiado, si Haruto había malinterpretado todo, seguro Jeongwoo también y ahora, aunque no tenía ganas de mantener una conversación para mentirle más a Jeongwoo y sonreírle condescendientemente, tenía que pararme enfrente de él y darle el mismo sermón que le di a Haruto, el de "Jihoon y yo sólo somos amigos"
Me levanté desganado y abrí la puerta del edificio, conduciendo mis pies escaleras arriba hasta llegar al tercer piso y al departamento 312. Suspiré de nuevo antes de entrar, rogándole a Dios tan sólo un poco de ayuda, Jeongwoo podía llegar a ser realmente persistente.
Abrí la puerta girando la dorada perilla, y visualicé a Jeongwoo mirando TV desde la cocina; mientras intentaba recalentar en el horno un pedazo de pizza del día jueves.
Cuando me vió entrar se giró hacia mí y me sonrió de gran manera haciéndome ver sus dientes medianos y blancos, tan fuertes como un roble.
Traté de sonreír.
- ¿Por qué la gran sonrisa? ¿La pizza no se te quemó hoy? - bromeé.
-Aish- se quejó como un niño pequeño-. Eso sólo fue una vez y hace ya varios años- dijo y rió dejando escapar el sonido levemente gutural de su risa.
Me tuve que reír también, recordando aquella escena de la pizza quemada en casa de su abuela, cuando teníamos diecisiete años.
-Bueno, no es por eso porque sonrío- me dijo-. Tú tienes algo que contarme- levantó las cejas una y otra vez.
- ¿Cómo qué? - me hice el que no sabía.
-No sé, tú dime, algo que tenga que ver con un chico apuesto, llamado... ¿Jihoon? - tanteó.
Puse los ojos en blanco.
-Jeongwoo, ¿cuándo vas a entender que entre Jihoon y yo sólo hay una bonita amistad? Ya aclaramos el punto y ambos estamos bien siendo amigos.
-Pero yo vi...
-Un beso, ya lo sé- lo interrumpí de nuevo poniendo los ojos en blanco-. Jeongwoo, pero ese no fue un beso en la boca, fue en la mejilla, cerca, pero fue de amigos, nada más- dije mintiéndole un poco... un poco bastante.
Se quedó en silencio como por tres segundos y luego exhaló.
-Eres aburrido- dijo y se giró para ver su pedazo de pizza girar en el plato de vidrio dentro del horno.
-El hecho de que no me guste Jihoon no quiere decir que sea aburrido- me ofendí.
-No, pero desde que llegaste a Venecia, no has salido con ningún chico- me dijo- A menos que...- se giró de nuevo y me miró, la sonrisa volvió a expandirse por su rostro- ¿Te gusta Jaehyuk? - preguntó.
- ¡¿Qué?!
-Pues no sales con más chicos, vas de aquí para allá pero no sin las mismas personas: Jihoon, Jaehyuk, tu amigo el de los Choi e incluso Haruto.
Algo me estrujó el estómago cuando dijo su nombre...
ESTÁS LEYENDO
孤独 ; 𝐌𝐚𝐧𝐮𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨┊ hasahi
RomanceFalso y pérfido eran sinónimos de mi nombre. De todos los papeles que pude protagonizar, era dueño del único que todo el mundo en mi situación, rechazaría. Lo peor era que esta no era una obra de teatro, cuyo objetivo es sólo representar, actuar y...